CAPITULO 12: DESCARGA

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Hace diez minutos:

Los demonios parecían no seguirles más, así que se detuvieron a tomar aire. Finn se apoyaba en la pared bajo el cartel de 'pediatría' y Rowan se sentaba en una incómoda silla junto a una puerta.

—Han seguido a Dany —dijo Rowan preocupado.

—Hay más demonios de los que pensábamos.

—Hay que buscarla.

Los rugidos de los demonios comenzaban a sonar cada vez con más frecuencia. Todos estaban al tanto de la presencia de los humanos en el hospital.

Rowan agarró a Finn con fuerza y colocó su mano en la boca del chico para evitar que emitiera algún sonido. Finn no entendía esa repentina reacción, hasta que oyó el sonido intermitente de fuertes pisadas que se iban acercando.

Tiró de Finn sin quitarle la mano de la boca y se metieron en la sala de pediatría.

Una fuerza cuya procedencia era desconocida tiró a Finn al suelo y Rowan fue empujado contra la pared. Jeremy le presionaba el pecho contra la pared con una mano, mientras que con la otra le amenazaba con una especie de material afilado de aspecto óseo que salía de su carne.

—Pensaba que érais demonios —dijo finalmente Jeremy, mientras el material blanquecino se introducía nuevamente en su piel.

—¿Qué haces aquí dentro? Y solo

—Me separé de Blake y el resto del grupo.

Un demonio entró repentinamente por la puerta y Finn, que estaba junto a ella, comenzó a arrastrarse hacia atrás con los codos.

Jeremy sacó de nuevo el arma ósea de su brazo y se lo clavó al demonio, que a su vez le arañaba lentamente dicho brazo con las garras, formando dos surcos sangrientos en la piel de Jeremy.

Rowan saltó a la espalda del demonio y colocó una palma de la mano en la cabeza, provocándole una fuerte descarga que lo dejó inmóvil. Luego agarró la espada y se la hundió en la nuca.

—Tenemos que llevarte con Aby —le dijo a un herido Jeremy.

—Entonces tenemos que retroceder y bajar a la planta inferior —intervino Finn.

—Pero entonces Dany... Nos alejaremos de ella.

—Si esa chica está sola es muy probable que ya esté muerta —repuso Jeremy—. Salvadme a mí, que es más seguro.

Rowan le lanzó una mirada áspera.

—Finn, ¿crees que podrias llevarle con la doctora?

—¿Me vas a dejar solo?

—Es la única posibilidad de salvarlos a los dos.

—¿Es que no me has oído? —Jeremy se acercó agresivamente a Rowan—. Esa tal 'Dany' está más que muerta. Ven con nosotros y asegúrate la vida. No seas iluso.

—Recuerda, Finn —dijo Rowan ignorando a Jeremy—. Pasa por 'dermatología' y baja las escaleras.

Finn asintió y los tres salieron de la sala. Continuaron por el pasillo hasta que se separaron. Rowan avanzaba por el solitario pasillo, con sus cinco sentidos pendientes de la presencia de algún demonio.

Sin embargo, la voz de Finn atrajo toda su atención:

—¡Rowan!

Finn giró la esquina corriendo, y a su espalda, Jeremy corría sujetándose el brazo ensangrentado. Tras ellos iban tres demonios peleándose por alcanzar primero alguna de sus presas.

—¡Corred más rápido! —les gritó Rowan.

Uno de los demonios estaba a punto de alcanzar a Jeremy cuando éste agarró con su brazo estirado el hombro de Finn y lo tiró al suelo, abandonándolo y continuando su carrera.

Rowan no podía creer que hiciera eso y comenzó a correr para ayudar al chico.

—¡Corre insensato! —le dijo Jeremy mientras pasaba por su lado.

El demonio alzó la garra y la pasó por el abdomen de Finn, que comenzaba a sangrar tanto por la herida como por la boca. Se acercó y se colocó sobre él, dispuesto a hincarle las mandíbulas.

Rowan corría con su brazo estirado, pero estaba demasiado lejos aún. El demonio se lo iba a comer.

De su mano comenzaron a salir chispas y una descarga se extendió hasta el demonio, electrocutándolo y dejándolo seco. Era la primera vez que usaba su poder de esa manera y estaba sorprendido, pero no era el momento de detenerse a pensar en eso.

Se acercó rápidamente a Finn, agarró su brazo y lo subió a su espalda, para luego emprender una nueva carrera para huir de los otros demonios. Se metieron en una sala que por la camilla y la cantidad de maquinarias que había, supo enseguida que se trataba del quirófano. Jeremy usó una barra de metal oxidado para atrancar la puerta.

—Tú fumas, ¿verdad? —le preguntó Rowan mientras soltaba a Finn sobre la camilla.

—Si, ¿por qué?

—Dame el mechero.

Se lo arrebató de las manos, se subió a una máquina y encendió el mechero cerca del sistema antincendios. Pronto comenzó a llover por todo el hospital y aquella sala quedó empapada por el agua.

—¿Qué haces?

—Súbete a algo.

Jeremy le hizo caso y se subió a un armarito de madera blanca. Pronto, se formó un gran charco en la habitación y la puerta fue destruida por dos demonios, que observaban pacientemente el interior. Se acercaban poco a poco y en cuanto los dos pisaron el charco, Rowan se agachó y provocó una descarga en el agua que rápidamente alcanzó a los demonios. De ellos saltaban chispas por todas partes y aquello se convirtió en un espectáculo de fuegos artificiales.

Los demonios cayeron muertos y Rowan apartó los brazos para comprobarlo. Jeremy se bajó del armario y exclamó:

—¡Lo has conseguido!

Rowan se levantó y le dio un fuerte puñetazo a Jeremy.

Los ExiliadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora