—¿Estás nervioso?—cuestionó Alana apretándome contra su pecho.
—Estoy a punto de ser un gato toda mi vida...dime tú sí ese es un buen motivo para estar nervioso—repliqué y ella rio.
—Vamos, Chris. Tú puedes hacerlo...sólo tienes que ser contundente y preciso.—explicó en medio de un suspiro.
—¿Cómo se supone que voy a hablar con ella sí nadie además de ti puede entenderme?—cuestioné y ella me miró un momento.
—Supongo que tendré entonces que hacer de traductor...—inquirió entornando los ojos.
—Por dios, Christopher. Hay tantas películas surrealistas de las cuales puedes tomar ideas para poder comunicarte con Melinda—murmuró—Sólo tienes que decirme algo que solamente Melinda y tú sepan para que ella de verdad crea que eres tú. Ese va a ser el primer gran reto que tendrás que superar...
—Decirlo es tan fácil—me quejé.—Pero tengo que admitir que es una buena idea...
—Y no es poner más presión en ti pero te recuerdo que sólo te quedan un par de horas con cuarenta y cinco minutos, Chris, antes de que el vestigio de Valentine termine ...—comentó en voz baja.
—Gracias por ponerme más nervioso, Alana. De verdad, te lo agradezco mucho...
Pero ella no respondió. En su lugar me ofreció una pequeña risita divertida antes de comenzar a avanzar hasta la puerta principal de la casa de Melinda. Cerré los ojos con fuerza y me acurruqué entre los brazos de Alana mientras ella oprimía el timbre de la puerta de la misma casa que habíamos visitado unas horas antes.
Un par de minutos de espera fueron suficientes antes de que la puerta de la casa se abriera lentamente dejándome apreciar la figura de un sujeto que sólo había visto la noche anterior en la cama con la que se suponía era mi novia. Alana soltó un pequeño jadeo y lo observó un momento.
—Hola—saludó amablemente—¿Está Melinda en casa? Soy...Alana una de sus compañeras de la universidad—anunció lentamente.
—Claro, pasa—respondió él abriéndole la puerta por completo para que pudiésemos pasar.—¡Qué lindo tu gato!—comentó frotando su mano en mi cabeza. Solté un jadeo totalmente ofendido y él rio.—Vamos, no voy a hacerte daño, pequeño...
—¡Dile que quite sus sucias manos de mí, Ali!—reproché y Alana rio.
—No le gusta el contacto físico de extraños, está protestando—anunció apartando la mano del muchacho. Él rio pero no dijo más, simplemente nos dejó pasar.
Cuando volvimos a entrar en la sala, Melinda se encontraba sentada en uno de los sofás contemplando la pantalla de su celular. Alana soltó un pequeño suspiro y automáticamente los ojos de la chica se posaron en nosotros.—¿Melinda...?
—La madre de Chris me llamó hace unos minutos, al parecer ya ha llamado a todos sus amigos y él no aparece por ningún lado. Todas sus cosas están en casa pero no hay ni rastro de él...estoy tan preocupada, Dios...me siento tan culpable...—explicó de inmediato.
—Él está aquí—soltó Alana de golpe y los ojos de Melinda se abrieron de golpe.
—¿Qué?—hizo una pausa—¿En dónde está? ¿Está afuera?
—No. Está...está aquí—le aseguró Alana acariciando mis orejas.
—¿Te volviste loca?—cuestionó la chica con una mezcla se sorpresa, enfado y burla—¡Es un gato, Alana! Por dios...este no es momento para que juegues con algo así, es algo realmente delicado lo que te estoy diciendo...
ESTÁS LEYENDO
¡MAMÁ, SOY UN GATO!|C.V.|Terminada.
Короткий рассказCuando veas un gato negro...tienes que huir en dirección contraria si es que pretendes mantener tu trasero a salvo. ¡De verdad tienes que hacerlo! Corre y sálvate. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ C O R R E G I D A.