Capítulo 29: Roma (parte 3)

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        Yulia devoró aquellos pezones por un poco más de dos minutos, sintiendo cómo se endurecían en sus labios, acariciando aquella areola con sus labios y sus dientes que se deslizaban y terminaban por atrapar el pequeño y corto pezón de Lena, tirándolo un poco hacia ella hasta que sus dientes se deslizaran y lo dejaran libre. Un beso corto, húmedo y cariñoso le seguía a aquello. Luego el jugueteo con la nariz. Yulia le compuso el cardigan a su novia y, tomándola por la cintura, la ayudó a bajarse de la cajuela, agachándose para recoger las dos colillas para ponerlas en su lugar: el basurero.



        En Roma, parte 3

        —¡Déjame ir! —se quejó Yulia, pataleando y tratando de librarse de Phillip.

        —No, no y no —reía—. Y quédate quieta porque te puedes lastimar —reía más fuerte mientras la llevaba con su pelvis en su hombro derecho, tomándola por la parte trasera de las rodillas mientras Yulia se reía sin sentido—. Yulia, ¡sí que hueles a mujer! —se burlaba por el olor a sexo que Yulia llevaba consigo.

        Bajaban por las escaleras mientras Yulia se seguía quejando, atrás de ellos iba Natasha muerta en risa, más porque Phillip corría con Yulia y veía el rostro de Yulia de "me voy a morir". Phillip había irrumpido en aquella habitación, haciéndose notar con el portazo, despertando a Yulia y a Lena a las exactas doce del medio día. Lena, que estaba desnuda, le arrancó las sábanas a Yulia para taparse, pues estaba contra la pared. Yulia, sólo en tanga y en la camisa de botones de la noche anterior, fue abusada por la fuerza bruta de Phillip al rehusarse a levantarse: causa de la escena. Y era que Yulia estaba muerta después de esa ida a Nápoles el día anterior, pero se debían reunir con Inessa.

        —¡Idiota! —gimió Yulia saliendo a la superficie de la piscina. Phillip y Natasha se reían a carcajadas de una Yulia divertidamente enfurecida.

        —Pero soy tu idiota —rió Phillip, rascándose el pecho desnudo.

        Lena corrió desde las escaleras hacia abajo directo a Phillip y, embistiéndolo con todas sus fuerzas, pues era alto y fornido, lo empujó a la piscina también, pero no tuvo en cuenta que ella también iría a parar al agua por el impulso.

        —Ahora quiero ver que salgas, desgraciado, con ese bóxer blanco tuyo a ver qué no nos dejas a la imaginación —rió Yulia a carcajadas mientras se apoyaba de la orilla con sus brazos y se impulsaba hacia arriba mientras dejaba que Phillip viera su trasero literalmente desnudo y la camisa pegada al torso, marcándosele sus senos y sus pezones, pero no era algo que Phillip no había visto ya.

        Lena siguió a Yulia, dejando a Phillip solo en la piscina. Al salir apretujó sus senos y dejó que se escurriera su camisa. Natasha las veía con miedo, sabía a lo que habían salido y, por justicia manipuladamente divina, aquellas empleadas de Volterra-Pensabene tomaron a Natasha, quien sólo llevaba su sostén y unos cacheteros de encaje negro que no dejaban mucho a la imaginación, y, de un empujón, la tiraron a la piscina junto con su prometido. Natasha salió a la superficie mientras Phillip se acercaba más a la orilla, intentando tardarse lo más que pudo, pues era cierto: de que se le marcaría, se le marcaría. Natasha sonrió y, ante las manos tendidas de Lena y Yulia, salió de la piscina, escurriendo su cabello y su sostén para luego arreglarse la parte trasera de su cachetero.

        —¿Qué esperas? Sal —sonrió Yulia. Oh, eso era venganza y de la tortuosa: impotencia contra vergüenza.

        —Yo, aquí, como Suiza... —dijo Natasha, levantando las manos y diciendo que ella no participaría en esa disputa al ver que Phillip la veía con ojos de "dile que no sea mala".

El Lado Sexy De La Arquitectura (t.A.T.u - Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora