Capítulo 2: Pardo

9 0 0
                                    

Phil tomó otro sorbo de té, esperando perderse entre los dibujos que trazaba la leche, pero el constante pitido del ordenador no hacía más que recordarle que debía contestar. Con un gesto lento y monótono, activó el micrófono y se dirigió a la persona en la otra línea

-Enviadme los archivos a la dirección de Wade, por precaución- Solo tuvo que soportar un par de "peros" y "es ques" antes de obtener una afirmativa. Entonces cortó la llamada, y volvió a concentrar todos sus sentidos en la taza de té y el monitor que tenía a pocos centimetros de sus ojos azules. Una partida de un juego multiplataforma asomaba en una pestaña cerrada, el chat se podía ver en una esquina, y allí, un solo nombre que captaba toda la atención del joven detective: Dan.

Dan y Phil llevaban siendo amigos desde hacía mucho tiempo, desde antes incluso que Phil decidiese dedicarse a resolver crimenes. Se podría decir que le había visto crecer, o más bien, a su avatar. Deseaba conocer a su amigo más que nada en este mundo, pero por el momento, se conformaba con ponerse los auriculares, y escuchar su voz

-Llevas media hora en el baño, sé reconocer a un tramposo cuando veo su nombre de usuario, Philip Michael Lester- Phil sonrió al escucharle pronunciar su nombre entero, no era algo habitual. Cuando obtuvo la mayoría de edad, el chico decidió mudarse a una zona apartada de la capital junto con su padre adoptivo, (aunque jamás formalizaron el papeleo, Wade, moralmente, era el responsable de que Phil siguiese vivo), resolvió su primer caso con tan solo 19 años, y desde entonces, pasó a usar la inicial de su apellido como sobrenombre, para proteger su identidad: L. Dan era una de las pocas personas que conocía su verdadero nombre, él no lo sabía, pero para Phil, aquello suponía un privilegio que le condeció sin pensarselo dos veces, confiaba ciegamente en él.

-Es que me acordé de la penosa jugada que habías hecho y me entraron unas incontrolables ganas de vomitar- A Phil le encantaba escuchar la risa de Dan, y a menudo, se sorprendía a si mismo imaginandose como sería verlo reir en persona, como sería observar la curvatura de sus labios, si formarían hoyuelos, si le brillarían los ojos...

-Oye, hoy no tengo mucho tiempo, ¿echamos la última partida?- Un acento ronco le sacó de su ensoñación, y sin tener que añadir nada más, pulsó el botón de "comenzar".

La noche era el peor momento del día, Dan dormía, por lo tanto no tenía nadie con quien hablar. Normalmente se quedaba revisando los documentos de sus casos, pero el de aquella semana le resultaba un insulto contra su inteligencia. El criminal había dejado pistas por todas partes, hasta un niño de 11 años podría haberlo resuelto. Phil engulló otro pedazo de pastel, preguntandose cuando le iban a enviar algún caso verdaderamente interesante. Quería un reto, algo para sacarse a Dan de la cabeza. Hasta él, con sus extraños hábitos alimenticios, su escasa higiene personal, y sus peligrosos horarios de sueño; era consciente de que pensar en un solo individuo constantemente, no podía ser sano para ningún ser humano.

-Phil, son las cinco de la madrugada, si vas a seguir en el ordenador durante mucho rato, ¿Podrías por lo menos dejar de dar viajes a la cocina?- El joven dirigió una rapida mirada al hombre trajeado parado en el marco de la puerta, y a continuación al pastel de frambuesa y vainilla que estaba engulliendo como si le fuese la vida en ello.

-¿Acabas de llegar?- Wade asintió y se sentó al lado de Phil, recto como el tallo de un junco, contrastaba con la extraña postura que el detective acostumbraba a adoptar, con las dos rodillas apuntando al techo, sustentandose en su propio peso.

-Me ha llegado esto- El hombre le tendió un fichero laboriosamente plegado -¿El historial de llamadas de la señora Stanley?- Phil contestó sin dirigirle la mirada; con una mano revisaba números, con otra se llevaba el tenedor a la boca.

-Estoy bastante seguro de que ella mató a su propio marido, probablemente tuviera un amante, si ese es el caso, sus contactos y llamadas podrían resultar una información bastante esclarecedora- Wade extendió los brazos y las piernas desperezandose, era natural que tuviese sueño, cualquier ser humano lo tendría, cualquiera menos L.

-Dos días, creo que has roto tu propia marca personal

-Tal vez si me enviasen un desafío de verdad- Wade soltó una carcajada.

-No puedes esperar que haya mucha gente capaz de seguir tu proceso mental, solo un genio supondría una reto para tí- Phil puso los ojos en blanco, sabía que era cierto, pero no le gustaba oirlo. Le parecía pecar de orgullo. De repente, el chico se percató de que había dejado el chat abierto, Wade observaba el nombre de Dan con una media sonrisa -Aunque a veces, consigues engañarme y parecer un joven normal que simplemente quiere jugar a videojuegos.

-¿Lo dices por Dan?- Wade se limitó a acercarse a la silla del detective y robarle el ultimo pedazo de tarta, pero Phil ni siquiera se dio cuenta, había otro pensamiento que había conseguido el monopolio de su cerebro.

-Da igual, es agradable verte sonreir de vez en cuando- Sin añadir nada más, el hombre salió de la estancia y subio las escaleras hacia su cuarto. Phil permaneció un par de minutos en silencio, paseando la mirada del avatar de llama de Dan al plato con migas de masa de hojaldre. Deseando poder compartir un pedazo de pastel con él, algún día. Preguntandose si le gustaría la tarta, o sería mas de salado. Pensando en él.

Necesitaba un reto urgentemente.

El beso de Judas (Death Note - Phan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora