La amistad se puede convertir en ¿amor?
La vida de Haruka Nanase y Makoto Tachibana dará un vuelco inesperado a causa de un error, pero... ese error les enseñara la diferencia entre el amor y la amistad.
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Los alumnos de la preparatoria Iwatobi estaban a punto de graduarse, eran los últimos meses de clases para los alumnos de tercer grado, por lo cual se habían vuelto más intensas... cada alumno estaba sumido en su propio estudio, excepto los 2 únicos miembros de 3er año del club de natación. Las regionales estaban a la vuelta de la esquina. Dado esto los integrantes de la preparatoria Iwatobi organizaron una práctica en conjunto con la preparatoria Samezuka.
Haruka nadaba elegantemente en la gran piscina techada en la que estaba, sin duda era una hermosa piscina la que tenían los de Samezuka, la piscina de su preparatoria no estaba mal, pero esta tenía algo diferente... y era que podía usar aun en tiempo de frío. Habiendo ya nadado lo suficiente se acercó a la orilla donde se encontraba su mejor amigo tendiéndole gentilmente su mano.
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—Lo hiciste bien Haru-chan —el castaño le ofreció una sonrisa dulce como siempre lo hacía, el más bajo hizo un puchero al escuchar el "chan" ya no eran unos niños, aun así Makoto no dejaba de llamarlo de esa manera, igual no podía negar que le gustaba de alguna forma.
—Ya deja de usar el "chan" —el pelinegro tomo la mano de su amigo impulsándose para salir de aquella maravillosa piscina.
— ¡Mako-chan, Haru-chan! —el castaño dirigió su mirada al menor de cabellos rubios, al parecer todo estaba listo para regresar a casa, miro al más bajo y pudo observar en aquella mirada oceánica el deseo de quedarse aún más en aquellas instalaciones, desgraciadamente no podían quedarse más, habían entrado en la preparatoria Samezuka a altas horas como pandilleros, si alguien de los superiores los miraban Rin y los demás estarían en problemas—. Vamos Haru.
—Sí...
Los cuatro integrantes habían logrado salir silenciosamente, Rin y Sousuke miraban desde la entrada del lugar.
—Rin, ¿Crees que podamos ganar?
— ¡Por supuesto! —el pelirrojo le sonrió de una forma especial, haciéndolo sentir seguro, con una sonrisa de lado cerro sus ojos y suspiro convencido.
—Bien.
Haruka y sus compañeros caminaban tranquilos, el silencio reinaba entre ellos, pero no era incomodo en sí, de hecho era agradable, sin embargo el rubio empezó una conversación, la cual no tenía idea que sería la principal razón de esta historia, dando saltos dirigió la mirada a sus compañeros con una sonrisa.
