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Cuando nos encontramos por casualidad en la papelería, convenciste a tu madre de irse sola y comenzaste a seguirme.

Durante todo el tiempo que estuve de compras, te tuve a ti y a tu cantarina voz pululando alrededor. En la tienda de ropa señalabas prendas y gritabas que me quedarían geniales, y yo solo intentaba con todas mis fuerzas aparentar que no te conocía, claramente sin ningún resultado. Al momento de volver, me seguiste hasta mi casa, me dijiste que estabas emocionada por nuestra primera salida de amigas.

Realmente llevaba mucho sin escuchar esa palabra, en ese momento para mi era un concepto vacío, un nombre que los hipócritas daban a las relaciones entre ellos.

Pero por alguna razón, antes de entrar en mi casa, palmee tu hombro. No se porque lo hice, creo que solo fue un impulso. En los días siguientes tu sonrisa era mas grande de lo normal. Tal vez, pensándolo bien ahora, creo que esa fue mi manera de decirte gracias, pero en ese momento solo tú lo captaste.

La chica invisible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora