CAPÍTULO SEIS

5 1 0
                                        

La verdad: segunda parte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La verdad: segunda parte

Desperté suavemente, no recuerdo la última vez que dormí así de bien, me di vuelta y sonreí, Sean estaba en apoyando en la puerta viéndome fijamente entonces todo volvió, el acercándose demasiado, yo asustada el me tocó y yo grite.

Mire sus ojos y vi dolor en ellos, impotencia y entonces lo supe: Sean sabia todo.

Trague duro y llene de aire mis pulmones, había llegado el momento. Algo dentro de mi me decía que estaba lista y confíe en esa parte.

- Lo sabes.- afirme. El se acercó a paso firme con los ojos rojos

- ¿Por qué me dejaste tratarte así? ¿Por qué no me llamaste? Hubiera vuelto sin pensarlo. Ali lo hubiera dejado todo por enfrentar esto contigo ¿por qué me excluiste?

Su voz sonaba ronca por el llanto. Podía haber evitado esto quizás pero se que le hubiera dolido de todas formas, eramos demaciado unidos apesar de todo lo que paso.

-No quería que me vieras diferente, no quería que lloraras por mi culpa. Yo amo verte feliz.- trate de sonreirle

-Como podría ser feliz cuando tu...- me miro con dolor. El tampoco podía decirlo éramos demasiado parecidos.

-Si llame, pero me dijeron que estabas ocupado y luego ya... lo pensé mejor y... tu trabajaste mucho por llegar a donde estas, no podía llegar de la nada y arruinarlo todo.

-Te hice una promesa y falle a ella. Te falle.- bajo la mirada.

Se estaba culpando por algo sobre lo que no tenía poder.

Igual que yo.

-No, claro que no. Estabas disfrutando tu sueño... estas disfrutando tu sueño, yo... estoy mejor- intente sonar lo más sincera posible

- Me odiaste- afirmó negando.

- Odie a todos, se que suena feo pero no puedo explicar bien el sentimiento no soportaba a la gente, ellos me veían con lastima, con... tristeza. No volví a ver a Leo, ni a mi papá ni a casi nadie... me mantuve en mi apartamento pensando... Trate de hacer muchas cosas feas, pero no me arrepiento de ninguna- el fruncio el seño- todos mis intentos por terminar sólo me hicieron ver que no soy yo la que decide cuando acaba todo, hay motivos por los que estoy acá, de a poco voy entendiendo muchas cosas, me gusta la persona que quiero llegar a ser y lucho día a día por llegar a ser la mujer que sé que puedo ser. Lo que pasé... me marcó a fuego, aun hay cosas que tengo que arreglar en mí, sigo llena de miedos pero se que lo voy a lograr, Sean y... de verdad me gustaría mucho que... - que te quedes conmigo

Eres una egoísta.

- ¿Qué?..- me apuro el. Sabía que el haría lo que sea que le pidiera pero no podía mantenerlo conmigo.

- Que no renunciaras a lo que quieres por mi.- esa frase dolia más de lo que creí. Pero no podía hacer lo que mi corazón pedía. Hace mucho deje se actuar por latidos.

-No quieres eso- aseguró

-Claro que si- mi voz sono firme y la acompañe con una sonrisa para hacerla lo más real posible

Yo no podía ser egoísta con el. Más alla de todo el estaba conmigo así no lo viera. Tenía que lograr sus metas y yo las mías tratar de parar el tiempo para vivir un cuento de hadas era absurdo yo no daba la talla y el era demasiado príncipe. Siempre lo supe y ahora lo veía más claro que nunca.

- Sé que no. ¿Qué es lo que realmente quieres Alia?- suspiro

- Seguir adelante, es lo único que quiero, que dejen de verme como la chica abusada y vuelvan a verme como Ali.-pedi y sentí una lágrima caer

Nos quedamos mirándonos como si las palabras sobraran. No tenía que cuidar mis palabras estaba con mi mejor amigo.

-Yo cambié. Ya no soy más esa jovencita que creía que lo malo sólo pasaba en otros lugares. No voy a mentirte he intentado entender ¿por qué una persona haría algo así?... y no encuentro un porqué razonable, lo que si sé es que no puedo pretender volver a ser la de antes. No soy más esa niña y tampoco soy la chica que abusaron...

- Quién eres?- preguntó sabiendo que mi respuesta lo haría sentir orgulloso.

Me conocía.

Llene mis pulmones de aire, sentí como si después de mucho tiempo finalmente pudiera volver a respirar.

- No puedo pretender sanar como otras personas que pasaron por circunstancias similares, sólo se sanar a mi ritmo y... creo que enfocarme en mis estudios, salir con los chicos a distraerme, trabajar, dibujar, incluso.. pasar tiempo con un pueblerino que dice ser actor son mi manera de sanar.- dije sonriendo

- Se que fue difícil para ti... aún así estas tan determinada a no dejar que esto te sobrepase- habló orgulloso y sonrió-

- En un momento lo hizo, hubo veces en las que no sentía nada y eso me aterraba como no tienes idea, Sean- confesé recordando esas veces que ni siquiera podía abrir los ojos y lloraba igual, de alguna manera las lágrimas se abrían paso entre mis parpados sellados.

Me ahogaba pero no quería rescatarme teniendo las herramientas para ello

-Pero lo lograste... estas fuerte

-si pero no porque fui valiente, fue porque me permití sentir

- Ali...

- Todo. Cuando paso yo... hice un corto circuito conmigo misma hasta que él... hasta...- el asintió comprendiendo que me refería a lo que me paso- Cuando terminó no sentía nada. Me tomo meses poder sentir algo y lo primero fue angustia. Quería sacar la sensación de sus manos sobre mi, no soportaba ver mi cuerpo lleno de moratones...- mis ojos se llenaron de lágrimas- no podía hacer nada Sean, no podía borrar lo que pasó pero te juro que lo intente... ahora entiendo que no tengo que borrarlo por mas que me duela tengo que aprender a dejar de tener lastima de mi, me paso algo aterrador, aberrante y no se lo deseo a nadie, jamás. Pero buscar más culpables no aligera la carga. Hay un solo culpable y sé que va a pagar.

- Él no...

- Lo sé. Pero no pierdo la esperanza.

- Estoy orgulloso de la mujer que eres. Atravesaste todo esto tu solita, jamás necesitaste de alguien, eres una guerrera.

- Soy una sobreviviente- le sonreí y tomé su mano.

Era la primera vez en casi tres años que animaba a sentir la piel de alguien más. Algo en mi se sentía segura con Sean, el fue mi primer amigo de verdad y más allá de todo nunca dejó de ser así. Éramos parte uno del otro. Más allá del tiempo y la distancia teníamos una amistad que era incondicional, un grupo de amigos maravillosamente loco que no permitía que ninguno se saliera, en palabras de Freddy éramos una mafia de las buenas.

Sean sonrió orgulloso, beso el dorso de mi mano y experimente una calidez demasiado hermosa.

Todo estaría bien.

Entre espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora