Cálido y Frío

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Narra Elaine






He estado aburrida desde que me casé, Ban no es una mala persona pero mi amor no era correspondido, desde que nos casamos no hemos tenido intimidad, ni siquiera un beso. No me molesto casarme con él, no me molesto que solo fuera por civil, no me molesto que no me hubiese besado ni una sola vez y no me molesto tener una habitación propia, ni siquiera me molesto que aún no tuviese sentimientos por mí.

Hoy era un día como cualquiera, me case con Ban hace ya un año, mi vida de casada es monótona, Ban se va a las ocho treinta de la mañana después de haber desayunado, vuelve al anochecer a las nueve de la noche a cenar después de ello se va a su habitación a dormir o seguir trabajando, no hablamos mucho y me siento vacía con cada día que pasa , es como si Él solo me viese como una sirvienta, mi tiempo con el es demasiado silencioso algunas veces he pensado en divorciarme pero lo amo.

Aunque me trate mal, muchas personas deben creer absurdo un matrimonio así, pero desdé que fuimos a la misma universidad me enamoré irremediablemente e intente enamorarle desde ese momento, no dio resultado pero un día mientras Caminábamos me dijo: "Elaine Casemonos"  yo lo mire asombrada, y acepté sin poner objeciones, más que una torpe e inútil felicidad que no sirvió de nada.

Recuerdo aquello como si hubiese sucedido ayer, ahora como siempre no se que mas hacer por Ban ya que mañana seria su cumpleaños número veintiséis, no sabía que darle si nada de lo que hago le hace feliz, no hablamos y no somos tan cercanos...su anterior cumpleaños no regreso a casa, así que creo que sera inútil pensar en algo.

El sonido de la puerta interrumpió mis pensamientos, caminé hacía la entrada del apartamento y la abrí, al abrir y ver quién era una sonrisa de verdadera felicidad se formo en mi rostro.

—¡Elizabeth! —exclame eufórica al ver a mi gran amiga en el marco de la puerta.

—Tiempo sin verte Elaine —mencionó a modo de saludo, igual que yo con una sonrisa.

—Pasá —Suspire tranquila dejándole paso.

Con un asentimiento ella entró, se quito los zapatos y tomo un par de pantuflas del mostrador, ambas caminamos hacía la pequeña sala y nos sentamos en el sillón.

—No te veo desde tu boda, ¿como esta él? —pregunté con cortesía.

—Bien, de hecho el me trajo aquí, tiene un pequeño cliente al que visitar, yo decidí pasar a verte. Ya sabes acabamos de llegar de la luna de miel.

—Me alegra mucho, se que les ha ido bien —sonreí con sinceridad sabiendo cuan feliz era.

—¿Y tu matrimonio? —pregunto dándole justo en el clavo.

—Ahh...mi matrimonio —suspire agotada de pensar en ello, claro mi mejor amiga lo entendería.

—Lo lamento, por tu comportamiento no va bien, creí que el señor Ban te cuidaría —ella le tenía mucho respeto, el ambiente se volvió tan pesado de repente.

—No es como pensé, pero estoy segura que mejorará —dije restándole importancia.

—Mi esposo me dijo que mañana es el cumpleaños del señor Ban, ¿sabés que harás? —pregunto tan entusiasmada, esto la decepcionaría.

—Si. Pero como el año anterior no vendrá —aprete ligeramente mi vestido.

—Seguramente hará planes con Meliodas, le diré que no acepte, así seguramente vendrá —se acerco y tomo mis manos con un brillo en los ojos.

—¿Harías eso por mi? —ella era realmente una gran amiga, desde que me enamoré de Ban ella estuvo animandome.

—Cuenta con ello

—Te lo agradezco —sonreí esta vez con mucho mas ánimo.

—No es nada, ya me voy. Seguro que Meliodas ya está abajo —se puso de pié tomando su bolso.

—Claro, te veré en otra ocasión y gracias por tu vista

La acompañe a la puerta, deseándole un buen matrimonio, Elizabeth era mi esperanza y estaba segura de que en esta ocasión todo estaría mejor.






Narra Ban


No sabía que mas hacer, ya hace un año me había casado con Elaine, pero no se como tratarla. Cuando  se lo propuse acepto inmediatamente y no se opuso a mis reglas, tal vez aproveché el hecho de que ella me quisiera de forma especial.

Tenía tanto miedo, miedo de que alguien mas la hiciera feliz, miedo de que otro tuviera sus sonrisas. Las cosas no iban nada bien, así que sin estar seguro de que lo sintiera algo especial por ella le propuse casarse conmigo, quizá solo quería que ella siguiera a mi lado, ella es Cálido y yo Frío, muchas veces pensé en el divorcio pero no se como decirle que deberíamos terminarla, ya que lo que fuera que tuviéramos no funcionaba.

Y ahí estaba. El apartamento que compartía con mi esposa, lleno de Calidez por parte de ella y Frialdad por parte mía, no se como tratarla, como hacerla feliz o darle lo que merece, muchas veces pienso que si me separo de ella mi vida no tendría ningún sentido.

Metí las llaves y entre a aquél departamento que había comprado al primer mes de nuestro matrimonio y con el tiempo habíamos llenado, yo trabajaba como Abogado ella se había graduado como enfermera, pero no la dejaba trabajar, quizá era un pájaro enjaulado.

—Ya llegué. —dije sin interés por mis absurdos pensamientos.

—Bienvenido —me recibió con alegría, yo me quite el saco y se lo di en lo que yo me ponía las pantuflas, ví un par fuera por lo que supe que alguien había estado allí.

—Gracias —me moleste, yo trabajaba y alguien había estado con ella.

—La cena esta en la mesa —dijo colgando o más bien tratando de ponerla en el perchero, pero por obvias razones no podía.

—Bien

Mis impulsos y enojó me hicieron una vez mas no ayudarla, simplemente dejar que se las arreglara sola con el bendito perchero grande.

—Buen provecho —me dijo sentándose al otro extremo de la mesa comenzando su cena.

La cena transcurría como siempre hasta que ella habló, —Hoy vino Elizabeth, ya llegó con Meliodas, dice que les va muy bien, me alegro por ellos —mencionó con una sonrisa, haciéndome sentir estúpido.

—Yo también. Ya termine la cena, hasta mañana —me levante sin siquiera terminar dejando casi la mitad de la cena en el plato, ví un cortada en su dedo y eso me hizo aun mas idiota.

"Eres un completo estúpido" Me dije a mi mismo mientras iba a mi habitación, al llegar me bote en la cama, observaba el techo pensando que ella se merecía a alguien mejor, alguien que le ayudará con el perchero, que no desconfiara de ella, que la escuchará.

Con esos pensamientos se me fue la noche, me puse El pijama y me dispuse a dormir.















Mi Pequeña Esposa [BanxElaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora