<>K<>

177 21 0
                                    

Ya no podía aguantarlo, siempre me habia gustado la soledad, pero en ese momento necesitaba alguien que me dijera las palabras que tanto quería oír.

Tu eras la unica opción, la única persona que estaba a mi lado en ese momento, así que solo salí de casa y fui a la tuya. Cuando me abriste la puerta te sorprendiste de mi aspecto, seguro que en ese momento parecía una vagabunda; vestida con un pijama, una chaqueta que me quedaba enorme y unas pantuflas rosadas. Por no hablar de mis ojos hinchados, la nariz y las mejillas rojas por el frío y los labios secos. Ni abrí la boca y tu ya me estabas jalando hasta el sofá de tu salón, trajiste pañuelos, chocolate caliente y una enorme manta con la cual nos cubriste a las dos.

Ese día te conté todo, sobre mis padres, como me trataban, pero sobre todo, fue la primera vez que expresé en voz alta como realmente me sentía, la primera vez que admitía mis sentimientos. Me permití llorar, y cuando lo hice no me sentí una persona débil, sentí que la presión sobre mis hombros se aliviaba.

Aquella noche, mientras me abrazabas, dijiste las palabras que tanto necesitaba.

“todo irá bien”

Esa noche me quedé a dormir en tu casa, y a la mañana siguiente tu madre preparó un desayuno especial, ella lo llamó 'desayuno anti tristeza', me sentí bien al ver como juntas intentabais hacerme sentir mejor.

Sentí que tenia un lugar en el mundo al que ir, donde podía ser yo misma.

La chica invisible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora