Capítulo 5: Conociéndonos Mejor

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[...] –dijo, esperando una respuesta de Yulia, una respuesta verbal pero no fue lo que consiguió.

        Yulia empujó delicadamente la cabeza de Lena hacia su vulva y, Lena, sonriendo, le abrió sus labios mayores para tener un acceso más fácil a su clítoris. Lo atrapó entre sus labios húmedos y lo presionó, a manera de expulsarlo a presión con sus labios para luego lamerlo de arriba abajo, de izquierda a derecha y en círculos.

- Parte de hacer el amor –dijo Lena, mientras recorría la vulva de Yulia con sus dedos, desde su clítoris hasta su vagina. – Es que tienes que gemir, no tienes que frenarte a ti misma, sólo expulsa lo que sientes... –levantó las piernas de Yulia y admiró el divino paisaje.

        Le abrió sus piernas y las empujó un poco, topándolas casi a su cadera. Recorrió sus labios mayores con su lengua, despacio; muy despacio, clavándole sus dedos en sus muslos por detener sus piernas, paseó su lengua un poco más profundo y de arriba abajo, arriba y luego abajo, hasta su vagina, en donde, pícaramente, jugueteó un poco con la punta de su lengua, haciéndole círculos pequeños y concentrados en ese agujero que tanto descontrolaba a Yulia. Lena, en su inmensa gula y frenesí, lamió y relamió de nuevo de arriba abajo, llegando, accidentalmente, a un punto en el que ambas tuvieron un corte.

- Perdón –dijo Lena, apenada por haber llegado hasta ese otro agujero, que por culpa de Lena me da pena mencionar.

- ¿Perdón? Fue un accidente, Lena –sonrió Yulia, dejando ver aquella blanca y recta dentadura.

- Pues el accidente no me supo nada mal –rió Lena.

- Tampoco se sintió mal –Yulia se sonrojó y dibujó una sonrisa tierna de pena. Lena hizo lo inimaginable, acercó sus labios al agujerito y le dio un beso apasionado que acompañó con un lujurioso "mmm...". – Lena, ¿qué haces? ¡Es maloliente y sucio! –se escandalizó Yulia, irguiéndose pero manteniendo sus piernas abiertas y en la misma posición para Lena.

- No huele mal y no sabe sucio...déjate llevar –parecía que eso de "Déjate llevar" era el motto tras el que Lena regía su vida.

        Y Yulia volvió a recostar su cabeza sobre aquella Smartpillow, posó su mano derecha sobre la mano izquierda de Lena que estaba deteniendo su muslo y su mano izquierda sobre la cabeza de Lena, enterrando sus dedos en sus ondas rojas, sintiéndolas suaves y sedosas. La lengua de la Licenciada Katina hacía círculos a un lado y hacia el otro, causándole contracciones fugaces a Yulia, quién había decidido aceptar lo rico que se sentía; era la combinación de la lengua y los labios de Lena en esa parte, específicamente en donde nunca se imaginó que podía llegar a darle tanto placer.
        Lena se detuvo unos segundos sólo para humedecer los dedos de Yulia con tanta pasión que Yulia sintió ese típico "click" que sentía cuando estaba próxima a tener un orgasmo. Llevó sus dedos húmedos hacia su clítoris y se estimuló ante Lena, quien le clavaba la mirada sólo para decirle a Yulia "¿ves lo que te provoco?" y, ante Yulia estimulándose de tal manera, Lena retiró su mano derecha, dejando flojo el muslo de Yulia pero todavía en la misma posición, y la llevó hacia su entrepierna, siguiendo los movimientos de los dedos de Yulia pero en su propio clítoris.
Lena no era muy experimentada en lo que a la auto-estimulación se refería pero, en ese momento, evolucionó a una profesional y comenzó a gemir al ritmo de Yulia, no porque Yulia la hubiera contagiado, sino porque estaban en la misma página. Yulia dio un pequeño respingo que retiró los labios de Lena de su agujero, dejando sólo sus miradas clavadas una en la otra. Yulia suspiró, Lena besó sus muslos, que ya estaban apoyados por los pies sobre la cama, viendo de reojo cómo Yulia se estimulaba cada vez más y más rápido. Nuestra Arquitecta apretó su quijada, dejando salir un gemido violentamente satisfactorio por entre sus dientes, elevando su trasero, no dejando de acariciar su clítoris, cada vez más lento y más superficial.
        Yulia apenas se recuperó, tumbó a Lena sobre su espalda y se propuso proporcionarle un orgasmo en menos de un minuto. Abrió sus piernas y hundió su lengua en su vagina, acariciando su clítoris con sus dedos; penetraba a Lena con la punta de su lengua ya rígida pero suave y húmeda, presionando su clítoris por entre sus dedos, acariciándolo de arriba abajo y presionándolo suavemente, tornándolo increíblemente caliente e hinchado. Lena respiraba alocadamente, Yulia veía cómo ese abdomen plano se inflaba y se desinflaba, con la cabeza de Lena echada hacia atrás, sus manos apuñando las sábanas, gimiendo sensualmente y repetidamente. Y, como propuesto, Yulia hizo que Lena tuviera un orgasmo en menos de un minuto. Yulia dio un beso sensual y húmedo al clítoris irritado de Lena y subió con besos por su abdomen y por en medio de sus senos, sonriendo con cada beso mientras Lena la tomaba cariñosamente por el cuello.

