Capítulo 20

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Capítulo 20

En la sala de mando, Kate sintió un hormigueo que le recorrió la espalda. Esa alarma no había sonado desde el día del accidente.

—Viene de la zona clausurada —dijo uno de los asistentes. Sin embargo, Kate no se inmutó, estaba congelada ante la situación y aquel recuerdo que apareció en su mente.

—¡Amara! Concéntrate en mi voz —hablaba un Cody muy preocupado, acunando el rostro de la chica en sus manos. —¡Tienes que escucharme!

—Está en un trance de su propio control mental, la habilidad es muy fuerte para ella —dijo Kate con severidad a través del vidrio donde tenían a ambos chicos—, tienen que desactivarla.

—No podemos —dijo uno de asistentes. —Ella misma está bloqueando el acceso.

Los ojos de la chica estaban de un color turbio y, a pesar de las insistentes llamadas de Cody, nada parecía hacer que reaccionara. Sus manos se encontraban fuertemente sujetadas a la camilla y poco a poco comenzaron a crear un pequeño humo caliente. El chico apartó las manos de su rostro, pues el solo hecho de tocar la piel de Amara hacía que le quemara.

—Sáquenlos de allí —ordenó Kate con seriedad, al ver que la situación se le iba de las manos.

Dos de los asistentes entraron a la zona del otro lado del vidrio. —Tienes que irte de acá, órdenes de Kate, sacaremos al prototipo 8.

—No —negó Cody y creó un campo de fuerza apartando a los asistentes de ellos. —Amara, sé que puedes, escúchame —dijo abrazándola, a pesar del ardor que le provocaba tocar su piel—, por favor, no me falles.

La chica pareció reaccionar con las palabras de Cody, su respiración se volvió agitada y pequeñas lágrimas calientes comenzaron a bajar por su rostro. —No puedo, lo siento —dijo con voz temblorosa.

El chico la miró confundido y tuvo que apartarse de ella cuando no pudo aguantar más el calor que su cuerpo emanaba. —No; sí puedes, lograremos superar juntos la prueba—. Trató de hipnotizarla con su control mental para calmarla, pero esto no sucedió, sino que empeoró la situación.

—¡No! —gritó Amara junto con un sollozo—siempre haces lo mismo, no confías en mí y me controlas —lo alejó de ella con su telequinesis, haciendo que este se golpeara con el campo de fuerza. —Ya no quiero hacerlo más.

Las paredes del lugar comenzaron a agrietarse y de ellas salían fluidos ardientes parecidos a lava volcánica.

Cody se levantó sintiendo el bochorno que producía la situación. Los ojos de la Amara se tornaron de un color más profundo, de modo que ya ni siquiera parecían azules, sino negros.

—¡No dejes que tu poder te controle! —gritó el chico, acercándose a ella. Si ella no pensaba hacerle caso, él la obligaría.

Los ojos de Cody se volvieron más oscuros, pero no tanto como los de ella. Trató de entrar en su mente usando toda la fuerza mental que él tenía; sin embargo, eso no bastó.

El chico comenzó a sudar tanto por la fuerza que utilizaba como por el calor que emanaba de la chica.

La respiración de ambos se volvió agitada, los dos estaban cansados a tope máximo, pero en ese momento Amara era más fuerte que él.

Una alarma comenzó a sonar en cuanto el vidrio que los separaba se quebró ante la presión que ambos ejercían.

Todos los asistentes huyeron y la única que quedo allí fue la señora Kate.

—Tenemos que irnos —le dijo Roger.

—No, no los voy a dejar—dijo manejando varios archivos en los computadores que aún continuaban funcionando.

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