IV

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todo el fin de semana de jisung se la pasó pensando en que no quiere que sea lunes, cada hora que pasa, es cada hora que duele, es una especie de cuenta regresiva tortuosa. se pregunta si está exagerando —siempre se lo está preguntando—  porque no es capaz de identificar las veces que no tiene el control de su mente o de él mismo. se pregunta cuál es la diferencia entre su mente y sí mismo, si la mente que no puede controlar es él, entonces, ¿él sería él?

durante toda su vida le han dicho que simplemente no se preocupe demasiado, como si las precauciones fueran un botón de su mente que puede apagar y prender a su gusto, pero las preocupaciones son como un virus, te invaden y te enferman. así que se encuentra de camino a la escuela, un lunes demasiado soleado, odiando a su mente, que aún no está seguro si su mente es él mismo, pero de lo que sí está seguro es que también se odia a sí mismo.

jisung de por sí suda demasiado, los nervios a flor de piel, pero no ayuda en absoluto que siempre esté tan malditamente caluroso, tampoco ayuda que odia sus brazos flacos que parecen un fideo —como le dijo una vez su padre—, que tiene que cubrirlos, haciendo que sude por los nervios, por el calor y por el polerón que no se quita. se siente sofocado en la sala de clases, mira al techo y ve el ventilador roto. lo recuerda, sus compañeros colgaron mochilas en las alas, no soportó el peso y se dañó. se pregunta cómo es posible que absolutamente todo esté en su contra.

pero pasa, todo siempre pasa y todo siempre avanza y lo odia, no sabe qué es lo que odia exactamente, pero lo hace. el almuerzo llega, su mochila cuelga en su espalda, sus manos sosteniendo ambas cuerdas a los costados, intentando evitar el temblor de sus manos. llega a las gradas con dificultad, minho por fin se sienta bajo la mochila, algo dentro de él se siente cálido por un segundo, verlo desde arriba, con su sonrisa de idiota más forzada que nunca, con el sol pegando en sus ojos y su mano derecha haciendo de sombrilla. si no hubiera estado terriblemente ansioso, hubiera dejado salir una risa, o una sonrisa al menos, cariñosa.

la cara de minho no tarda en cambiar, luce algo confundido. jisung se siente algo expuesto con minho mirándolo así, avanza algo tembloroso hacia él, tirando su mochila y sentado sobre ella.

minho no deja de mirarlo, parece algo asustado, jisung cada vez se pone más nervioso.

—jisung, ¿qué pasa? —le pregunta un alterado.

jisung cae en cuenta de lo mucho que su cuerpo tiembla, pone ambas manos frente a él y no puede controlarlo. siente la mirada se minho en él que va de sus manos a su rostro, jisung lo mira y puede ver su preocupación. se acerca algo dudoso, sostiene sus manos, y es lo peor que pudo hacer, porque jisung está entrando en pánico aún más. tener el rostro de minho a pocos centimetros de él y sus manos sobre las suyas vuelve todo más difícil y borroso, es como si minho consumiera cada parte de él y lo está asfixiando.

—por favor dime que pasa —le ruega—. dime que tengo que hacer.

minho está siendo invasivo en su intento de ayudar, masajea sus manos con sus pulgares, a veces toca sus hombros, diciéndole "respira, respira, respira" a este punto no sabe quién de los dos está más alterado. quiere gritarle que se calle, que está intentando respirar y que es un idiota, otra parte quiere hundirse en él, quiere consuelo, pero jisung no hace ninguna de las dos.

con el tiempo la respiración de jisung de a poco se va regulando, así que de a poco minho también se va calmando, pero sus manos siguen sobre jisung y jisung siente que no solo el aire está quemando dentro de él en cada respiro, también siente que se está quemando por fuera, con el tacto de minho tan presente.

cuando todo pasó, minho por primera vez desde que lo conoce, permanece en silencio. la campana suena, ninguno de los se mueve. minho se aleja un poco y, aunque a jisung le estaba volviendo loco el contacto físico, lo quiere de vuelta, el fantasma de sus manos sobre las suyas quema también.

—lo siento —se disculpa jisung—. no sé que me pasó.

—no pasa nada, está bien, ya estás bien —se apresura en responder—. para ser sincero estaba asustado de que algo te sucediera y luego me culpen a mí, pero también estaba preocupado por ti, no creas que soy tan idiota o egocéntrico. aunque siempre me dicen que soy egocéntrico, sin embargo yo sé que puedo preocuparme por mí y por el resto al mismo tiempo y a la misma intensidad, como ahora. lo bueno es que estás bien.

jisung mentiría si dijera que está sorprendido de la mierda de minho, pero realmente no le sorprende lo idiota que puede llegar a ser, a este punto hasta es entrañable. suspira y se ríe, minho lo mira confundido porque por supuesto que minho habla en serio.

—¿qué es tan divertido? ¿acaso eso era una broma y estabas fingiendo? eso es algo muy cruel de tu parte porque realmente, realmente estaba preocupado.

es increíble, piensa jisung mientras ríe más fuerte.

—no era una broma —le responde luego de un rato y es el turno de minho de reír.

jisung nunca pensó que luego de tener un ataque de pánico se encontraría de esa manera —aún el peso en su pecho no se ha ido por completo—, pero está mucho más relajado. minho es el más grande idiota menos idiota que ha conocido. soltando todo lo que piensa, sin siquiera pensar en sus palabras, pero es tan sincero y no tiene mala intención alguna. no sabe si es posible ser tan idiota y no serlo, al mismo tiempo.

—estamos solos —le dice jisung luego de un largo rato de silencio.

minho lo mira tan intenso que se está poniendo nervioso otra vez, siente su corazón golpeando fuerte. no dicen algo más, se despiden con una mirada cargada de sentimientos y se van.

together ➵ minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora