Parte 2

139 8 29
                                    


Llevaban unas dos horas en camino, habían dejado atrás la ciudad cercana y ahora rodaban por la autopista interestatal, había poco tráfico, Sam aclaró su garganta y pidió a Rowena información acerca de la persona que iban a ver y el motivo por el que creía que podía ayudarles.

Nailynn estaba en la tienda. Parecía que aquella sería una tarde tranquila. La rodeaban los familiares olores de las velas aromáticas, el incienso, las especias, las hierbas y el colorido de los cristales y minerales que se agrupaban en los estantes. Le encantaba la quietud y la paz que transmitían los objetos allí recopilados. Estaba segura que la tienda de su madre transmitía buenas vibraciones a todo el que entraba. Se ubicaba en un escondido barrio de Nueva York, pero era bien conocida por las personas interesadas en el ocultismo. Su madre llevaba años atendiendo a una singular clientela  que venían buscando pociones y talismanes que resolvieran o al menos aliviaran sus problemas, aunque la mayoría de las veces, les ayudaba escuchándoles y aconsejándoles con una buena dosis de sentido común.

Ella había pasado la mayor parte de su vida allí, siempre había hecho sus tareas del colegio en una pequeña mesa esquinada al lado de la ventana y posteriormente cuando creció, también en esa misma mesa, con un eficiente ordenador, hacía sus trabajos de traducción de pergaminos antiguos.

Nailynn, era reconocida por toda la comunidad científica de arqueólogos e historiadores. Su facilidad para los idiomas se hizo patente muy pronto. Al principio era como un juego para ella, a la tienda acudían toda clase de personas de muy distintas nacionalidades, ella era una niñita despierta que conversaba con todo el mundo. Unas pocas palabras en un idioma desconocido le bastaban para descifrar  y establecer las conexiones comunes con otras variantes que conocía y en pocos minutos comprendía frases sencillas del nuevo lenguaje.  Era un don.

Poco a poco se fue especializando, dominaba un gran número de lenguas. 

Se dedicó a investigar. Quería conocer la evolución de las lenguas, estaba convencida de que al principio había un solo lenguaje primigenio del que procedían todos los idiomas, ella lo llamaba "El lenguaje original". Su empeño era descubrirlo.

Su sistema era como una pirámide, pretendía ir desde los idiomas modernos hacía los más antiguos en el tiempo, simplificándolos de manera que del estamento superior dependieran los inferiores. Con ayuda de su ordenador creó un programa que le permitía ir hacia atrás inversamente en el tiempo a la raíz inicial de cada grupo de palabras y luego aún más atrás a los símbolos que las representaban, bien fuera en pergaminos o anteriores aún y mucho más simples, en los grabados en piedra. Quería llegar retrocediendo hasta los primeros símbolos que sirvieran para comunicarse.

Trabajaba en el descifrado de lenguas muertas, le llevaban libros, pergaminos, petroglifos, cualquier escritura arcaica que se descubriera en las excavaciones arqueológicas de todo el mundo, para que tratara de interpretarla descubriendo sus secretos, ella disfrutaba con el desafío que le proporcionaba ese trabajo, tenía una especie de intuición que le permitía deducir, relacionar y finalmente traducir los símbolos desconocidos, uniendo los indicios, las partes hasta formar un todo. Esa era su vida. Así era feliz, no pretendía reconocimientos, hacía su trabajo y cobraba por él, pero para ella era un placer esclarecer los entresijos de una nueva lengua perdida en el tiempo. Se había labrado una reputación y un gran prestigio en la comunidad académica de todo el mundo.

 —Dices que conociste a esa chica, Nailynn, cuando todavía era una niña, ¿por qué crees que puede ayudarnos con la esfera? —preguntó Sam a Rowena. Rodaban bastante rápido, pero apenas había tráfico, él podía concentrar su atención a la vez en ella y en la carretera, esperó a que la bruja contestara, ella se atusó el pelo, se miró en un espejito para comprobar el perfecto estado de su maquillaje, pues le gustaba crear expectación, y cuando le pareció que Sam estaba ya lo suficientemente irritado por la espera, con una secreta sonrisita,  comenzó su explicación.

RESCATE FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora