02

3.7K 259 55
                                    


Yoongi por segunda vez en el día iba a su casillero a buscar sus libros de Literatura y Ciencias, era tan necesario todo esto del estudio labentablemente.

Al abrir su casillero se encontró con una pequeña notita y un sobre grueso, cosa que lo llenó de curiosidad, no recordaba haber dejado algún tipo de papel en su casillero.

Tomó la notita, que tenía unas leves huellas digitales marcadas con algo rojo, era un olor delicioso y metálico, por lo que supuso que era sangre, una dulce, como a él le gustaban.

Comenzó a leer con ansiedad, se sorprendió y emocionó a penas terminó de leer todo;

Hola guapo, te dejo un pequeño regalito, que te gustará.

-PJ

Sonrió excitado. Abrió el sobre y vió un brillante cuchillo con sangre fresca que brillaba aún más. Lamió la sangre y pudo confirmar que sí, aquella personita tenía la sangre dulce, dulce exquisito, dulce enloquecedor.

Se mordió el labio y guardó todo. Cerró el casillero de un portazo, y apoyó su espalda en este, estaba completamente fascinado con todo.

Sin darse cuenta, ya había un chico en frente de él, era rubio medio castaño, era atractivo y se veía con buen cuerpo.

-¿Te gustó mi regalo, guapo? - Jimin se mordía el labio mientras se acercaba a los labios de Yoongi y mordía estos suavemente.

-Me.. Encantó tu regalo..

-¿Quieres más?- El rubio lamió sus labios.

-Claro que lo quiero.. Quiero que toda tu sangre sea mía.

-Ese sería el mejor regalo para mí.

-Quizás una de las peores cosas que te puede pasar, pequeño.

-No lo creo, te acabo de dar mi sangre como regalo.

-Yo quiero más que eso..

-He deseado por mucho tiempo que me hagas lo que le hacías a Hoseok, puedo darte lo que quieras.

-Tú sólo dime cuándo.

-Quizás.. Después de clases, en mi casa..

- En tu casa es perfecto.

En eso Yoongi ya estaba sintiendo un leve movimiento entre sus piernas, vaya que el chico sabía cómo provocarlo, como activarlo, y eso le encantaba prácticamente.

Luego de ver como su próximo juguete se iba en dirección a la misma sala que él, moviendo las caderas juguetón, suspiró entusiasmado y se fue detrás de él.

Al ver que se sentó en la última mesa, como su compañero, se mordió el labio, y con una mirada seductora se acercó a su asiento, pasando detrás del rubio, rozando su erección contra la espalda de este.

El cual se estremeció al sentir la hombría, se imaginó millones de posiciones mientras estarían en su casa. Sabían que eso pasaría, y sabían que habría sangre, cosa que le encantaba a los dos.

Jimin miró a Yoongi con una cara que rogaba que lo hiciera suyo ahí mismo, sin importar nada. Este se metió su dedo índice a la boca y comenzó a lamerlo mientras abría la boca y dejaba caer un poco de su saliva, dándole un aspecto más sexy.

Yoongi lo único que pudo hacer es apretar más la mesa que tenía a su lado y soltar un leve jadeo al sentir su erección crecer contra su pantalón.

Miraba a Jimin con desesperación, quizás no aguantaría hasta su casa y lo cogería sin piedad ahí mismo, contra la mesa. Su pene necesitaba atención, y más si no había nadie en la sala, Jimin podría dársela.

-A-Aghh~ -Soltó Yoongi al sentir el pie de Jimin rozarse contra su pantalón. Movía se arriba hacía abajo, y como si supiera exactamente donde, con el pequeño taco que tenía el zapato de este, rozaba con lentitud la glande del pálido, provocándole muchísimas más sensaciones de placer.

-J-Jimin-Ah más rápido~

-Tus deseos son órdenes..

Yoongi excitado miró como el menor se paraba y se sentaba sobre sus algo delgadas piernas, mientras que tomaba el bulto que se encontraba debajo de él y lo masajeaba lenta y torturosamente.

Encantado por las acciones de este colocó sus manos en la cadera del rubio y comenzó a moverla por sobre su miembro, dándole más fricción a los dos cuerpos.


El pálido mientras arqueaba su espalda trataba de moverse rápidamente, sentía el futuro orgasmo que tendría abrazándolo por las caderas.

Todo esto era muy exquisito, y eso que aún no pasa nada de lo que los dos esperan..

Sádico amor | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora