Mi celular comenzó a sonar, cuando vi era un whatshapp; lo abrí:
00:00 hs
Emiliano: Cuando estés avisame, quiero hablar.
¡Lo que me faltaba!, mi ex buscandome. ¿De qué quiere hablar?, ah, haber, no hay que pensar mucho, es tipico de los hombres el: "Te extraño, me haces falta, sos única" y todas esas cosas bellas que te dicen, y pintan tu mundo de un rosa, que al cabo de una semana, termina siendo gris y confuso. ¡Increible!.
Obviamente, no conteste. Ya sabía lo que me diría, y no tenia ganas de soportarlo. En consecuencia, bloquee el celular nuevamente y me di una vuelta en la cama, e intente dormir. Okey, un intento inútil. El tono de llamada de mi celular, borro todo lo relacionado con "dormir placidamente".
–¿Hola?– contestó.
–Hola– dijo de la otra línea el susudicho.
–¿Qué queres?–pregunte.
–Quiero hablar–contesto.
–Bueno, yo no quiero hacerlo– dije.
–Por favor, Melissa..–dijo Emiliano.
–No te dije, no molestes, mañana trabajo. Chau– dije y corte.
Luego puse en silencio mi celular, y me digne a dormir.
¡Maldita sea!, me dormí, lo que me faltaba. El celular silencio las alarmas y me despertó el sonido del timbre. Salí disparada, era todo muy confuso. Cuando agarre la llave, me acorde de que Lizz venía a buscarme.
–¡Buenos días dormilona!–dijo con dos cafés en la mano, levanto la mirada y comenzó a reir.
–Buenos días, te agradecería que no te burlaras–dije molesta.
–Mmm, pelos revueltos, ojeras..me suena a ¡una noche loca de...!– la interrumpí antes de que lo dijera.–No, Lizz–dije.
–Okey, ¿pero, por qué tenes esa cara?– preguntó dejando los cafés en la mesa.
–Alguien anduvo llamando y tuve que poner el celular en silencio, y no escuche las alarmas–dije tomando un sorbo de café.
–¿Quién era?–preguntó.
–Nadie importante–dije restandole importancia.
–No creo que sea así, dime–imploro Lizz. Esta mujer me iba a matar cualquier día, consigue lo que se le antoja con palabras, o yo sería debil de ser su mejor amiga.
–Emiliano–dije y ella abrió los ojos como platos.–Te dije que no era de importancia–agregue.
–¡Claro que lo es!–exclamó.–Ese hombre, es un hijo..–y la interrumpí. –Solo decía– dijo molesta, porque la interrumpí por segunda vez.
–No digas nada mejor–acote.
El resto del tiempo que ella tomo café y estuvo con su movil, yo me preparé. Ambas teníamos que ir a trabajar, nuestras pequeñas vacaciones finalizaron el domingo; ayer.
Me subí en su auto, el mío estaba en taller. Como los bancos quedaban cerca, ella me alcanzaba. Nos despedimos e inicio la jornada laboral. Mientras el reloj marcaba las 12:30 del mediodía, era hora de mi descanso. Fui al lugar donde todos comíamos o tomabamos algo, y saqué mi celular, la verdad es que lo ponía en silencio, y en ese lapso de tiempo, leí todos los mensajes, si es que tenía. Y tenía unos mensajes, lamentablemente, de la persona que menos quería ver en la faz de la tierra. ¡Bravo!, saco la lotería de mi malhumor.
Antes de que pudiera contestar, me entró una llamada. ¡Oh, doble cartón lleno!
–¿Qué?–dije cortante.