- Entonces...a eso le llamo "hacer el amor" –rió Lena, abrazando fuertemente a Yulia, Yulia le plantó un beso tibio y cariñoso a Lena en sus labios mientras acariciaba sus piernas con la yema de sus dedos. – Parece que no estamos solas, Arquitecta –volvió a reír, viendo que, desde la ventana del edificio que daba a la ventana de la habitación de Yulia, había un espectador bastante concentrado e idiotizado por el episodio. Yulia se sonrojó pero rió con Lena.

- Saludémoslo, es de mala educación no saludar... o agradecer por haber sido público –bromeó Yulia, dándose la vuelta y dijo "hola" con la mano y con una sonrisa, lo que causó que el vecino acosador saliera corriendo de la vergüenza.

- Yulia... qué pena

- Me parece "super cute" que te de pena... es que tú eres "super cute" overall –la besó de nuevo, con un poco de lengua.

Lena se sonrojaba con facilidad, al igual que Yulia, pero era algo que creaban entre ellas, pues con la demás gente no era así de fácil.

- Tengo hambre –se quejó Lena al aire, dándole risa a Yulia. – Tú te ríes por todo, ¿verdad?

- Un poco, sí –rió Yulia. – Está haciendo un poco de frío ahí afuera... ¿qué te parece si pedimos algo de comer?

- ¿Algo como qué?

- Lo que sea, lo van a traer –guiñó su ojo.

- Tengo ganas de un Phillysteak Sandwich con extra onions y unas french fries con curry

- ¿Hablas del lugar que está Rock? –Lena asintió. Yulia tomó su teléfono, que de alguna manera siempre se materializaba cerca suyo. – Permítame un segundo, Licenciada Katina, veré qué puedo hacer –rió. – Bien... tardes puedo hablar con Raphael?... Dile que Yulia Volkova quiere pedir algo de comida para llevar... Si, espero un "escalofrío"... –dijo al teléfono. – ¿Desde cuándo "espera un momento" se convirtió en "espera un escalofrío"? –ambas rieron, criticando indirectamente a la juventud a la que alguna vez habían pertenecido de manera ciega. – Raphael, ¿como estas?... Si, señor, yo quería saber si podía pedir algo de comida para llevar... si en mi casa... Hmmm... Dos Phillies, uno con cebolla adicional, la otra sin tomate, con queso extra, dos ordenas de papas fritas cubiertas con polvo curry, dos Mountain Dews y dos Dr. Peppers, por favor... Sólo cárgalo a mi tarjeta, La propina del chico, por supuesto... 20% ya que es domingo y hace frío... Muchas gracias Raphael. Bye-bye –colgó. – Y así es como le consigo los antojos a la Licenciada Katina.

-¿Y cómo puedo pagarte? Nunca me dejas pagar nada, tú siempre invitas, Yulia –rezongó Lena, pellizcándole suavemente la mejilla a Yulia.

- Oh, you'll pay me... pero no ahorita –rió de nuevo.

En realidad Yulia no reía tanto por nada (nunca), era Lena la que le traía esa paz y esa armonía interior, esa felicidad que se difuminaba en el aire.

- ¿Qué voy a hacer ahora en la noche que no esté en estas sábanas tan ricas o abrazada contigo?

- Mañana es lunes, y nos veremos todos los días por diez horas al día como mínimo en el estudio... puedes quedarte ahora si quieres pero van a sospechar si no llevas tu ropa sino la mía

- Creo que necesitas tu espacio también, Yulia, he pasado de parásito aquí por dos días... dos días que han sido demasiado lindos, demasiado memorables

- Si te vas, me tienes que prometer algo

- Lo que sea

- Que no te vas después de comer y que, cuando llegue al estudio mañana, me vas a estar esperando con un beso de "buenos días"

        Lena sonrió y se sintió bien; no sabía si era la primera vez, pero era algo raro de sentir, saber que alguien quería algo tan simple y tan sano como un beso, o que no se fuera al terminar de comer. Ninguna sabía pero las dos tenían más en común de lo que se imaginaban, no sólo un gusto parecido para los antojos en la comida, o en el tipo de palabras que utilizaban, o en su procedencia, sino también en el pasado tenían cosas en común de las que en algún momento se darían cuenta

El Lado Sexy De La Arquitectura (t.A.T.u - Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora