Rowan fue seleccionado como explorador para acompañar a un grupo a buscar agua, pues las reservas comenzaban a escasear. Así pues, él junto con Missa, Dante y un chico y una chica cuyo nombre no conocía, salieron en busca de algún riachuelo.
En esta ocasión, Rowan era el primero en avanzar por tener ya el poder, ayudándose de un machete con el que iba cortando ramas. Missa le seguía, apuntando en su libreta todo tipo de datos, como los tipos de árboles que había alrededor o los frutos que brotaban de los arbustos de la zona. Y una vez más, Dante se encargaba de la retaguardia con su pistola.
Tras unos diez minutos de camino lleno de plantas y árboles, llegaron a la orilla de un rio, rodeado de pequeñas piedras que formaban su propia costa como si del mar se tratase. Todos se acercaron rápidamente, llevaron sus manos juntas al agua y bebieron del rio.
Acto seguido, Missa se levantó y se comenzó a quitar la ropa, quedándose en ropa interior. El calor inundó a Rowan e incluso podía notar perfectamente como sus mejillas se coloreaban de rojo.
—¿Qué haces? —preguntó la otra chica.
—Pues está claro, voy a bañarme. Desde que abandonamos la Ciudad Flotante no hemos podido disfrutar de un buen baño.
—Déjala —intervino Dante con una sonrisa pícara—. Al menos nos alegra la vista.
—Ten cuidado, parece profundo —advirtió Rowan mirando al rio.
Mientras Missa se introducia en las aguas, el resto se sentó en la orilla a esperar. Rowan se detuvo a observar al chico que no conocía y decidió hablarle.
—Parece más pequeño que el resto de nosotros, ¿qué edad tienes?
—Dieciseis —respondió—. Tampoco soy mucho menor que tú, supongo. Debes de tener unos dieciocho o diecinueve.
—En el clavo. Dieciocho. —Rowan se detuvo un momento antes de seguir hablando—. Debe de ser duro ser exiliado siendo menor de edad, ¿qué hiciste?
—Le di una paliza a uno de mi instituto —dijo el chico sujetando una piedra y apretándola con fuerza—. ¡Pero se lo merecía! Era un abusón.
—¿Te han condenado a muerte por una pelea de instituto? —preguntó incrédulo Dante—. Estos de ahí arriba... cada día están más locos.
—¿Y tú, qué hiciste? —le preguntaba Rowan en esta ocasión a Dante.
—Cuéntame tu caso y te responderé a eso —contestó mientras jugaba con su pistola.
—Pues mi caso es que me acusaron de robar documentación oficial de la empresa en la que trabajaba, que seguro que la conocéis: Techno Evolve.
—Esa empresa es la que distribuye los Chips de poderes a los Exiliados —dijo motivado el chico—. Siempre he soñado con trabajar ahí. La informática es mi vida.
—Pues chico, —repuso Dante—. Visto lo visto, mejor que no.
—Tu turno, ¿qué hiciste?
—Bueeeno... ya sabes lo que pasa cuando uno conduce borracho. Provoca accidentes y esas cosas. Pero dejemos de hablar de mí, ¿y tú qué, chica?
El grito de Missa interrumpió la conversación. Se levantaron del suelo y vieron como una sombra se deslizaba a su alrededor bajo el agua.
—Demonio —advirtió Rowan.
Dante se acercó y se metió en el rio, llegándole el agua por las rodillas y comenzó a disparar con la pistola a la sombra, que se alejó por un momento de Missa.
—¡Nada! —gritó Rowan acercándose al rio.
El chico le detuvo en seco y Rowan lo miró desconcertado.
—He oído lo de tus descargas —explicó—. Si liberas una en el agua la podrías matar.
«Tiene razón», pensó. Mientras, Missa nadaba a toda prisa hacia ellos hasta tocar el fondo del rio con los pies, momento en el que empezó a correr en el agua. Cuando estaba ya cerca de Dante, la sombre salio del agua justo detrás de ella. Era una especie de serpiente negra con la cabeza acabada en punta a ambos laterales.
Dante disparó tres o cuatro balas sobre el demonio reptil, pero solo le hacía retroceder, hasta que la pistola se quedó sin balas. La serpiente echó la cabeza hacia atrás y se abalanzó sobre Missa, quien se giró hacia ella y se cubrió la cara con los brazos.
Cuando los colmillos del demonio estaban a punto de hincarse en la piel de Missa, ésta brilló fugazmente y el demonio fue impulsado y derribado hacia atrás con fuerza. Missa se miró las manos boquiabierta. Entendió entonces que acababa de despertar su poder, que le había salvado la vida.
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Los Exiliados
Science FictionEn un mundo consumido por los demonios, en la Ciudad Flotante, el único lugar seguro, no hay sitio para todos. Es por eso por lo que un minimo acto criminal implica el exilio a las Tierras Inferiores, donde se es condenado a morir a manos de los dem...