En un mundo donde los niños crecen demasiado rápido, donde las estrellas son esferas de gas a millones años luz y no deseos, donde la Luna es una esfera sin luz y no un confidente, donde los cuentos de hadas son irreales y no reales en tu corazón... Ese es el mundo que vive Thalia y María.
Un mundo cruel y sin esperanza, un mundo donde "creer" es casi un mito.
Donde aquellos fantásticos lugares no eran reales, donde aquellos mágicos mundos sólo existían en sus cabezas.
Ese, era aquellos que Peter Pan tenía tanto miedo a afrontar, aquellos que Jack Frost ahora debe tratar.
Aquel mundo, se llama realidad.
Y en este mundo, la magia dejó de existir...
Y, precisamente, en este mundo gris, sin magia o esperanza, donde inicia nuestra historia...
En un balcón, bajo la noche estrellada de Londres, Inglaterra, había dos chicas, una, castaña con ojos cafés claros, casi miel, y la otra, tenía el cabello rojizo castaño con brillantes ojos azules, casi tan oscuros como el cielo arriba de ellas.
Ellas, eran Thalia y María.
—Segunda estrella a la derecha...
—Y directo hacia el amanecer...
—¡Jamás me cansaré de esa frase! —La menor sólo soltó una risa casi inaudible.
Y ambas se quedaron admirando un estrella en específico, una donde el tiempo para y todo es alegría, la dichosa estrella de Nunca Jamás.
—Thals... Tú ... ¿Tú crees?
La de ojos casi miel volteó a ver a la menor que seguía viendo el cielo estrellado, por un momento, Thalia logró ver que las estrellas parecían ser parte de sus ojos.
—¡Claro que si! —exclamó con felicidad.— siempre lo voy a hacer, sin importar que edad tenga... ¿Y tú?
La menor sentía los ojos del sol de su mejor amiga sobre ella, pero seguía viendo el cielo.
—... Sí...
Sin que ninguna de ellas se diera cuenta, un niño, bueno, un adolescente, las veía desde detrás de una nube, sacó algo de su bolsillo y vio que brillaba.
—... La Luna y El Sol, volverán a reinar... Vámonos, Tink.
Oh, ¿Qué aventuras los esperara?