8-El valor no es eterno

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Castiel camino hacia la cabaña donde anteriormente había despertado en esa habitación, había querido ayudar a Gabriel pero no sabía cómo hacerlo, el mensajero tenía valor para enfrentar a Miguel pero él estaba en otro grado diferente y no quería arriesgarse a que lo descubrieran, se odiaba a si mismo por ser tan egoísta pero eso no importaría cuando volviera a casa ¿verdad?

Estaba pensando en demasiadas cosas al mismo tiempo pero había un par de cosas que le llamaron la atención, una de ellas era la manera en que Gabriel le dijo que tuviera cuidado de no ser mordido cuando estuvieron en aquel sótano porque podría contagiarse, eso solo podría significar dos cosas, que Gabriel sabe que no es el Castiel que conoce o que sabe que se puede contagiar.

Lo segundo era ¿Por qué nadie busco la manera de liberar a Dios de la jaula donde se metió? Sabía que era imposible de ser abierta pero tal como lo dijo Gabriel "Todo tiene una salida incluso la orden más detallada" Así que había la posibilidad de que existiera una salida aunque fuera pequeña y seguro su padre sabría arreglar el problema porque seguramente su encierro lo causó, pero ¿Quién podría saber algo sobre esa jaula además de Sam?

Eso le hizo recordar al joven profeta, Kevin ¿Estaría vivo en esa realidad? Seguramente también sabría cómo regresarlo a su realidad, pero debía encontrarlo en ese mundo caótico y solo alguien le ayudaría.

Salió de la cabaña, era de noche por lo cual sería sencillo, se escabulló entre los vigilantes para entrar en el bosque en el lugar indicado encontrando al demonio que Lucifer le había indicado.

—Parece que tienes algo que decirle al rey—el demonio se burló tomando el brazo de Castiel—Pues vamos—

***

Debía admitir que tenía miedo de ver al rey del infierno o de ese Sam, odiaba la manera con la que Sam le miraba y aún más odiaba ver a Lucifer, sabía que planeaban algo a sus espaldas y eso solo le incomodaba. Cruzo la gran puerta para verlos al final de la habitación juntos leyendo alguna clase de mapa.

—Castiel ángel del señor ¿Qué tienes para mí?—

—Necesito ver al profeta Kevin—fue directo al punto—Creo que él tiene respuestas que busco—

—Sí quieres ver cómo sacar a Dios de la jaula entonces estas en mal camino, el profeta ya leyó todas las tablas y no encontró nada, buscamos en el libro de los condenados, todo y nada resulto—hablo Sam con ese disgusto característico en su voz.

—Tengo mis razones para verlo—

Lucifer avanzó entre la habitación acercándose con lentitud a Castiel, odiaba el olor del arcángel a carne podrida y los ojos grises, por lo menos no se veía tan mal como Raphael pero igual detestaba aquella enfermedad.

—¿Cómo esta Gabriel?—

Solo pudo recordar todo lo que paso desde que volvió y en los problemas que había metido al arcángel por su propia curiosidad por lo que negó con la cabeza sin poder ver al rey del infierno a los ojos, Lucifer suspiro con cierta tristeza.

—Kevin está en un campamento de humanos dirigido por un cazador, matan a todo lo que se acerque así que ten cuidado, lo más difícil será alejarte del campamento de ángeles pasando entre todos los infectados que son ángeles, le diré a los demonios que no te ataquen y no quedan casi humanos infectados pero igual necesitas algo más fuerte para sobrevivir—

—¿Fuerte? Sé sobre combate—

—No seas iluso Cas—Sam se rio con cierta arrogancia.

—Los Faboan son el doble de fuertes llegando a comparar su fuerza con Gabriel por eso son difíciles de matar y solo podemos matarlos con una espada de arcángel, si vas solo morirás en el camino—

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