VI

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Ya había pasado la semana. Jack, Zach y yo nos habíamos hecho íntimos.

Me habían contado que vivían con tres amigos más -Daniel, Corbyn y Jonah- en una casa en Hawthorne.

Acababa de amanecer y ahora estaba de camino a casa, en el coche de Noah. Voy a recoger mis cosas para ir a vivir al apartamento de mi mejor amigo.

Llegué a casa y no había nadie, mi madre seguía en el viaje de negocios. Quien iba a decir que me iría tan pronto de casa.

Noah me ayudó a empaquetar todo, sólo me llevé lo imprescindible. En dos horas ya estábamos. Subimos al coche y nos fuimos de allí.

Después de casi una hora llegamos al apartamento, estaba en Inglewood, al sur de California.

Al entrar observé todo el piso, el suelo era de parquet, las paredes eran blancas y los muebles   tenían un tono marrón claro. Habían muchos objetos de decoración, entre ellos cuadros y plantas.

Llegué a la que iba a ser mi habitación. Era bastante grande, tenía una cama muy ancha, aunque no llegaba a ser del tamaño de una de matrimonio. Un armario empotrado, un escritorio y al lado un ventanal con una pequeña terraza, se veía todo el pueblo ya que estábamos en la zona alta.

Coloqué mi ropa y mis pertenencias en su correspondiente lugar.  Todavía eran las once, así que me eché una cabezadita.

Mi móvil comenzó a sonar haciendo que me despertara. Era Zach.

-¿Si? -dije con voz adormilada.

-¡Mia! A Jack todavía le quedan un par de días en el hospital y me ha dicho que vaya colocando las cosas en la nueva casa. ¿Qué te parece si nos vemos y me ayudas un poco? -rió.

-¿Tus amigos no están aquí? -Me di cuenta lo borde que había sonado- Quiero decir, que si quiero verte y que me encantaría ayudarte.

-No, mis amigos vienen la semana que viene.

-Ah, vale. Pues ahora nos vemos supongo. Pero hay problema.

-Dime.

-No sé dónde estoy. O sea estoy en el apartamento de mi amigo Noah pero no sé cómo ir a ningún sitio desde aquí.

-No te preocupes por eso, dime dónde estás.

-Estoy en Inglewood, no muy lejos del hospital de Apple Valley.

-Vale, mándame tu ubicación y en una hora estoy allí.

-Claro, hasta luego.

-Adiós. -colgué.

Le pasé mi ubicación y vi que eran las cuatro de la tarde. También vi que tenía un mensaje de Noah diciendo que se había ido con Jess y que no quería despertarme.

Yo aún no había comido así que hice un par de sándwiches vegetales y me fui a duchar.

Me sequé el pelo y me lo dejé al natural. Me puse una camiseta de rayas y unos tejanos y me maquillé un poco.

Todavía quedaban veinte minutos para que Zach llegara. Así que me senté a ver la televisión.

Sería raro estar con él en una casa, solos. Pero bueno, sólo éramos amigos. Mi móvil volvió a sonar, era un mensaje.

"¡Hola! Soy Jack." -inmediatamente una sonrisa escapó de mi boca, aunque no sabía el porqué.

"¡Hola!" -le contesté.

"¿Cómo estás?" -me preguntó.

"Eso te lo tendría que preguntar yo a ti, eres tú quien está ingresado en el hospital por accidente de coche." -le dije.

"Yo estoy bien, aunque algo aburrido ya que Zach se ha ido a colocar cosas en casa."

Justo en ese momento Zach me llamó diciendo que bajara, así que eso hice.

Al bajar allí estaba con un precioso coche blanco, no tenía ni una mancha, y él iba vestido igual de bien que siempre.

-¡Hola! -le abracé- ¿Ya me echas de menos? -reí y él me abrió la puerta del coche.

-No te haces una idea. -murmuró, aunque lo pude escuchar.

Estuvimos hablando sobre mil cosas mientras llegábamos a su casa. En realidad vivíamos cerca, a unos veinte minutos más o menos.

Al llegar y salir del coche noté como la barbilla me llegaba al suelo. Era una casa enorme, y desde fuera se veía preciosa.

-Todas las cosas de Jack y mías están en la entrada, ¿me ayudas? -me miró tierno.

-Por supuesto. -le sonreí y me hice una coleta, vi que no me quitaba el ojo de encima- ¿Tengo monos en la cara? -reí.

-No, no. -soltó una carcajada, su risa era preciosa.

-Por cierto, he hablado con Jack. -me miró asustado- ¿Qué pasa?

-No, nada. ¿Sabe que has venido conmigo?

-No, no le he dicho nada, ¿porqué? -pregunté.

-No, nada. Es solo que no creo que le haga mucha gracia. -dijo cogiendo una caja.

-¿Porqué le iba a importar a él? -repetí su acción.

-No lo sé. - sabía que estaba mintiendo, pero dejé el tema.

Pasamos una hora subiendo cajas mientras él iba colocando las cosas.

-¿Qué te parece si vamos a tomar algo? -me dijo- Hay un Starbucks a cinco minutos de aquí.

-No he traído dinero, Zach. Me han dado vacaciones el en trabajo y todavía no me...

-No seas tonta, yo invito. -me cortó.

-No, no puedo dejar que me invites.

-Te voy a invitar igual, venga vamos. -me cogió suavemente del brazo y me llevó hasta la entrada.

-Eres un cabezón. La próxima vez invito yo. -le dije.

-Ah, ¿qué va a haber próxima vez? -me miró pícaro.

-Oh cállate. -reí.

Al llegar al Starbucks él se pidió un chocolate caliente y yo lo mismo. Nos sentamos en unos bancos de un gran parque.

-¿Te quedas a dormir? -dijo tranquilo a lo que yo le miré raro- Oh venga ya Mia no pienses mal. -los dos reímos- Va, hace una semana que ninguno de los dos duerme en una cama en condiciones.

-Me parece bien pero, ¿y Jack? -me sentí mal- ¿Se va a quedar solo en el hospital?

Zach se levantó, marcó un número en su teléfono y llamó.

-¡Eh Daniel! ¿Puedes venir hoy a pasar la noche con Jack? Tengo que quedarme en la nueva casa. -hizo una pausa- ¡Claro! Si, muchas gracias. -me miró- Arreglado.

Ruin - Jack Avery Donde viven las historias. Descúbrelo ahora