– ¡Melisa!– grite.
– Umm, sí– me miro y bostezo – ¿Qué pasa Lizz?– preguntó somnolienta.
– Sabes que día es hoy, ¿no?– le pregunté con cierto entusismo.
– El día en que deberías dejar dormir tranquila a tu mejor amiga– dijo y otro bostezo se apodero de ella.
– Disculpa, pasa que necesito que alguien me de un consejo o algo por el estilo– le dije exigiendole que me lo diera.
– Ya te dije, es un buen chico..y todo eso– dijo y se acurruco de nuevo entre las frazadas.
– ¡No eso!– le grite. Y le tiré con un almohadón. Reí.
– ¡Ay!, mujer– gritó. Se sentó y me devolvió el almohadón. – ¿Mas complicada no queres ser?– cuestiono.
– Realmente no– digo burlandome y con aire despreocupado.
– Bueno, entonces usa condón y bla bla, maulla como un gato y goza como una perra– dijo refregandose los ojos.
– Gracias, aunque no era eso lo que esperaba de mi amiga enamorada del amor y la vida, eh– le dije. En ese momento se paró y salió directo hacía el baño, atandose el pelo.
– Mira, si no queres tener esa cita con él, decile que no queres, no te sentís segura, excusas al fin y al cabo. Total por lo que te importa el corazón de un buen chico, hacelo Fran y listo. No des mas vueltas al asunto que ya sabes las respuestas–dijo mirandome fijamente. Pude sentir que hablo muy enserio. Y cerró la puerta del baño.
Mientras ella se duchaba, yo aun helada con lo que ella me había dicho, la mente me iba a mil. Podía escarbar y que mi interior se sientiera, así de funesto. Realmente, no sabia lo que me pasaba con él. Por alguna razón ingenua no quería dañarlo. No sabía si era lastima, si me ablando el corazón con sus actitude, de una forma de la cual podría enamorarme o simplemente no era lo que quería en ese momento. Y el último pensamiento, vale mas que las mil palabras mencionadas anteriormente. Supuse, para mi tranquilidad, que no él no era lo que buscaba.
Mi mente comenzó a fluir normalment, hasta que el celular vibro arriba de la mesa. Tenía un mensaje.
Santi
Buenos días, espero que hayas dormido bien.
Y que te sientas mejor que ayer.
Esta noche, espero que podamos cenar. Besos linda. Confirmame. <3
Sentí que mi corazón se oprimía, de una manera tan desagradable, que me dio nauseas. ¿Qué me pasaba?
–¡Es un amor!– exclamó una voz detrás de mi.
– ¡Mel!– gruñi.
– Tranquila, creo que va a hacer el único chico, que quiera una cena, y no se sirva en la cama– dijo sarcastica.
– No me ayuda eso– reclame.
– Bueno, ve a un psicologo. Tal vez te diga lo que ya sabes– dijo mirando para otro lado.
– ¿Que se?– cuestione.
– ¡Por favor Fran!– exclamó con los brazos abiertos.
– Melisa– gruñi nuevamente. Mirandola fijamente.
– Uf, ¿la verdad?– me preguntó.
– Supongo– conteste.
– La verdad, es que te va a decir que eres la tipica mujer deprimida por un viejo amor y bla bla, y que solo buscas en los hombres buen sexo y ahí termino la historia. Luego te dara otra consulta y de ahí te derivara a un terapeuta y así.. – dijo con total tranquilidad y fluidez. Ciertamente, me molesto, pero al fin y al cabo tenía razón. Y si, lo mas seguro es que necesitara terapia.