CAPITULO UNO

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Vueltas y cambios

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Vueltas y cambios

Estaba en la plaza, el día estaba más que precioso, un poco de viento, un poco de sol y estaba rodeada de niños mientras iba de un lado a otro tras de Lucy

- ¡Mírame Alía! ¡Mírame! – reía desde arriba de los toboganes la pequeña de ojos verdes

- Te veo, bonita- la salude, se veía tan feliz que cualquiera pensaría que es nuevo para ella todo esto cuando en realidad venimos todos los días

Cuidar de ella es muy fácil, sus papas me recordaban a los míos, siempre en su trabajo, amando su profesión. Lucy a sus 8 años es mi pasatiempo favorito, cuidar de ella me mantiene tranquila supongo que su inocencia me lleva a lo más puro y por un momento me siento en paz. No siento miedo.

-sabía que te iba a encontrar acá-me di vuelta al escucar la voz conocida

-bueno estoy acá todas las tardes- ironice mientras saludaba a Megan con un beso y con la mano a sus compañeros que la esperaban a lo lejos

-si no estabas te iba a ir buscar- se cruzó de brazos

-sabionda-ella siempre tenia respuestas listas

-escucha, Sean va a venir este finde- la emocion en su voz me hizo sonreir pero mi cabeza iba a mil por horas

  Él iba a volver. Iba a verme.

- Entiendo tanto entusiasmo un lunes entonces- trate de que mi voz no temblara, ella estrañaba a su hermano despues de todo hacia años no lo veia y no iba a arruinar su alegria con mis inseguridades

- ¡Vas a poder verlo!- me alento-  Mamá está organizando una bienvenida, algo tranquilo en el patio de casa ¿Qué dices?- iba a contestar cuando ella se adelantó- no se para que pregunto, te esperamos es a las 7 de la tarde-

- Megan no creo que sea una buena idea-

- Va a hacerles bien hablar-

- No dejas de ser una sabionda nunca?- tenia que alivianar la tension

- No, nunca pero no cambies de tema, te queremos ahí Ali, iremos a buscarte si no estás a las seis en casa-

Mire a Lucy quien venía a mi sonriente

- Tu ganas- me rendi. quiza tenia razon.

- Perfecto nos vemos allá-me abrazo y se fue

 Me volví hacia Lucy, ojala como ella yo pudiera solucionar todo tirándome de un tobogán

-¿Ali vamos por helado? Mi pancita ya grita-

-Sí vamos, Lu- la cargue y nos encaminamos a la heladería, mientras ella me contaba del tobogán

Los días eran así, rutinarios. Despertaba temprano, iba a la universidad, llegaba por la tarde, comía algo y leía hasta que luego de las 4.30 que iba a buscar a Lucy, íbamos al parque o al cine o al zoológico para después dejarla en su casa miraba algo de tele para después dormir y volver a la rutina. A veces mis amigos venían a buscarme y salíamos a comer o algo pero la mayor parte era rutina monótona y no me quejaba, me gustaba que tuviera orden. sin alteraciones.

La llegada de Sean me preocupaba, el era claramente una alteracion en la rutina para lo cual yo no creia estar preparada. hacía años que no lo veía ni sabía de él, estaba segura que sería un huracán para mi vida, de seguro iba a hacer muchas preguntas y yo no estaba lista para darle respuestas.

El viernes llego más rápido de lo que creí, como si el tiempo se burlara de mí, deje a Lucy en su casa y seguía pensando en que ponerme, era tonto jamás tuve que poner atención en como Sean me veía y ahora en todo lo que pensaba en que era lo que pensaría al verme pero me sentía muy nerviosa como para que lo que me pusiera me hiciera sentir cómoda. Tenía la esperanza de que no llegara tan rápido.

Finalmente me decidí por una remera manga larga, azul, unos jeans negros y mis converse, me deje el cabello suelto y fui a casa de Sean. Su familia fue mi más grande apoyo después de lo que paso, estaba muy agradecida con ellos, Susan me ayudó muchísimo cuando quise irme a vivir sola y estuvo conmigo mucho tiempo en el hospital, tenía mucho que pagarles aunque ellos lo negaran, no tenían que pero estuvieron ahí para mi desde el día uno.

Ni bien llegue Susan me recibió con un abrazo y me llevo hasta la cocina para mostrarme lo que tenía preparado, estaba que desbordaba de alegría y no era para menos su hijo volvía a casa después de casi tres años

- Mira, cielo prepare la ensalada que te gusta y Megan vio en internet unos postres deliciosos de nutella

- Todo se ve delicioso- sonreí mirando alrededor

- Él está en su habitación, le prohibimos bajar hasta las siete ¿quieres ir a ver que no esté espiando, Cielo?- me alentó

- Yo... la verdad no sé si él quiera verme- no tenia caso mentirle a Susan, ella era como una madre para mi

- De seguro que si, pregunto por ti ni bien tuvo la oportunidad, ve- me empujo suave en dirección a las escaleras

- De acuerdo...- asentí ordenándole a mi cuerpo a moverse por sí mismo, me empezaron a sudar las manos, mi cabeza empezó a reproducir posibles escenarios de lo que podía pasar

Toque pero no respondió

- ¿Sean? – volví a tocar y esta vez si abrió

Casi me caigo al verlo. Estaba diferente, más alto ¿Cómo puede ser más alto? Su cabello estaba más largo, y su piel más bronceada... se veía muy diferente y eso me dio más nervios

- Hola...- aclare mi garganta- yo... bueno- ¿por qué no me salen las palabras?- eh...

- ¿desde cuándo Alia Gibson tartamudea?- hablo serio

- Lo siento- trate de sonreír- es solo que... estas diferente- baje la mirada

- No soy el único. La gente crece, Alia. Cambia. – su tono frio me hizo sentir una extraña, él no me quería ahí.

- Si... yo... - ¡habla claro! - ¿Cómo estás?

- Ocupado.

- Oh... si yo... lo siento mucho- di un paso atrás. Tenía que salir de ahí

- Eso ya lo dijiste- estaba exasperado.

No llores. No llores. No llores frente a él.

- Lamento haberte molestado solo quería verte y darte la bienvenida- hable rápido mientras me encaminaba fuera de su radar

- No necesito tu bienvenida esta es mi casa.- pare en seco ante sus palabras, un golpe en la cara hubiera dolido menos, me trague las lagrimas. retome mi camino y salí de ahí.

Corrí hasta que mis pies dolieron, mis pulmones ardían sentía como si en cualquier momento fuera a desmayarme, ninguno de los escenarios de este encuentro me dolía tanto como lo que me dijo, maldita realidad. No esperaba que me abrazara pero tampoco... no. Él tenía todo el derecho de odiarme.

Yo lo aleje de mí.

llegue a casa, me sente en mi cama y llore. Era tonto pero me hubiera gustado que me abrazara pero lo entendia ¿abrazar a alguien que de la noche a la mañana te saca e su vida? no. claro que no.

 Me dormí y en sueños mi memoria me llevo al comienzo de todo.

Entre espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora