Introducción

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Sacando lo poco que puedo recordar en esta situación, intentare narrarles un poco de mi vida.

Mi nombre es Pablo, Pablo Sebastian Marrell, vivo en Uruguay, tengo 32 años y soy economista y gerente de una empresa de electrónica, tengo una esposa llamada Natalia que trabaja de maestra y una hija de 4 años llamada Amelia. Bien, lo principal lo recuerdo.

Con "recuerdo" me refiero a que desperté encerrado, en un lugar desconocido y extraño, sin noción del tiempo y sin siquiera saber cómo había llegado. No me considero alguien creyente en la suerte pero ¿Cuántas personas pueden decir que se han encontrado en mi situación?

¿Como carajo llegue yo acá?, ¿Por qué estoy encerrado? y ¿Que es este lugar?

Pero entre los mil y un pensamientos que rebotaban de un lado al en el callejón de mi mente, lo único que quería era empezar mi escape hacia la salida mas cercana. El cuarto en el que me encontraba estaba completamente compuesta de mosaicos blancos, techo, pared y piso, mires donde mires parecía que mirabas al mismo lugar, lo único que resaltaba fuera de aquel color era la puerta gris con una pequeña ventana de acrílico algo opaca que dejaba ver hacia afuera.

Una vez ya espabilado mire a mi alrededor y entre en pánico, pues uno no despierta en una celda blanca todos los días, lo primero que mi miedo y adrenalina llegaron a clavar los ojos fue a la robusta puerta de acero que empezé a patear como un maniático, cosa que fue por obvias razones totalmente en vano, parecía que la puerta se reía de mi, estuve un par de minutos más peleando por mi libertad hasta que finalmente mi improvisado frenesí acabó.

Y aquí es donde la vida me dejo varado en la mitad del mundo, totalmente perdido, sin compañía, ni algún tipo de defensa, solamente a manos de lo que el destino tenga en mente para mi porvenir.

La Prisión De Los SepultadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora