✨|Capítulo 2: La Rosa de la Noche.

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Admiraba como la suave brisa nocturna movía esas cortinas, mientras que veía como la Luna brillaba.

Era mala idea. Era una estúpida idea. Era un horrible, terrible, catastrófica idea.

Se iba a repentir.

Se paró de su cama haciendo que este de un leve chillido y camino, descalza, hacia el balcón —que siempre estaba abierto— y caminó hacía el, se recargo en el blanco barandal con las rosas y admiro la Luna.

—Esto es estúpido... —dijo hacia la esfera.— Si te soy sincera no se porque lo hago —comenzó.—... ¡Argh! ¿Porqué le habló a un pedazo de roca a millones de kilómetros? Debería de dejar de juntarme tanto con Thalia —murmuró para ella mientras bajaba su mirada hacia las calles.—... Se que esto es estúpido, se que esto es irreal y tonto, pero... —alzó la mirada.— ¿Porqué siento tanto al verte brillar en lo alto? ¿Porqué? Nunca lo supe... Jamás lo supe... No desde... —abrió los ojos y los cerró de nuevo con lágrimas.— él... Él no es real... No... No lo es... Yo se que no es real... Pero... —volvió a abrirlos y pequeñas lágrimas salían de sus ojos mientras su voz se comenzaba a quebrar.—... Ellas creen en él... Ella creía en él... Si de verdad existen... Si de verdad él es real... Si ellos son reales...  pruébalo... ¡Vamos pruébalo! —esta vez gritó hacia la Luna llorando.— ¡PRUÉBALO DE UNA MADLITA VEZ! ¡ELLOS NO EXITEN! ¡JAMÁS LO HICERON! ¡ELLOS...! Ellos... Él...—calló de rodillas llorando.

Sus sollozos despertaron a las chicas, los chicos, a Jane Darling y a los vecinos, todos ellos se levantaron llorando, sin razón aparente. Ella sólo sollozaba mientras seguía recargada en los blancos barandales forrados de rosas, nadie notó como las rosas azules oscuro, empezaban a adquirir puntos, nadie notó que en las mejillas de María empezaba a salir puntos blancos y líneas conectandolos, nadie notó como las estrellas salían más y más... Nadie... Excepto, un muchacho de cabello rubios rojizos y ojos verdes esmeraldas, vestdio de hojas y que derramar lágrimas también, a su lado su fiel Tinkerbell quien se secaba una interminable cantidad de lágrimas.

—Alguien la daño...—dijo el muchchacho y empezó a seguir el llanto.

Esa noche, nadie se explicaba la causa de sus lágrimas, María sólo, después de llorar a mares, se metió en su cama y sin decir nada, se durmió, no sabiendo que esas plegarias se le cumplirán.

El joven se sentó en el aire mirando a la chica, viendo con sorpresa, como las estrellas y constelaciones en su rostro se iban, hasta abandonar por completo su rostro, dejando ver su piel, morena clara con pequeñas pecas.

—... No lo puedo creer...—susurró el muchacho y vio algo brillar en el pecho de la chica.

Sin juicio alguno, se acercó y tomó el pequeño objeto que se escondía entre las prendas de la chica.

Un dije de luna plateada, a con pequeños diamantes en su orilla, a su alrededor había un aro, que claramente decía, ...Land.

—Si ella esta aquí...—dejó caer el dije y vio que la chica ni se inmutó.— Ella también...

Sobrevoló toda la habitación, en cama y cama, hasta que un brillo dorado captó su atención, se acercó a la cama alado de la chica de cabellos castaños rojizos, y allí estaba, se veía claramente el dije de sol dorado con pequeños rubíes y la palabra Never.... en ella.

—E-ellas... —sus ojos se llenaron de lágrimas y se alejó hasta llegar a el barandal, se recargo de espaldas y miró algo en su muñeca, en un grueso hilo negro, había un dije en forma de estrellas había pequeñas esmeraldas y la palabra Peter se veían en todo su resplandor, las lágrimas salían de sus ojos y
Tinkerbell se acercó y le secó las lágrimas.— Ellas me abandonaron, Tink... Esta vez para siempre.

Diarios De Nunca Jamás  [MANJ #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora