ᴅᴏs

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-20 de mayo de 2017-

Yoongi se mira al espejo y suspira pesadamente. Decide volver al armario y colocarse la corbata, tiene que mostrar la mejor imagen posible ahora que va a regresar a la oficina después de tanto tiempo. Cuando supone que está lo mejor que puede camina hasta la entrada, toma las llaves y se enfrenta a la luz del día.

Sus movimientos están fríamente calculados para no cometer el error de pensar demasiado y correr el riesgo de romperse de nuevo.

Pasó diez días en casa de su madre, lidiando con sus miles de atenciones que en otro momento le harían sentir de maravilla pero la verdad es que no podía dejar de pensar que no las merecía. Sin embargo, se tragaba las palabras para no lastimarla. Ella tenía razón, no tenía derecho a herir a nadie más con su actitud, tenía que asumir lo sucedido y punto. Echarse a morir sería el camino más fácil y él no tenía derecho a elegirlo.

La mujer le hizo comer tanto durante esos días que parecía que lo estaba engordando para navidad. Eso sin contar con lo controlado que le tenía los horarios de sueño, ni mucho ni poco, justo ocho o máximo nueve horas, lo despertaba y lo obligaba a participar en lo que fuese que se le ocurriera ese día, desde limpiar el desván hasta trotar alrededor del parque con la excusa de que ella necesitaba hacer ejercicio. Cuando nada de eso funcionaba, su hermano mayor y Hoseok, quien pasaba más tiempo en esa casa que en cualquier otro lugar, lo arrastraban hasta el patio trasero para jugar al baloncesto.

Mientras se monta en el coche agradece que por fin es libre para dejar de fingir que todo está bien y que puede salir adelante sin problemas. No es que pretenda llorar por los rincones o algo por el estilo, pero puede asumir sin remordimiento de culpa que su vida es una mierda y que nada de lo que está alrededor le llena lo suficiente.

En el trabajo todo el mundo lo mira con pena. Claro, casi quince días sin ir luego de la muerte de su pareja no hace muy difícil suponer que ha pasado unos momentos de puta pena. Lalisa, su secretaria, le saluda con una sonrisa dulce y le pone en el escritorio su acostumbrado café.

- Te echaba de menos -se atreve a decir. Yoongi y ella siempre se han llevado bien, pero aun así ella no sabe si el nivel de confianza da como para confesar eso, o hacer alguna mención de lo de Jimin. Ver que Yoongi le sonríe de vuelta le alivia un poco.

- Gracias, Lisa -carraspea para aclararse la garganta y se acomoda en su silla- Me pones al día, por favor -es su manera amable de cortar con el posible tema de lo sucedido, no quiere hablarlo con ella, ni con nadie.

- Si, claro -la mujer se sienta frente a él y le comenta los buenos resultados que ha dado la aplicación de su proyecto en esos quince días. Le hace un resumen de los ingresos, la inversión y las reuniones que se han dado durante su ausencia.

Yoongi escucha atentamente y comienza a tomar nota de lo más relevante, confiando en que ella, como siempre, le pasará después el informe detallado.

Vale. No es tan malo eso de regresar al mundo de los vivos, por lo menos allí tiene la oportunidad de pensar en otra cosa que no sea Jimin. Comienza a realizar llamadas, a hacer ajustes en el proyecto y girar las instrucciones para que todo siga saliendo bien.

A mitad de mañana el Presidente Bang Sihyuk le llama para discutir algunos asuntos. Le dice lo contentos que están los inversionistas con el proyecto y el interés que tiene la sucursal en Australia en poder aplicarlo allá también.

- ¿Recuerdas que habíamos hablado de la posibilidad de que fueras a instruirlos y supervisar la aplicación por algún tiempo? -le pregunta su jefe.

Creating Destiny · YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora