CAPÍTULO 3:

44 39 6
                                    

Estábamos en los últimos 10 minutos del recreo, Valeria y yo estuvimos escribiendo ideas para nuestra historia conjunta, hasta que Valeria rompió el silencio.

- Amiga. ¿Qué significa para ti un
libro?-me dijo seria.

Me quedé bastante bloqueada, pensando en que sería una broma, pero al verla tan segura de sí misma decidí responderla sin pensarlo mucho.

- Cuando leo un libro se me pasan
muchas cosas por la cabeza. A
veces me pasa que no quiero que
se termine, pero quiero saber el
final y vivo en una angustia
constante por querer leer un
capítulo más, pero haciéndolo
lento, como tratando de
imaginarme la forma en que los
personajes dirían tal o cual frase.
-le respondí seria, y continué
hablando.

- Otros casos son cuando leo un
libro en papel que tiene aroma a
viejo, leo y huelo. Adoro ese
aroma a pasado, a hojas viejas, y
eso lo hace más interesante aún.

- Ajam... -soltó Valeria mientras
yo seguía hablando.

- Cuando tengo un libro en mis
manos que tengo muchas ganas
de leer, me suelo sentir nerviosa
antes de abrirlo, y las primeras
páginas las suelo leer con las
manos calientes de la emoción,
rogando que sea todo lo que
espero o mejor. A medida que un
libro que me gusta va avanzando
puedo llegar a olvidarme del
mundo y concentrarme
exclusivamente en la historia.

- Finalmente, cuando llego al
final, si el libro me ha gustado
mucho, me suelo encontrar en
el limbo de querer terminarlo
para saber qué pasa pero leer
lento por no querer que la
historia se acabe. - le dije a mi
amiga respondiendo la pregunta
completamente.

Hubo un momento de silencio, mientras veía a mi amiga sonreír. Hasta que Valeria me dijo:

- Alicia, lo has conseguido. A
partir de todo esto, has
conseguido volcar tus
sentimientos en un libro. A
partir de este punto podemos
empezar a escribir la historia.
¿Te parece bien?

- Sí... supongo que si. -dije algo
confusa sin todavía entender a
Valeria.

- Perfecto, entonces lo que
haremos será empezar la
historia a partir de nuestras
emociones y sentimientos,
siempre y cuando tenga que ver
hacía la literatura.

- Vale. -dije segura de mí misma
después de entender a Valeria.

- Bien, de momento será mejor que lo dejemos para otro momento que ya es hora de subir a clase. -me dijo mientras se levantaba.

El tiempo transcurría en la clase de lengua castellana. Estábamos haciendo ejercicios y más ejercicios de analizar sintácticamente las frases, mientras tanto, yo estaba ilusionada pensando en nuevas ideas para nuestra historia. Por primera vez podría llegar lejos.

En los últimos minutos de la clase, la gente ya empezaba a recoger sus cosas salvajemente y a levantarse lo más rápido posible para hablar unos con otros. Hasta que el profesor nos mandó callar y dijo:

- Chicos, tengo una noticia para vosotros. -dijo mientras abría una página web en el ordenador para mostrárnoslo.

- Todos los años se suele escoger a dos alumnos de cada clase para que se presenten a un concurso literario, llamado “Jóvenes escritores”. Participáis todo el país y habrá diferentes fases por las que tendréis que pasar. Pero bueno, ya os explicarán allí.

- El caso es que os dejaré este fin de semana para que escribáis una historia vosotros y el lunes me la daréis. Entre todas las historias escogeré a dos y esos seréis los escogidos para presentaros.

En aquel momento yo estaba impactada, ilusionada y nerviosa. Este podría ser mi gran momento para demostrar lo que realmente puedo hacer.

Miraba hacia la derecha y veía a mi amiga igual de ilusionada que yo. En cambio los demás compañeros estaban totalmente desinteresados, no tenían ilusión alguna, les daba bastante igual.

En fin, que este era mi momento, y no podía desaprovecharlo. Tenía que dar lo mejor de mí misma.

Cuando acabó la clase, Valeria y yo nos juntamos para hablar de la noticia y comentarla.

- Valeria tía. ¿Estás igual de ilusionada que yo? -le pregunté entusiasmada.

- ¿¡Que pregunta es esa!? Claro qué estoy ilusionada.

- Alicia tía, por fin tu sueño se puede volver realidad.

- Puede ser, de momento no sabemos a quién va a elegir, puede que no me escojan, así que mejor no nos adelantemos, esforzémonos por hacer esta historia y a ver qué pasa.

- Sí, tienes razón, me parece bien. ¿Que te parece si vamos a mi casa, te quedas a dormir y nos ayudamos la una a la otra a escribir nuestra historia?

- ¡Me encantaría! Primero tengo que preguntar a mis padres y luego te confirmo.

- Perfecto. Pues más tarde me dices.

Mientras salíamos de clase nos encontramos con Idara por el pasillo. Parecía bastante ilusionada.

- Ciao ragazze! Scommetto che cosa vuoi che tu sia altrettanto eccitato quanto lo sono per le notizie del concorso. (¡hola chicas! apuesto lo que queráis a que estáis igual de ilusionadas que yo por la noticia del concurso.)

Yo no sabía Italiano así que no sabía contestarla, en cambio Valeria sí. Así que ella fue la que la contestó.

- Sì, certo! Siamo molto eccitati e desiderosi di iniziare a scrivere, infatti Alicia stava per venire a casa mia a scrivere. Perché non vieni?

(¡Sí, claro! Estamos super emocionadas y con muchas ganas de empezar a escribir, de hecho Alicia iba a venir a mi casa a escribir. ¿Porque no te vienes?)

- Ok, per me va bene, e poi possiamo fare un pigiama party! (¡Vale , me parece bien, y después podemos hacer pijama party!)

- Perfetto, ci vediamo dopo. (Perfecto, pues hasta luego.)

- Hasta luego.- dije yo.

- Hasta luego, nos vemos más tarde.- contestó Valeria.

Después de la charla nos despedimos con un abrazo y cada uno siguió su camino hacia su casa.

HOY LECTORA, MAÑANA ESCRITORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora