Amelia 8

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Y otra vez nos encontramos en la clase de historia. Yo desde atrás puedo ver su cabello marrón desordenado como de costumbre, su nuca blanca como la nieve y luego su espalda. Amo tener esa visión de él porque no se da cuenta que lo estoy observando como una desquiciada obsesiva, aunque podría voltearse en cualquier momento y me encontraría mirándolo. Sólo pensar en ese hecho me hace estremecer.

"Que vergüenza"

Los codazos insistentes de Amanda me hacen voltear mi cabeza para verla con mi mejor mueca de molestia por interrumpir mi hermosa visual.

— Se va a asustar — Susurra en tono de burla —.

Yo bufo y niego con mi cabeza repetidas veces, haciéndome la desentendida.

— No estoy mirándolo — Vuelvo mis ojos a la pizarra, delante de él.

— Claro, y yo soy Ariana Grande — Ella de ríe pero deja de hacerlo en seguida cuando el profesor carraspea en nuestra dirección como un llamado de atención.

Ambas le sonreímos al profesor con cierta culpa en nuestros rostros y él sigue con la clase mirándonos con severidad.

— Jace y yo tendremos que hacer el trabajo de computación juntos — Me informa mientras escribe en su cuaderno.

Yo me paralizo. ¿Que qué?

— Me dijo que había intentado conseguir mi número contigo para ponernos de acuerdo en lo que haríamos pero tu arrancaste — Y es ahí cuando yo tomó mi lápiz hermoso y comienzo a escribir otra vez. Ella me mira esperando una respuesta pero yo hago caso omiso a su mirada. No es que haya escapado de Jace, se le dice evitar hacer el ridículo delante de la persona que te gusta.

De pronto amo tanto escribir lo que el profesor dice que me centro sólo en eso pero para mi desgracia y mala suerte, el timbre de salida es lo que interrumpe al docente y corta la inspiración con la que hablaba animadamente.

Miro a Amanda y ella sonríe orgullosa.

— No arranqué — Murmuro con mi ceño fruncido —.

— Hola — Mi mejor amiga y yo miramos al Castaño de piel pálida con sorpresa, como si nos hubieran descubierto haciendo algo malo. Jace sonríe genuinamente.

— Hola — Contesta Mandi, obligada ante mi silencio.

Puedo sentir mis mejillas calientes por la sangre que a subido a estas. ¿Como carajo consiguió tener ese tipo de reacción en mi? ¿Porqué rayos Jace me pone tan nerviosa? Ni que me gustara, por favor, que ridiculez. Mi nerviosismo provoca que comience a toser falsamente sin razón alguna, captando la atención de ambos testigos. Me pongo de pie y tomo mis cosas para luego salir de ahí. Si sigo tosiendo cada vez que vea a Jace me va a tomar por loca, estoy enferma pero no loca. Quizás luego me odie por toser tanto, o piense que me da alergia, o crea que es por su culpa que me pongo a toser, como si fuera por su culpa, que ridiculez.

Dejo las cosas dentro de mi casillero ya menos apresurada por escapar, aunque no estaba escapando, ósea si pero no, da igual. Es hora de almorzar así que me voy al comedor con mi pase para mostrarlo y que así me pasen mi comida distinguida. Sí, esa es otra de las cosas que "disfruto" con mi enfermedad. Sólo puedo comer ciertos alimentos, que a diferencia de las personas normales, me harían mal. No gastaré palabras explicando lo que puedo comer y lo que no, no vale la pena. Recibo mi bandeja con cuidado y me retiro a una de las mesas vacías a esperar que llegue Amanda.

Creo que tendré que dejar de escapar de Jace cada vez que nos encontremos o realmente pensará que estoy loca de amor por él, o peor, que me da alergia si cercanía, aunque sea así, mis ansias porque me invite al baile crecen cada día más y es una de las razones por las que me negué a ir con Peter. Él sueño de nuestras madres es que él y yo estemos juntos como pareja pero no, la única relación que llegamos con ese idiota es de conocidos. Aunque debo recalcar que yo lo conozco sólo fuera del colegio, dentro jamás.

Unos minutos más tardes llega mi amiga moviéndose de un lado a otro rápidamente mientras pasa por entre medio de las mesas, ganándose miradas disgustadas de otros compañeros que están ocupando estas.

— Lía — sus ojos grandes me indican que tiene algo importante que contar — Dos cosas — hace un gesto con sus manos — Uno, le dije a Jace que si podía sentarse con nosotras en el almuerzo y dos, creo que tiene novia.

De pronto su última confesión me parece demasiado interesante. Creo que mi vida con cuatro hijos, una mansión frente al mar junto a Jace se a ido a la caca. Literalmente ahora un "Tenemos un 33:12" está resonando con agudeza en mi cabeza con la voz de los soldados de Monster inc.

— ¿Como sabes que tiene novia? — Mi ceño se frunce más de lo necesario. Siento que esto me importa más de lo que debería.

Las cejas alzadas de mi amiga con sus brazos cruzados sobre su pecho y su cara de victoria restregándome el "tenía razón" son lo que me hace rodar los ojos y terminar de asegurarme de que esto si me importa más de lo que debería.

— No em... — la palma de su mano se hace presente frente a mi cara, deteniéndome al hablar.

— Admítelo, porque creo que ya es demasiado tarde como para continuar negándolo — Su sonrisa de suficiencia no se quita de su cara — Soy tu mejor amiga, Lía, te puedes mentir a ti misma pero a mi, jamás. O quizás si puedes pero no te voy a creer porque te conozco y tu no sabes mentir.

Yo bufo irritada y avergonzada al mismo tiempo. No es para nada lindo cuando tienes que admitir que te gusta la persona a la que negaste toda tu vida para evitar que tu mejor amiga, "la burlona", te moleste de por vida con él o peor, te lance delante de él cuando este vaya caminando justo por enfrente de ti.

—¿Me dirás como es que sabes que tiene novia? — pregunto casual mientras me llevo un poco de ensalada a mi boca.

Miro de rojo a Amanda y noto que juega con el borde de la boca de la botella de jugo. 

"Señal de inseguridad". Puede que Amanda sepa ver cuando miento y cuando digo la verdad porque me conoce pero yo también la conozco a ella y sé cuando algo le pasa, cuando no quiere decir algo, cuando algo le incomoda e incluso cuando no se a asesorado de algo, como ahora por ejemplo.

— ¿Amanda? — frunzo mi ceño mirando detenidamente sus facciones.

— Probablemente... — pésimo comienzo para ella, la razón para mi – Quizás solo sea una suposición de que es su novia.

Bingo, lo sabía, pero aún así prefiero hacerme la decentendida ladeando mi cabeza cual perrito confundido.

— ¿Probablemente? — Su cara se contrae al mirarme.

— Mira, mejor no pierdas esperanza hasta que esté segura de lo que digo — Ella me mostró una sonrisa de culpa y yo puse mi cara de póker para luego golpear su brazo en forma de regaño.

Mentiría si dijera que su "suposición" no me tranquiliza, porque siento todo lo contrario. A decir verdad, he estado enamorada de Jace desde que tengo uso de razón, me gustó desde el primer momento que apareció en la casa de Peter para jugar. Fue en ese momento cuando me gustó hasta como comía, poco a poco él y Peter se empezaron a acercar y a volverse buenos amigos con el tiempo; claro yo de vez en cuando me metía en sus juegos solo para ver en acción a Jace y fue gracias a él que me di cuenta de que existía el amor a primera vista o quizás eso sea muy exagerado y solo sea un amor de infancia.

Quizás el hecho de que fuera tan atento conmigo, amable y lejos menos manipulador que el rubio idiota me cautivó. Muchas veces se culpó cuando algo se me caía o ensuciaba. "Son cosas de niños", dirás tú y tal vez tengas cierto grado de razón pero con el tiempo se volvió algo mucho más fuerte, eso terminó de convencerme de mi gran enamoramiento por Jace, pequeñas cosas se fueron juntando hasta formar algo firme y duro como el concreto o quizás solo la fantasía de una historia que jamás va a pasar.


Ultimas palabras ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora