Creating Destiny · Yoonmin

ᴏᴄhᴏ

Jimin se ríe tanto que tiene que sostenerse el estomago con ambas manos. Yoongi gruñe y busca algo que pueda tirarle encima para que deje de ser tan idiota.

 Todo comenzó por ese tonto programa de televisión. 

"Vamos a ver un programa de cocina" le dijo. "Será divertido inventar algo nuevo" le insistió con voz del que no rompe un plato. Y claro, Yoongi aceptó. Total, siempre dijo que quería estrenar la cocina de todas las formas posibles, pero antes de llegar a ese punto, quería de verdad cocinar. No hundirse en un desastre de ingredientes esparcidos por todos lados, una olla quemada y su novio haciendo el tonto.

— Lo vas a lamentar — le amenaza cogiendo la bandeja para meterla en el horno.

— Lo siento, es que fue muy gracioso.

— Sí, claro, me muero de risa   — Jimin vuelve a partirse de la risa, y el mayor tiene que hacer un esfuerzo para no reírse también porque el hijo de puta además es contagioso.

— Lo siento, Hyung, la próxima vez, en medio de una guerra de comida, cierra la boca para que no te caiga nada adentro.

— Imbécil.

— Que delicada eres, Yoonie   — corre cuando ve que su novio se abalanza sobre él, seguramente para patearle el culo. Entonces la guerra comienza de nuevo. Dan vueltas de un lado a otro esquivando proyectiles tirados con la intención de matar. En algún momento, Yoongi lo atrapa, le da media vuelta y lo inmoviliza contra la encimera.

— ¿A quien le dices "Yoonie" mocoso?— el menor se ríe cuando Yoongi le presiona más contra la encimera y se inclina para hablarle al oído. — Te vas a quedar sin probar mi carne al horno, para que aprendas a comportarte.

— Que duro eres — protesta empujando el culo hacia atrás para rozarse contra su entrepierna.

— Aún no, pero sigue haciendo eso y verás.

—¿Sí? — pregunta con evidente malicia.

—Sí — le asegura Yoongi empujando y restregándose contra él para hacerle sentir como su miembro poco a poco se llena de interés.

— Demuéstramelo, Hyung   — jadea comenzando a estar de verdad excitado — hazlo ahora. — le reta. Yoongi ríe maligno y le baja los vaqueros dejando expuesto su trasero. No tienen lubricante, pero tienen aceite, no están seguros de que tan bueno sea, pero lo que de verdad importa es que cumpla su cometido. Yoongi se impregna un poco los dedos y los introduce en su entrada sin mucho cuidado, haciéndolo gemir con fuerza por la invasión. — Dios, sí.... — Yoongi saca los dedos después de unos minutos  y se lo aplica a lo largo de su dura polla, usa una pierna para abrir la de Jimin y entra — mierda, sí...Hyung   — gime sintiendo como lo abre por completo.

Usa las manos para sostenerse mejor de la encimera y así poder soportar las embestidas que da su novio. Él mismo de vez en cuando empuja hacia atrás buscando más y exigiéndole en silencio ir lo más profundo posible.

El sonido del horno indica que la comida ya está lista pero a ambos les importa muy poco que se queme, en ese momento sólo pueden pensar en como el roce los hace arder de pasión y en lo bien que suena el choque de sus cuerpos llenando el silencio de la cocina.

Jimin se masturba mientras su novio le sujeta de las caderas y le dice lo bien que le hace sentir, lo mucho que adora su cuerpo y como pasaría la vida follándolo en cada rincón de la casa.

Cuando se corren, apenas pueden medio acomodarse la ropa y sostenerse de la encimera para recuperar fuerzas, aunque Jimin tiene cierta dificultad para mantenerse parado.

Un par de minutos después, el pelinegro suspira profundo y sonríe.

— Creo que la carne se ha pasado un poco. — comenta cuando le llega un leve olor a quemado.

— No creo que sea mucho, seguro se puede comer. ¿Y sabes qué? Comer después del sexo es una de las mejores cosas que hay en el mundo. — Yoongi se ríe y le da una palmada en el trasero, lo agarra de la cintura y le da un beso suave.


El lunes en la mañana, cuando llega a la oficina, lo primero que hace es sacar su libreta y tachar dos cosas más de la lista. Entre paréntesis pone que la carne quedó muy rica con ese pequeño sabor a quemado y que su novio/futuro esposo tenía razón. Sexo y comida son una mezcla perfecta.