los días pasan y jisung no puede decir que se siente cada vez más cómodo con minho, no hay nada cómodo en la esponteidad, en lecturas de señales y en el control que no tiene. le gusta pensar que ambos se complementan, pero es estúpido, no hay algo complementario en una persona que quiere arrancarse la piel cada que se ve obligado a hablar, con otra persona que no puede estar callado. no hay nada más solitario como quien no quiere ser escuchado.
la mirada de minho sobre él, siente el miedo en su mirada, ve el corazón en su mano y la desesperación en la comisura de los labios. ruega ser salvado, ruega no estar solo. su cuerpo grita lo que minho no está listo de admitir.
las manos de minho caen en sus costados rozando la rodilla de jisung cuando el caluroso sol de verano se estaba apagando. se encoje con la brisa y con su tacto.
—y yo tenía este cachorrito y sentía que era mío, ya lo amaba ¡pero era de la vecina! me querían demandar por robo y ¡tenía 6 años!
jisung se da cuenta que no estaba escuchando, su tacto es ensordecedor.
—¡jisung! —se queja con un puchero—. no me estás escuchando, te pregunté si tienes mascota —se cruza de brazos de forma caricaturesca, en la opinión de jisung se ve ridículo.
—no tengo —se limita a responder.
—¡eres un idiota han jisung!- le grita dramáticamente y se tira sobre él
jisung no sabe qué hacer, sabe que están en una especie de juego, pero la cara de minho está tan cerca de la de él que es doblemente difícil de pensar. su sonrisa juguetona y sus ojos que siguen rogando ser salvado. en una esquina de la cabeza de jisung permanece la pregunta no formulada, forzada a esconderse: qué haces aquí, de quién te escondes, por qué estás solo.
.
el otoño llegó con minho y sus ridículas bufandas coloridas, con el césped demasiado húmedo como para sentarse y con tintas rojas en la piel. buscan otro lugar para esconderse, uno cerrado pide minho entre risas ingenuas. terminan en las canchas techadas, en el lugar menos transcurrido de allí.
—no quiero entrar a clases —dice minho aburrido.
jisung continúa guardando sus cosas, una nueva pregunta se instaló en su mente, si minho y él eran una especie de amigos, por qué nunca llegan a clases juntos, por qué no hablan en público.
—no quiero entrar —repite.
—ya te escuché.
—se me ocurrió una idea, no entremos.
—no-
—antes de que digas algo, tengo todo planeado, llevo mirando la reja de al lado todo este rato y se ve fácil de saltar, podríamos ir a un parque que está cerca, nos quedamos allí hasta que sea la hora de salida.
jisung evalúa la situación, no le importa no entrar, no le importa ser atrapado, sólo le asusta estar en un espacio nuevo con minho.
—vamossss —pide alargando las palabras—. será divertido, lo prometo.
—podemos quedarnos aquí.
—no, porque quiero hacer algo que aquí no puedo.
—¿qué quieres hacer?
—vamos.
le gustaría tener la seguridad que minho tiene cuando se para y camina directo a la reja, se voltea y lo mira expectante, sabiendo que jisung lo seguirá, ni siquiera él mismo está tan seguro de lo que hará ni mucho menos de qué quiere hacer. minho voltea los ojos y salta la reja, jisung corre para alcanzarlo.
—eres un idiota.
—wow —dice minho entre la sonrisa más genuina que le ha visto hasta el momento—. y eso por qué.
—porque eres un idiota.
—deja de coquetear conmigo.
y minho ríe y corre. jisung salta con dificultad la reja y corre lo más rápido detrás. la risa de minho es un abrazo a su alma, no recuerda otro momento en que la risa de alguien le provoque lo que sea que le hace sentir. su corazón late fuerte, a este punto no sabe por qué, los nervios, el correr, su risa, quizá son todas.
cuando se detienen salta sobre él y puede ver lo importante que es para minho el contacto físico, sigue siendo algo incómodo para él, pero se deja medio abrazar. su cara está roja, se ve chistoso.
se sientan en las bancas y minho saca una cajetilla de cigarros, le ofrece y jisung niega con la cabeza, minho se encoje de hombros y lo enciende. lo mira fumar, sus dedos, sus labios, el humo, su nariz roja. se quedan en silencio hasta que minho terminó de fumar, lo apagó y lo miró.
—estamos solos, jisung. estamos solos, pero juntos.
jisung sonrió cuando el cielo naranja estaba sobre ellos, cuando olía a cigarro y cuando los ojos de minho brillan en algo que es más que un ruego a ser salvado. jisung sonrió cuando la calidez invadió su pecho y cuando, por primera vez, su corazón no late en armonía con su ansiedad.
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together ➵ minsung
Fanfictionminho y jisung están solos, pero juntos. [minúsculas intencionadas]