CAPÍTULO 2:

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Unos días más tarde, en la habitación de Valeria…

    -Ya han pasado unos días desde que Alicia y yo tuvimos aquella conversación, espero que esté bien y todo lo que hablamos le haya servido de lección. Tal vez debería de hacer algo para subirle la autoestima. -me dije a mi misma.

Al cabo de un rato de reflexión en mi escritorio, miré el reloj y las agujas apuntaban hacia las ocho menos diez. Estaba llegando tarde a clase, si no me daba prisa, llegaría tarde. Así que corrí lo más rápido posible.

No me daba tiempo ni a desayunar. De hecho me cogí una galleta para intentar comerla por el camino, no más.

Mientras corría por las calles sin frenar, vi como una chica estaba tirada en el suelo recogiendo sus libros, probablemente se le habrían caído.

Decidí ayudarla, así que me acerqué y vi que era Idara, la chica nueva de intercambio. Vino hace unos días de Milán, Italia.

Ella es una chica bastante mona la verdad, tiene el pelo muy rubio, unos ojos azul celeste que combinan con su cabello y su estilo era acorde con su país. Parece bastante maja la verdad, seguro que en estos 4 meses nos hacemos amigas.

Cuando me acerqué a ella, la ayudé a coger todos sus libros, había uno que me impactó bastante la verdad, nunca podría imaginar que alguien de Italia estuviera leyendo un libro como La sombra del viento. Me quedé alucinada, por fin encontré a alguien más a la que le gustaba leer.

Ella me miró con cara de sorpresa y de repente me dijo:

    - Vedo che ti piace anche leggere.

Yo no sabía muy bien lo que estaba diciendo, aunque sí que sabía algo de Italiano, gracias a mis tíos que viven allí. Todos los veranos vamos a visitarlos y me enseñan un poco de su idioma.

Lo que Idara quería decir era algo como: ¡Vaya! Veo que a ti también te gusta leer. Y sí, la verdad es que acertó. Durante unos segundos pensé en cómo contestarla en Italiano. Hasta que lo conseguí y le dije:

   - Sì! Lo adoro, leggere per me è come la mia passione. E sono contento che ci siano più persone che la pensano così.   (¡Sí! Me encanta, leer para mí es mi pasión. ¡Y me alegro de que haya más personas que piensen así)

        - Wow! Non sapevo che stavi parlando in italiano. (¡WOW! No sabía que hablabas en Italiano.)

         - Sì... ho imparato grazie ai miei zii. (Sí, aprendí gracias a mis tíos) - le contesté a Idara.

        - Bene, faremo meglio a camminare o faremo tardi. (Bueno, será mejor que caminemos o llegaremos tarde.)

Las dos empezamos a caminar y por un momento pensé en hablarle de Alicia. Ya que las tres compartíamos los mismos gustos.

           - Ho un amico di nome Alicia, a cui piace anche leggere e scrivere. (Tengo una amiga llamada Alicia, a quien también le gusta leer y escribir.) - dije con entusiasmo.

           - Oh! Mi piacerebbe incontrarti. (¡Oh! Me encantaría conocerla)- me contestó Idara.

          - So che non ti conosco molto, ma vorrei che tu mi aiutassi a impedire ad Alicia di sottovalutare come scrittore. Sta vivendo un momento terrible. (Sé que no te conozco demasiado, pero me gustaría que me ayudes a evitar que Alicia se subestime a sí misma como escritora. Ella está viviendo un momento terrible.)   -le dije a Idara algo triste.

    - Certo, se vuoi parleremo durante l'intervallo. (Claro, si quieres hablamos en el recreo)

De repente tuve un impulso y abracé a Idara fuertemente.

   - Ciao. (Chao)

   - Ciao. (Chao)

Estaba a punto de entrar en la clase hasta que Alicia me saludó. Decidí esperarla para entrar juntas.

   - ¡Hey! ¿Qué tal?- le dije a mi amiga.

   - Mmmm… Supongo que bien. Por cierto.  ¿Quién era esa chica con la que te has abrazado?  Pensé que yo era tu mejor amiga.  ¿Ya me has reemplazado? - me dijo Alicia con cara de indignación.

Me hizo gracia ese comentario y por eso me empecé a reír a carcajadas

    - ¿De que te ríes? Te estoy hablando en serio.

    - Uiii… Que celosita. Parece que alguien se ha levantado con el pie izquierdo. -le dije en modo de vacile.

    - Cero celos, cero celos…  ¿Sabes, amiga? Lo siento, no se porque te contesté así.  No sé lo que me pasa. Lo siento. -me contestó cabizbaja.

    - No te preocupes, está bien. Y sí, sabes perfectamente que eres mi mejor amiga, y siempre lo serás.

    - Gracias.

      - De nada. Por cierto, la chica que has visto antes es Idara, una chica que ha venido de intercambio, viene desde Italia. Y estuve hablando un rato con ella.

   - ¿Y como hablaste con ella si no sabe castellano?- me preguntó confusa.

   - Sé que nunca te lo he dicho, pero yo sé Italiano, mis tíos me enseñan cada verano.

    -  ¡Oh! ¿Vas a Italia cada verano? Me parece muy feo que no me lleves. - me contestó indignada.

    - Jajaja, anda vamos a clase, ya hablamos luego.

    -  Si, mejor… - me dijo Alicia mientras entrábamos a clase.

Durante la clase todo estaba bastante normal, nada fuera de lo común, muchas bolas de papel volando de una esquina otra, aviones de un lado para otro, todos echándose unas risas increibles sin hacer caso alguno al profesor. Todo bastante normal la verdad.

En cuanto las clases acabaron, todo el mundo empezó a levantarse de sus sillas de manera muy brusca como si hubiera una estampida o algo para encontrarse con sus amigos.

Mientras hacían un corro y malgastaban su tiempo en cantar canciones aleatorias, chillar, saltar y pegar a los compañeros. Alicia y yo sacamos los libros de la asignatura que nos tocaba y empezamos a leer el libro que nos estábamos leyendo. No me sentía para nada apartada del grupo, no quiero ser ni parecerme en absoluto a esos “personajes”.

Cuando acabaron las clases Alicia y yo estuvimos de acuerdo en bajar al patio y escribir un rato las dos juntas. Mientras tanto esperé sentada a que Alicia cogiera su aperitivo, cosa en la que tardaba media vida.

      - ¡Alicia tía! Me aburro. ¿Quieres coger ya el aperitivo por favor? Han salido ya todos de clase, somos las últimas en salir.

      - Tranquila, que ya voy.

5 minutos más tarde, que realmente se hicieron eternos…

     - ¡Alicia! Me voy, me desesperas. - le contesté furiosa mientras soltaba algunas carcajadas de desesperación.

      - Que no, que no. Que ya voy en serio, espérame. - me dijo mientras cogió por fin su aperitivo.

      - ¡Bravo! Por fin lo cogiste.

Las dos bajamos al patio y nos pusimos en una esquina con nuestros cuadernos. Después de un rato pensando en que escribir, las dos abrimos los ojos de par en par mientras levantábamos el dedo. Por una vez, conectamos nuestras mentes y conseguimos fusionarnos. Entonces empezamos a escribir.

HOY LECTORA, MAÑANA ESCRITORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora