III

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jisung se siente confundido y cansado, el peso en su pecho es un peso constante, a veces es más fuerte, otras es más suave, pero está ahí. está en su habitación pensando en minho, se siente asustado y pequeño ante él, quisiera saber por qué lo siguió, por qué comió ahí, ¿se tratará de una broma? las preguntas no cesan. conoce a los de su salón, sabe cuáles chicos son amables y cuáles no, si cualquiera de ellos un día almuerza con él, sabría sus intenciones, sin embargo minho es nuevo, no tiene algo donde agarrarse. se encuentra flotando en un mar de pensamientos sin tener idea de algo.

al día siguiente no está seguro si ir detrás de las gradas o esconderse en otro lugar. no sabe si minho estará allí o no, no sabe nada y la incertidumbre lo está matando. de todos modos cuando es la hora del almuerzo, se dirige ahí, porque ciertamente es su lugar, si minho aparece otra vez es él quién tiene que irse ¿verdad? jisung se intenta convencer sí mismo.

cuando llega allí a pasos lentos y temblorosos lo ve sentando, nuevamente, sobre el pasto sin poner nada abajo, se arruinará el pantalón, otra vez. cuando minho escucha sus pasos levanta la cabeza y le sonríe, era una sonrisa incómoda y forzada. se quedan unos segundos así mirándose, jisung sin saber qué hacer y con respecto a minho no está seguro.

—siéntate —le indica.

jisung le hace caso, primero saca su almuerzo y luego se sienta sobre su mochila.

—mira —empieza minho—. puedo notar que no me quieres aquí porque me miras raro y no me hablas, pero ya te dije que no sé a dónde más ir. te prometo que no soy molesto, soy bastante divertido y agradable. para ser honesto y no lo digo para convencerte, realmente soy una buena compañía, siempre me lo dicen.

este chico es increíble, piensa jisung, es un idiota egocéntrico.

minho lo mira esperando una respuesta, la sonrisa forzada seguía ahí, su mirada era algo desesperada y triste, luego de un rato se cansa y vuelve a su comida, así que a jisung no le queda de otra que hacer lo mismo. de a ratos jisung lo mira y no puede soportar los hombros caídos de minho, no puede ver su rostro en la posición que ambos están, pero de igual forma siente pena por él, pero no está listo para hacer algo al respecto, no cuando no sabe nada de él y cuando aún hay posibilidad de que todo sea una broma. así que se fuerza a sí mismo a ya no mirarlo y seguir comiendo.

el siguiente día fue más díficil, cuando llegó, minho nuevamente le sonríe incomodo y forzado, sólo que esta vez tiene un chocolate en la mano, el cual le extiende. jisung, inseguro, lo toma con extremo cuidado de que sus dedos no se toquen y le da las gracias.

—siéntate —le indica al ver que jisung no se movía. lentamente, lo hace.

jisung podía notar lo inquieto que está minho, lo ve jugar con sus manos y morderse los dedos, no deja sus manos quietas por un segundo durante todo el recreo. por mucho que jisung odie esta situación de compartir el espacio con alguien más, notó que para minho también es díficil.

la campana suena y minho antes de irse lo mira fijamente.

—estamos solos—le dice— ¿no te vuelve loco?

—no —responde lentamente y nervioso.

—a mi sí.

minho lo mira por unos segundos más antes de girarse, jisung lo ve irse con las palabras atoradas en la garganta ardiendo.

cuando llega a casa su mente no deja de repetir la imagen de minho sosteniendo un chocolate para él, en minho diciéndole que le vuelve loco estar solo y en minho simplemente mirándolo, algo nuevo se instala en su pecho. esa noche jisung no duerme.

por la mañana se siente más cansado de lo habitual, todo de él pesa. sus ojos arden del sueño, su cabeza duele. no quiere seguir pensando, no quiere hacer algo, sólo quiere apagar su cerebro y dormir. se despide de su madre cuando baja a la cocina, le pregunta si tomará destino, pero jisung no está de humor para desayuno hoy así que sale de la casa. se dirige al parque más cerca porque no está seguro si sus piernas soportarán caminar un poco más, no va a la escuela porque es demasiado. sin saber cómo, se durmió en la banca.

se despierta porque el sol le pega directo a la cara, se limpia con la manga del polerón la mejilla con restos de saliva. cuando llegó el parque estaba vacío, pero ahora está lleno de niños, de parejas felices dando vuelta, riendo, jugando, de personas paseando a sus mascotas. todo se siente tan vivo que duele. jisung ve la hora y se da cuenta que ya debió llegar a casa hace media hora. se levanta de la banca y camina arrastrando los pies. hoy es un día miserable en donde desea que el mundo se detenga por un momento porque no está seguro si puede seguir, al menos es viernes, mañana no tendrá que lidiar con la escuela.

together ➵ minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora