PROLOGO

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Consejo

Hace mucho durante uno de los veranos que visitamos a mi abuela ella me dijo que la vida es un camino lleno de espinas y que cada uno debía forjar su propia armadura, algunos hacían espadas y otros escudos. En algún momento debíamos enfrentarlas porque su propósito no era matarte, era herir hasta lo más profundo. Recuerdo que hacía calor ese día y ella, mientras me contaba eso, acomodaba unas rosas de su jardín, yo tenía una pelota en la mano, me dijo que no lo olvidara y asentí.

Lo olvide.

Y cuando menos lo esperaba, las espinas me estamparon de lleno.

Entre espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora