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— ¿me puedes bajar de una maldita vez? — pregunté seria ya que estábamos en el salón de mi casa y aún no me bajaba de su hombro. Caminó hacia el sofá sin decir una palabra para después dejarme caer en aquel mueble con delicadeza — bien, ¿por que estas aquí? — lo miré expectante, pero no tuvo reacción alguna, solo me miraba fijamente sin expresión — ¿estas bien? — hablé confundida hasta que sentí como mi ritmo cardiaco se empezó a acelerar cuando puso su mano justo al lado de mi cadera, dejando caer todo su peso en el Sofá y acercarse a mi. No me moví nada, ya que no sabía que hacer, cuando estaba cerca de mi rostro solo esbozo una sonrisa dejandome de nuevo confusa.

— ¿como puede ser que seas igual de fea después de tantos años? — al escucharlo lo empujé haciendo que se separará de mi y le di en la cara con un cojín. Era obvio que solo bromeaba, pero me molestó que me pusiera nerviosa solo para decirme eso.

— callate — dije molesta, me crucé de brazos mirando al suelo formando una línea con mis cejas, hasta que siento como deja un pequeño beso en mi mejilla, lo que provocó que me pusiera roja y tapará mi rostro con las manos.

— cariño, ¿no me digas que te pongo nerviosa? — su tono fue arrogante a la vez que burlón, odiaba cuando hacía eso.

— te he dicho que te calles.

— estoy aquí para visitar a mi familia, me quedaré un mes que tengo de vacaciones — por alguna razón, tenía la esperanza de que se volvería a quedar para vivir, me sentí vacía cuando mencionó que solo sería un mes y no entiendo por que. Había estado quince años sin verlo y ahora me dolia un mes.

— ¿entonces te irás dentro de un mes y te tendré que esperar medio siglo más para que vuelvas? — hablé sarcástica mientras me tumbaba en sus piernas, cosa que siempre hacía de pequeña y el me tocaba el cabello cosa que también lo hacía antes.

— puede... — susurró no muy seguro pero me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿por que me miras así? — agrandó más su sonrisa cuadrada antes de hablar de nuevo en susurro.

— por nada — dijo restándole importancia y evadiendome, pero como soy muy curiosa tenía que saber que era lo que pensaba.

— vamos, dilo — llevé mis manos a sus mejillas con una sonrisa y las empezé a apretar con fuerza.

— no — dijo serio.

— vamos — apreté mas sus mejillas escuchando sus quejas, me encantaba hacer eso desde pequeña.

— ¡que no! — solté sus mejillas a la vez que quité mi cabeza de sus piernas. Me senté a su lado y lo miré haciendo un puchero.

— sabes que no lo vas a conseguir, olvidalo es una tontería.

— si no me lo dices te sacaré de mi casa y no te hablaré jamás — al decir eso solo se rio suave mirando al suelo, después levantó la vista de nuevo con su típica sonrisa burlona.

— no eres capaz... — me encogí de hombro para levantarme y quedar frente a el, me miraba confuso hasta que le hice una seña para que se levantara. Cuando lo hizo lo empujé de los hombros hacia la puerta — ¡vale, vale te lo digo! —con una sonrisa victoriosa caminé de nuevo hacia el mueble dando unos suaves golpes en este para que tomará asiento, me miró dudoso por unos segundos pero tomó asiento.

— y bien... Dime — dije apoyando mi codo en el respaldo del viejo sofá, y con mi mano en el mentón esperando su respuesta.

— me acordé de nuestra despedida — al escucharlo decir aquello tan vergonzoso no pude evitar soltar una risa. El de cabellos plateados me miro serio y detenidamente.

Mi Último Recuerdo {taehyung y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora