Aquella noche la serpiente logro convencer a Adán de morder la manzana, desatando el pecado, la tentación y la obsesión del infierno, provocando que el mismo diablo descubriera el paraíso.
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-¡Realmente odio al maldito!- chillo Hoseok del otro lado de la bocina, provocándole una carcajada a Jungkook.
-Yo te lo dije, es el mismo diablo en persona, porque crees que me fuí, no soportaría más sus asquerosas insinuaciones.- respondió Jungkook. Hoseok había llamado a su mejor amigo para contarle sobre cuanto lo extrañaba y lo terrible que la estaba pasando con su ausencia.
Ambos recordaban las anécdotas de cuando Jungkook aún estudiaba en Australia, quizá la peor época de su vida.
-Sigo sin poder creer que después de tantas llamadas de atención aún no lo corran.- suspiro con pesadez, pero realmente tenía razón. El señor Anderson había dado clases por 25 años, según sus palabras, tenía la finta de ser un hombre atento y humilde, pero muchas cosas comenzaban a distorsionarse cuando él observaba que algún alumno tenía un bajo rendimiento.
Sus insinuaciones comenzaban con visitas en su oficina, después quería hacer algún tipo de tocamiento y por último iba al grano, te acostabas con él o simplemente te reprobaba. Jungkook había reportado aquellas actitudes del maestro, sin embargo, no se hizo nada al respecto, pensando que solo restaba un mes del semestre y que toda aquella agonía terminaría, algo sucedió; sus compañeros se enteraron de la situación y los insultos no tardaron en aparecer.
-Debe tenerlos amenazados o algo parecido, pero ahora me da igual, estoy lejos de toda esa mierda.
-Por cierto, ¿recuerdas a Jeremy?, bueno hace dos días me invito a salir, quedamos en ir al cine, pero me dijeron que hace poco termino con Regina, ¿me vería mal si salgo con él?
Poco a poco los parloteos de su amigo se esfumaron con el viento, no prestaba atención al consejo que necesitaba Hoseok, pues la curiosidad comenzó a nacer en cuanto observo como un enorme camión de mudanza se estacionaba en la casa de alado.
Nuevos vecinos.
Un auto Mercedes AMG GTR llego tan solo pocos segundos después, las llantas rechinaron en la madera recién pulida de la rampa que se encontraba en la cochera, poco a poco las luces fueron apagándose y el motor dejo de rugir, Jungkook realmente estaba intrigado sobre quién podría haber arribado a la residencia de alado, con aquel lujoso auto sus expectativas volaron a un nivel indescriptible.
La puerta se abrió con lentitud, como si de una película se tratase, pero no paso demasiado tiempo para ver la identidad de aquella persona, la cuál dejó boquiabierto de Jeon. Sus ojos no se despegaron en ningún momento de aquel hombre quién caminaba por la cera, su expresión era seria, incluso podría jurar que los músculos de su rostro estaban tensos ante sus marcadas facciones; no pasó desapercibido que sus pasos eran largos y rápidos, parecía que tenía mucha prisa en llegar a la puerta, pues en cuanto estuvo frente a ella no tardo en sacar las llaves e introducirlas por la cerradura.
-¿Sigues ahí?- escucho a Hoseok haciéndole volver a la realidad.
