Ninguna de las dos creía lo que veía.
Había una puerta escondida, pequeña, como para esconder algo, entre la separación de su cama, Jane le entregó a María unan las llaves, esta tenía forma de luna y la pelirroja castaña oscura veia en shock la llave, le tembalaba la mano, Thalia sólo miraba la suya, era dorada con la punta en forma de sol.
—¿S-señorita J-Jane?—la de ojos ámbar miro a la ojos zafiro, era la primera vez que la oía tartamudear.
—He querido decirles desde hace años.—comenzó la anciana, quien esta sentada en la cama de Thalia.— pero jamás había encontrado la oportunidad.
María seguía temblando.
—En el momento que abran esta puertesilla—dijo.— sabrán la verdad, sabrán porqué jamás les conté la verdad de sus padres...
María sentía que en cualquier momento se desmallaria, Thalia ya no sabia que creer.
—... Mis padres murieron en un accidente automovilístico cuando yo tenía seis años...—dijo María mientras apretaba la llave.—... Yo quede internada un mes... Luego llegué aquí, señorita Jane... Yo no necesito saber nada...
Ella negó suavemente.
—¿Pero sabías porque jamás veías a tu madre de noche, María? ¿Saben ustedes porque tienen esos collares? ¿Saben al menos que palabra forman juntas?
Amaba por instinto sacaron sus collares.
Never...
Land...—No...
—Oh Dios...
María por instinto —o reacción involuntaria.— se quitó su collar, y Thalia hiso lo mismo, la pelirroja extendió su mano en señal de que le diera su collar, al depositar su collar en la plama de la mano de María, ella soltó un chillido de dolor, dejándolo caer.
—¿Pero que...?
—El sol y la Luna se repelan... pero al mismo tiempo se necesitan...—dijo la cuidadora.
Amabas se miraron, sin entender lo que quiso decir, y Thalia recogió su collar, y empezaron a acercar sus collares, pero Jane Darling lo impidió.
—Aún no...—señaló la puetesilla.—María, tu primero.
Ella asintió y se inclinó hacía la puetesilla, había dos cerrojos, incierto la llave en el segundo y le dio vuelta, un brillo azul salió de este y hasta que desapareció.
—Thalia, tu sigues.
La castaña introdujo su llave y la giró, una brillo amarillo salió y desapareció. Por instinto —o por algo más tal vez.— tocaron la puetesilla, se escucharon engranes, y una risilla, finos hilos de polvo dorado salieron y una luz de color blanco salió, en ese momento, la puerta se abrió, un leve rechinar se oyó, dentro de allí, había dos pequeños cofres de madera, la única decoración que tenían era la figura de el Sol y la Luna en ellas.
Jane Darling sacó ambas cajas y se les entregó a sus dueñas.
—Estas cajas... Guardan millones de secretos.—miró a la menor de el cuarto, quien salían lágrimas silencisas de sus ojos.— Niñas...
Ambas miraron a la anciana, quien tenía una radiente sonrisa, María abrió su caja, allí había un tiara, un guante, una foto y un sobre azul oscuro con letras plateadas en cursiva.
Para mi hermosa estrella fugaz:
María.Los ojos azules oscuros se le aguaron.
—Tu madre me dejó esto antes de casarse con su padre.—Jane Darling sonreía, mientras sus ojos azules resplandecian con nostlqgia.—... Ese día renunció a varias cosas, Mari... De eso jamás dudes.
Thalia abrió su caja, donde había un corona pequeña de oro, un pendiente peculiar y un sobre amarillo intenso.
Para mi pequeño rayo de luz:
Thalia.Una ancha sonrisa apareció en los labios de la mientras tomaba el sobre.
<<Sabía que tu si me querías mamá...>>
—Thalia, tu madre me dio esto después de que tu nacieras... Ella te adoraba con todo el alma... Niñas, sólo quiero que sepan, que todo lo que ustedes vean, oyen o crean, sus madres lo sabes...
—...¿Cómo? Ella esta muerta...
Jane Darling negó, y fijó su mirada en el balcón, donde luz solar entraba como siempre y una leve brisa sacudida las cortinas de color crema.
—Sus madres siempre han estado allí para ustedes... Jamás lo duden...
María no entendía, se estaba negando a creer, pero... ¿Qué perdía?
" —¡MAMI MAMI! —una pequeña niña de colectas corrió hacia la bella mujer que era su madre.
Una esbelta mujer de tez pálida, ojos azules tan profundos como los de ella, cabello negro y lacio, largo, que siempre era adornado con un broche de Luna que le regaló su padre.
—Oh, mi hermosa estrella fugaz —se agachó a la altura de su hija de cinco años para abrazarla.— Cuidala bien, Jhon.
—Sabes que siempre lo haré, Mitsuki...—su padre, un hombre de negocios, de cabello rojo vivo y ojos cafés potentes, con pecas y lentes circulares, era su protector.
—Suerte Mami! —se despidió de ella mientras se adentran en el carro que la llevaba al trabajo."
Salió de su ensoñación tan rápido como entró, miró la caja y la dejó en el suelo y se paró de golpe.
—Sin ofender, pero esto, es una completa estupidez... ¡Mi madre está muerta! ¡Muerta! ¡Yo la vi morir, vi como tenía la cabeza llena de sangre! ¡Yo la vi en ese ataúd! ¡Yo la enterré! ¡Yo le lloré!
Las lágrimas a este punto eran parte de su rostro, todos entraron a la habitación con cara de susto.
—¡Señorita Jane! —Lidia soltó un chillido de miedo.—¡Hay un ecplise!
—¿Qué? —todos salieron al balcón, y vieron como el ecplise ocurria.
Todos estaban desconcertados, ¿por qué occuria? Jane Darling volteó y vi como María desprendía un aura azul oscura y Thalia la miraba con pena y un aura amarilla más leve salía de ella.
Jane sin duda reconoció a las hija del sol y la luna.
Las herederas al reino de Nunca Jamás.