Especial Meliodas x Elizabeth

719 40 2
                                    







Narra Meliodas

Creí que jamás pasaría, creí que jamás me enamoraría nuevamente me parecía imposible después de Lizbeth.

Mi primer amor creí que sería la primera y la última, la había conocido en la preparatoria, desde aquél entonces yo me había enamorado pero no sabía si ella también me amaba, solo quería estar junto a ella.

Cuando le confese mis sentimientos ella los correspondió, eramos tan felices en aquel entonces ella era muy dulce y siempre me comprendía, hasta que un día me confeso que se había enamorado de alguien más, mi primo Zeldris fue quien me separó de ella o era lo que yo creía. La deje ir solo le dije que fuera feliz aunque no lo fuera yo.

Deje de ser afectivo con las chicas, jure jamás enamorarme nuevamente hasta que ella apareció mi preciosa peli plata de ojos azules, ella era tímida pero dulce yo creí que solo sentía atracción por su cuerpo pues era perfecto pero no era solo eso.

Era más que eso, ella se ponía colorada cuando me hablaba, era muy amable y de ves en cuando me ayudaba con las tareas, era hija del rector de la Universidad Baltra Liones, todos creían que por eso era buena en todo pero se equivocaban.

Un día mediante una carta me confeso lo que sentía, me hizo saber que estaba enamorada de mi claro que le correspondi pues yo también la amaba, pasamos muy Buenos momentos, ella era muy afectiva no le importaba frente a quién, yo me comprometí con su padre pues él creía que yo la haría sufrir claro que tuvo razón.

Lizbeth volvió a la ciudad, estaba con mi primo pero aún así alardeaba que yo había Estado con ella, que solo quería a Elizabeth porque se parecía a ella y jamás la superaría.

Habló tan fuerte que los rumores recorrieron cada unos de los departamentos de la Universidad, todos sabían mi historia con Lizbeth, eso también llegó a oídos de Elizabeth.

Estába apuntó de dejarme, creía que yo no la amaba se creyó todo esos estúpidos rumores.

—Meliodas...yo no soy ella —aquellas palabras me hicieron darme cuenta de mi error.

—¡Por supuesto!  No eres ella, tu eres diferente eres cariñosa, afectuosa, siempre estas conmigo cuando lo necesito, eres muy diferente a ella —grité ese día, pues mi temor a perderla hacia que perdiera los estribos.

—¡Solo estas conmigo porqué te recuerdo a ella! —ese día estaba lloviendo mucho, tanto que las lágrimas que inundaban su rostro se mezclaban con la lluvia.

—¡Eso no es verdad!  Ella me dejó por mi primo, tu no eres ella eres Elizabeth, la mujer que más amo, la chica que supo sacar mi mejor lado la chica que quiero proteger toda mi vida —la desesperación estaba ganándome.

Ella no dijo nada solo se dedicó a llorar, en el año que llevábamos saliendo jamás peleamos por lo que finalizaría nuestra etapa de relación, la quería conmigo para siempre.

Me acerqué, estaba por tomar una de las decisiones más certeras de mi vida, la tome en mis brazos y la apege a mi claro que ella era un poco alta, por lo que se arrodilló mientras me abrazaba.

Era el momento perfecto aunque no tuviera lo más importante, sabía que esto nos haría feliz a ambos, me acerque a su oído y hable con una sonrisa.

—¿Elizabeth Liones, me harías el gran honor de ser mi esposa? —en aquel momento, mientras llovía en nuestra primera discusión lo hice, la uniría a mi vida.

—Lo haces porque quieres a alguien como ella —protestó entre lágrimas eso dolía pero tenia que dejarle en claro que yo solo la amaba a ella.

—Eres la única a la que amaré hasta que muera, tu eres tu y por eso me enamore de ti Elizabeth Liones —la apegue más a mi pecho, casi milagrosamente la lluvia había cesado y como en escena de película el sol nos iluminó, y con una sonrisa sellamos nuestro amor con un beso.

Lizbeth no solo me ayudó a que estuviera seguro de mis sentimientos por mi Elizabeth, me ayudó a pedirle que fuera mi esposa y nos unió aún más que antes,  no habían peleas ni discusiones como en otras relaciones o matrimonios, había confianza y amor mutuo.










Mi Pequeña Esposa [BanxElaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora