Samuel, era un niño de 7 años que vivía con su madre y su padre, un día su abuelo se enferma y tiene que ir a visitarlo ahí encontrará a una niña, y juntos harán una promesa, ellos, mas tarde, tienen que separarse, pero como el destino es caprichoso...
El día siguiente, Maria la sirvienta entro ala habitación de Samuel para despertarlo, cuando el niño comenzó a abrir los ojos ella le deseo "buenos días" y seguidamente salió de su cuarto, Samuel abrio los ojos perezosamente, se fue sentando lentamente en la cama y se estiro, de pronto recordó el viaje, se levantó del tirón se fue corriendo al baño se lavo la cara rápidamente y los dientes, cuando terminó de asearse bajo corriendo las escaleras, para encontrarse a su padre y a su madre hablando de algo, le restó importancia, su padre llevaba puesto unos vaqueros oscuros, una chaqueta vaquera negra con la camiseta a juego, y por último unos botines de cuero marrónes.
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Su madre llevaba una falda de cuadros blanca y negra, con una camiseta blanca de cuello alto calzaba unos tacones no muy altos blancos también
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Sus padres tampoco eran viejos su madre tenía 28 y su padre 31 fueron padres jóvenes, eran muy atractivos su madre por ser doctora sabía cómo mantener una dieta sana y equilibrada tenía un cuerpo envidiable, su padre por ser criminólogo y detective tenia que mantenerse en forma sabía artes marciales, tenía que defenderse, además a pesar del trabajo sus padres rara vez discutían y se notaba que se seguían amando y cuidando, siempre fueron buena pareja se casaron Jovenes pero nada canvio.
Samuel fue corriendo donde su padre y lo abrazó el lo recibió con los brazos abiertos y una gran sonrisa
- ¿As dormido bien campeón? - le pregunto con una sonrisa acariciándole el pelo, su madre los observaba divertida
- Pero bueno me dejaron de lado - dijo su madre con falsa indignación, su marido sonrió y la atrajo hacia el y el niño los rodeo a ambos por la cintura,el menor de repente se desacio del abrazo y miró a su padre con emoción.
- ¿As comprado ya los boletos? - le pregunto muy alegre - ¡di que sí! ¡Di que sí! - le pidió impaciente
- claro... Pero antes de nada ve a desayunar y luego te cambias - le dijo su padre observando el pijama de dinosaurios que el peli-negro llevaba
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