Parte 3

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Dean llevaba varias horas en esos bosques tratando de encontrar a Sam, se habían separado para encontrar el rastro del Wendigo que estaban cazando, pero no solo no había encontrado ninguna pista, sino que Sam también había desaparecido, había recorrido todos los senderos, había tratado de llamarle incontables veces al móvil y su pánico iba creciendo a medida que pasaban los minutos, se imaginaba que el Wendigo lo había atrapado y lo había destrozado sin que él hubiera podido evitarlo, hasta que de repente el escenario se desdibujó y durante unas décimas de segundo se encontró en una concurrida calle de una ciudad, le pareció que podría ser Tokio. Todo ocurrió muy rápido, pero esos instantes fueron suficientes para darse cuenta que había estado de nuevo inmerso en una de las tortuosas trampas de Mikel. Esas distorsiones ocurrían sin que ninguno de los dos pudiera evitarlo y eran suficientes para alertar a Dean de que estaba en una ficción creada por el arcángel.

Al usurpador le divertía torturar así a Dean, al conocer todos sus secretos sabía que el punto débil de Dean era su hermano Sam, que no había nada que Dean no hiciera por él. Le divertía crear simulaciones en las que Dean perdía a Sam, o en las que Sam se enfadaba con él y lo abandonaba, o su favorita, un accidente de tráfico en el que Sam resultaba herido de muerte, le dejaba que creyera que lo había llevado a un hospital, y en cuanto abandonaba la habitación para ir a hablar con el médico ya no podía volver a encontrarla, Dean entonces tenía que recorrer interminables pasillos buscando la habitación de su hermano y su estado de angustia aumentaba a medida que pasaban los minutos y las horas y no podía encontrarlo. Otras veces se lo mostraba luchando con cualquier monstruo y no podía salvarlo, lo recogía herido y le hacía pasar por todo el proceso de intentar curarlo, contemplar su muerte, tratar de hacer tratos para devolverle la vida, para finalmente tener que enterrarlo como cazador y sufrir durante días el peso de la soledad y la culpa por haberlo perdido. 

El cruel arcángel se regocijaba con el sufrimiento de Dean, le proporcionaba diversión constante y a la vez era el modo de mantener a Dean entretenido para dedicarse a sus intereses sin preocuparse de que el humano pudiera tener acceso a sus planes.

La primera semana lo mantuvo así de una ilusión en otra sin dificultad, pero pronto Dean se percató de lo que pasaba, y trataba de impedir por todos los medios dejarse arrastrar por las imágenes y la sensación de realidad que experimentaba porque sabía que podía perder la cordura y verse inmerso en un bucle de pesadillas que lo torturarían sin fin.

El hecho de que las ilusiones siempre tenían que ver con la pérdida de Sam, le ayudó a poder distanciarse, recordó que cuando Sam estaba siendo torturado mentalmente por Lucifer había podido distinguir entre lo que era real y lo que no apretando una herida que tenía en la mano, fue el propio Dean el que le convenció de que si podía apretar la herida y sentir dolor estaba en el mundo real.

Pero el problema al que se enfrentaba Dean ahora era que  él no podía herir su cuerpo, no tenía ninguna posibilidad de acceder a él, debería conseguir marcar su alma, que hubiera algo que le trajera de vuelta de la distorsionada realidad que el arcángel le provocaba. Estuvo al menos dos semanas más tratando de encontrar la manera. Comprobó que si se mantenía despierto Mikel no podía iniciar ninguna de esas pesadillas y tampoco dedicarse a hacer lo que quiera que hiciera cuando lo tenía inmerso en ellas, pues si estaba consciente, Dean podía ver y sentir todo lo que Mikel veía y sentía. El usurpador no quería que Dean descubriera sus planes así que solo actuaba durante el tiempo en que un Dean agotado de resistirse caía dormido sin remedio, el arcángel introducía la pesadilla y ya tenía a Dean ocupado y él el campo libre para hacer su voluntad sin que Dean se inmiscuyera.

Después de descubrir que ese era el modo en el que Mikel operaba, Dean dio con la solución, en los sueños no puedes morir, así que en cuanto se daba cuenta de que lo que estaba viviendo tenía que ver de alguna manera con perder a Sam, inmediatamente se suicidaba con lo primero que tuviera a mano, un cuchillo, estrellarse con su querida Baby, tirarse por la ventana de un décimo piso, dispararse a bocajarro... cualquier cosa, que le permitiera comprobar que después de hacerlo no había muerto, eso le permitía destruir la ficción en la estaba sumido, despertar  y vigilar los pasos de Mikel.

RESCATE FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora