Cambios

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Había perdido todo. Su trabajo. Su empresa. Su familia. Todo lo que había construido con los años, fuera de su alcance. No tenía nada, ni a nadie en quien apoyarse. Era un villano después de todo, ¿Quién querría ayudar a un villano? Después de la despedida que había tenido con su hijo, no le quedó más que empezar a caminar hacia el atardecer, sin algún destino fijo, o en mente. Lamentablemente en el camino no pudo evitar pasar alado de gente que le despreciaba o aborrecía, siendo objeto de burlas, humillaciones, pero sobre todo, el ser lastimado por basura y objetos duros o puntiagudos que la gente le lanzaba; con suerte había logrado esconderse en un callejón después de un largo tiempo de estar corriendo. Logrando recuperar el aliento, noto que el cielo ya empezaba a oscurecerse ¿Qué debía hacer? No había tomado nada de su oficina por la falta de tiempo...Empezó a buscar en sus bolsillos, esperando de milagro que hubiese algo, cualquier cosa. Su mano derecha encontró algo, sus ojos se abrieron con sorpresa, su corazón empezar a latir rápidamente; ¡¿Podría ser?! Saco rápidamente el objeto de su bolsillo, y ¡Sí! ¡Así era! ¡Su cartera! No dudo en abrirla al instante y ver que al menos tenía la mitad de sus tarjetas, las más importantes. – Algo bueno con que comenzar...- Se dijo a sí mismo, un poco aliviado. Era la primera vez que se sentía agradecido de su paranoia acerca de dejar por completo sus cosas de valor en Boxmore. 

Fijándose que no era el mejor lugar para seguir parado, volteo a ver a su alrededor, seguido de centrar su vista en la calle; ¿Seria buen momento para salir? Guardo nuevamente su cartera y poco a poco salió del callejón; ya no había nadie que pasara en las calles, estaban vacías. Armado de valor siguió caminando, hasta llegar a una parada de buses. Se sentó de golpe en una de las sillas, estaba cansado tanto física como mentalmente. 

Volvió a sacar su cartera y checar su contenido por completo; su tarjeta de identificación, seguro médico, un par de tarjetas de algunas tiendas y dos del banco; bueno no eran todas de su dinero, pero estaba seguro que se podría mantener un buen tiempo con ellas, era verdad que Boxmore mantenía una cuenta especial donde se abonaba el dinero de la compañía, pero él no había sido tan tonto para gastar todo su dinero en atacar la plaza todos estos años, como lo creía Cosma o los demás, no, el mantenía cuentas en diferentes bancos donde con los años él había guardado buen parte de su dinero, el cual en un futuro muy lejano, había pensado en dividir el dinero y darle al menos una parte a cada uno de sus hijos; pero desde que Darrel había tomado el control, la cuenta de la compañía debía estar hasta el tope, así que ya no era realmente necesario ese dinero para ellos; pero no podía dejarlo tampoco así sin más, si se dieran cuenta de ello los de la compañía, estaría completamente perdido, pronto encontraría la manera de retirar lo demás de su dinero a su cuenta actual, cuando tuviera lugar fijo donde establecerse, claro. Unos recibos de unas tiendas, un par de números de clientes con quienes había trabajado, entre ellos, Venomous. Su corazón comenzó a latir con dolor, y una sensación de miedo apareció en su estómago, pero era más parecido a sentir un hueco en su pecho, acompañado de un fuerte aturdidor vértigo... ¿Cómo le daría la cara ahora? Su trabajo, sus visitas, su confianza que le había dado para construir a Boxman Jr. Todas destrozadas por un mocoso de la plaza.


Tuvo que tomar varias bocanadas de aire para calmarse y no tener un ataque de pánico ahí mismo. Varios minutos pasaron hasta que logro controlarse, y no salir de su cordura. Guardo por el momento su billetera, había perdido las ganas de buscar más en ella. Pasaron otro par de minutos y lamentablemente, como mala broma del destino, sus ojos comenzaron a sentirse más cansados, y su cuerpo entumecido no ayudaba, no debía relajarse. Al menos el viento traicionero de la noche lo mantenía despierto. Los minutos se sintieron eternidades, sus ojos comenzaban a luchar con sus parpados, frunció el ceño; no era nada seguro para él quedarse dormido en un lugar así, pero, sus parpados estaban ganando; sin más remedio, su ultimo tonto intento por quitarse el sueño fue torpemente golpearse las mejillas del rostro con ambas manos, dejando su rostro rojo de lado y lado. Eso no soluciono para nada su problema, aún seguía cansado pero ahora se le sumaba el dolor de la cara; gimió frustrado, en verdad se sentía patético. Una fuerte y helada corriente de aire paso por su cuerpo; se abrazó a si mismo temblando. Se sentía completamente derrotado. –Tal vez, simplemente, no puedas tener nada, Boxy....-Se dijo agriamente a sí mismo, con la voz ronca y destrozada; antes de empezar a cerrar sus ojos, y ver un momento la oscuridad... Pero entonces percato un ruido bastante peculiar; abrió sus ojos por completo. 

Ese ruido, no era muy fuerte, pero se podía decir que era ronco, ahogado y agudo; pero reconocía ese tipo de grito completamente. Se paró de inmediato de donde estaba y comenzó a caminar por todos lados, por puro instinto, tratando de localizar el sonido; el viento que comenzaba a ser abrumador y las nubes oscuras que le acompañaban aumentaban la tensión en él, haciéndole caminar más rápido, dando más vueltas, esperando saber de qué callejón provenía, pero no lograba concentrarse; comenzó a correr de un lado a otro desesperando, buscando en cada callejón - Basura, vacío, vacío, basura, cajas, basura, no, no, no...-Decía para sí mismo; al momento en que el ruido paro, Por un momento se congelo, solo para correr más ajetreado, sintiendo su aliento caliente salir y el aire de la posible tormenta entrar, helando sus huesos, ardiendo su pecho....Entrando en uno de tantos callejones largos, pasándose un poco de largo, el sonido volvió a escucharse, tropezándose para parar y cayendo en el proceso, ubico el sonido entre las cajas; girándose como podía, en el suelo comenzó a arrastrándose hacia el origen del sonido de forma desesperada. Estando ya enfrente de una pequeña caja mal trecha en particular no dudo en abrir la caja y palidecer al instante... No podía creerlo...

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