Ladybug et Chat Noir

LECN 4- El primer asesinato

Corría más y más rápido. El vestido lo hacía difícil. Aquel hombre con máscara se estaba acercando. ¿Él quería matarla? ¡Pero si ella no tenía nada que ver con su hijo! Luego del extraño interrogatorio, él dijo algo intimidador, y ella se sintió tan asustada que salió de allí y comenzó a correr.
De pronto se vio entre él y un callejón sin salida. Un escalofrío recorrió su espina dorsal, y pensó en su hija. La amaba con toda su vida, pero jamás mataría a un inocente por ella. Creía que era algo horrible, y cuando el hombre llegó a donde ella estaba, descubrió que no tenía miedo de morir, sino que temía por lo que su hija viviría después de ello, temía por su sufrimiento, ya que ellas dos se amaban y eran muy unidas.
Al último momento, el hombre se quitó la máscara al tiempo que sacaba un revólver. La mujer se sorprendió muchísimo al verlo a la cara.
-¿Señor Agreste? ¿Usted hablaba entonces de Adrien cuando decía de su hijo desaparecido?
-Hablaba de él. Estoy muy preocupado por mi hijo, y si para encontrarlo me tengo que valer de vidas ajenas, no tengo problema en hacerlo.
-Por favor, ya le dije que no tengo nada que ver. Mi hija tampoco. No lo ha visto desde la última clase de ciencias. No, no, se lo ruego, ¡Le ruego piedad de mi! Hágalo por mi familia…
Mientras la mujer decía esto, Gabriel se acercaba con su pistola. Por último, dijo:
-No puedo hacerlo, no puedo verte a la cara y matarte…- dejó un segundo la pistola baja, y luego la levantó nuevamente- … así que cerraré los ojos.
Dijo esto último con una sonrisa maldita, y segundos después, disparó.
El cuerpo de Sabine cayó como una piedra, y los perros callejeros ladraron al arma, y a su ruido que todavía resonaba en la oscura calle.
Gabriel Agreste se colocó la máscara violeta oscuro en su rostro, guardó el arma en el bolsillo del pantalón, y se cubrió con la capa negra, desapareciendo así por las calles más oscuras de París.

El cuerpo quedó allí hasta que, horas después, un par de policías que pasaban por esas calles lo encontró. Uno de ellos se descompuso al ver el rostro de aterrorizada de la mujer endurecido por la muerte, y la sangre cayendo a los costados, por las sienes, desde la frente, donde el asesino había disparado.
Pronto hubo un gran revuelo, hombres que se ofrecían para encontrar al asesino, mujeres que chismoseaban por ahí la muerte de Sabine y se lamentaban en susurros entre ellas.
La policía hizo una investigación, pero no encontraron al culpable.

Mientras todo esto ocurría, Marinette Dupain Cheng lloraba todos los días por la muerte de su mamá, pero en secreto, ya que pensaba que debía mostrarse fuerte frente a su padre, para que juntos pudieran salir adelante.

Pero eso, lamentablemente, nunca pudo suceder.

Hola a todosss
Lamento no haberlo subido antes; pronto se viene el 5to, así que ATENTION...

Tengo muchas ideas en mi cabeza, incluso tengo planeada una escena que van a amar...
No vemos!!!

Lunilenchu