lástima

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Sus ojos brillando por la emoción, un mensaje en su celular, la razón para sonreír ese día. Hiro Hamada lo había invitado a salir.

Aquél chico de ojos rasgados pero grandes cuando sus lentes ocupaba, de rostro repleto de pequeños barros y una cabellera despeinada veinticuatro siete, lo había dejado sorprendido ante tal invitación

Y vamos, Hamada no era todo un galán, ni mucho menos atraía a más de una niña en la preparatoria, pero vaya que a ese pequeño

































































 chico moreno de brackets lo tenia un poco loco.

Su corazón latía con fuerza, y sentía que en cualquier momento lloraría. Su amor platónico le estaba diciendo que tenia algo importante qué decirle, y bueno, al conocerse por cuatro años aproximadamente, Miguel tenía una idea de qué sería aquella gran confesión que tenia que darle, aún así, no quería emocionarse.

Era poco decir que Hiro estaba nervioso, pues incluso las lágrimas se veían en sus preciosos ojos al momento de tener al moreno frente a él, junto a una sonrisa irónica.

Mientras tanto, Miguel lo veía con fascinación, como si fuera la persona más hermosa del mundo. Hizo una pequeña sonrisa y con preocupación le dijo:

-¿Pasa algo?.- Su voz dulce lo hizo volver a la realidad. Negó con energía y soltó un suspiro.- B-bueno... y... ¿de quienes son esas lindas rosas?.- Dijo con las mejillas del mismo tono que las flores, señalándolas. 

-Oh, s-son... s-son para t-ti.- Bajó la mirada y se las extendió temblando, el chico las aceptó, pegándolas a su pecho y aspirando su olor, con una cálida sonrisa.

-¡Muchas gracias, Hiro!.- Se acercó hasta el nipón y le dejó un tierno beso en sus mejillas, sonrojándolas aún más.- Bien, y... ¿para qué me querías?- Rió un poquito y entrelazó sus manos, solo para darle confianza y acariciarla con dulzura. 

-B-bueno yo... dios... t-tenía todo un discurso para ti pero, parece que las palabras s-se me fueron...- Balbuceó.- Me gustas, Miguel.- Dijo con dificultad, escondiendo su rostro entre sus manos. El moreno soltó un chillido de alegría, abalanzandose contra el mayor, y apretándolo a su cuerpo. 

Con algo de confusión, Hiro lo recibió, sonriendo en su cuello y acariciando su espalda.

-Tú también me gustas chinito de mi  corazón...- Sus ojos se abrieron al tope, sus manos empezaron a temblar y se rascó la nuca con nervios.

-¿Q-qué?...- Dijo sin creerlo, alejándose un poco. Miguel rió, lo tomó de los hombros y le plantó un corto beso, para luego acariciarle la mejilla, y revolver aún más su lindo cabello.

-Así como lo escuchas, estoy enamorado de ti, Hiro.

-P-pero yo... n-no... n-no puedo gustarte, no entre t-tantos chicos lindos.- Bajó la mirada y el mexicano no hizo mas que llenarlo de besos por todo el rostro y reír.

-Tú eres mi niño bonito, el mejor de todos. 

One Shots - Higuel. [Editando]Where stories live. Discover now