Amelia 1

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Tiene que ser realmente genial estar en un concierto lleno de personas, gritándole cosas obsenas al cantante u artista que te gusta, tiene que ser muy entretenido poder gritarle a alguien o simplemente gritar, al igual de majestuoso debe ser el poder reír a carcajadas sin que una enfermedad te detenga. Vivo en un mundo donde nada de lo que he nombrado existe, de hecho, es todo lo contrario. Día tras día debo hablar pausadamente, no puedo apresurarme a nada, no puedo correr, no puedo subirme a juegos extremos, no puedo hacer nada que pudiese acelerar mi corazón, esto incluye llorar. Cuando tenía seis años me dio mi primera crisis fuerte, fue un real caos el ver a mis padres mirándome detrás de un vidrio conectada a máquinas para poder respirar bien y poder controlar mi corazón que, en ese momento, se salía de mi pecho. Tuve una infancia única y lo digo en el mal sentido de la palabra ya que como a toda niña de seis años le gustaría correr hacia todos lados o gritar muy fuerte o hacer un berrinche cada vez que mis padres no me quisieran comprar algún juguete o dulce. El Hecho de que Amanda apareciera en mi vida quizá mejoró de muchas formas mi infeliz infancia, ella es todo lo contrario a mi y creo que por eso es que la quiero tanto y sé a transformado en mi mejor amiga, la única en realidad.

No tengo hermanos y la mayor parte de mi comunicación es a travez de mi teléfono móvil ya que no puedo gastar el aliento que me queda, se supone que ya debí haber muerto, los doctores decían que tenía un límite de vida y ese era a los diez años pero gracias a papá y mamá, junto con sus exagerados cuidados, me han mantenido viva hasta la vieja edad de diecisiete años.

Termino de ponerme la ropa, tomo la mochila y salgo de mi habitación para ir a la cocina. Nuestra casa tiene Segundo piso pero debido a mi corazón no puedo subir mucho las escaleras por eso mi habitación se encuentra en el primer piso, me daría una taquicardia si subiera todos los días las escaleras.

- Hola Lia! - Mi mamá Sonríe de manera amplia al verme entrar por la cocina. - Prepare Wafles con miel, pero no con demasiada azúcar, ya sabes - guiña un ojo y yo tomo asiento en el mesón.

Tomo mi móvil y entro en los chats.

Mi papá? - 06:34am.

Los textos son el medio de comunicación más factible que tengo para poder comunicarme de manera rápida con la gente en general. Mi mamá mira su móvil y veo cómo lee mi mensaje.

- Creo que fue a encender el auto para que puedan irse, hoy pasarán a buscar a Amanda? - Mamá pone los Wafles con un té en frente de mí mientras me mira buscando una respuesta.

Asiento y comienzo a comer, lento pero seguro. Papá aparece en la cocina sonriendo.

- Hola hija - se acerca y besa mi cabeza - Qué tal estás hoy?

Busco en mis chats a papá.
Si digo mal iré de todas formas a la escuela hoy? - 6:41am.

Papá revisa los mensajes y ríe.

- Si me hubieras dicho mal no habrías ido pero temo decirte, Lia, que esta pregunta te a delatado - Sonríe mostrando su móvil.

Vuelvo a textear.
Te lavaré el auto si me dejas quedarme aquí hoy - 6:43am.

Papá vuelve a reír, está más feliz de lo usual, ahora es él quien textea.

Papá:
Mamá se molestará si no vas - 6:47am

Déjame en casa de Amanda y así no se entera de que no he ido hoy - 6:48am.

Sabes que igual se va a enterar, tú mamá es una bruja cuando se lo propone - 06:49am.

Bloqueo la pantalla de mi teléfono y miro a papá mientras le muestro la punta de mi lengua y él ríe.

- De que hablan? - Mamá sonríe mirándonos y yo evito su mirada.

Ultimas palabras ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora