Prefacio

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Hace más de un siglo...

–Confío en ustedes Red Lucky. Salven al maestro Fu, ya que yo no pude.

–Espera...

–¡Sombra, ven a mí!

Frente a los sorprendidos ojos de los superhéroes un manto oscuro envolvió a la chica de cabello negro y segundos después, un gigantesco lobo apareció en su lugar. Antes de que Red Lucky o Kuro Neko pudieran reaccionar, se lanzó al ataque, directo al corazón del ente, cuya destrucción había sido imposible a manos de ellos.

La impotencia se apoderó de la heroína, si ella fuera más fuerte y valiente, entonces la otra no tendría que sacrificarse para traer de vuelta al guardián, si tan sólo...

–Lucky, no es tiempo de flaquear, respetemos sus deseos –el gato negro, con lágrimas en los ojos, se preparó para cumplir las instrucciones dadas por la loba, que a esas alturas ya estaba desgarrando la coraza externa del monstruo principal, tratando de adentrarse a lo más profundo antes de inmolarse–. Recupera su miraculous, yo rescataré al maestro. No podemos fallar.

Como siempre, su compañero de batallas tenía toda la razón, por algo lideraba cada una de las misiones, sin él, seguramente ella nunca hubiera tenido la fuerza suficiente para enfrentarse a los malos, por eso lo amaba tanto... lástima que nunca sería correspondida; el amor del felino acababa de lanzarse a la boca del infierno, dispuesta a morir por ellos, dejándolo viudo sin saberlo. Era cruel. Él jamás sabría quién se escondía detrás del traje negro, no conocería el verdadero nombre de su amada ni podría regalarle el collar que juntos compraron la semana pasada, todo se terminó sin siquiera haber empezado...

–¡LUCKY, ES HORA!

Al mirar hacía el frente vio a la bestia quejarse mientras se hinchaba, la explosión no tardaría y sin duda, el enemigo estaría listo para saltar por la joya que resguardaba tal poder destructivo e inagotable. No lo permitiría, honraría a sus compañeros recuperando el brazalete. Con la caja especial en mano y el yoyo girando para crear un campo de protección, se acercó tanto como le fue posible al epicentro de la batalla, miró a Kuro Neko para compartir un asentimiento, pues nunca lo vería de nuevo, él huiría con el maestro Fu y ella iría en dirección opuesta, a un destino desconocido y lo último que haría como protectora de Japón, sería devolver los aretes al momento de su muerte.

–Hasta otra, Red Lucky –se despidió su minino adorado.

Una luz cegadora cubrió el cielo de Tokyo, seguido de un escalofríante chillido mezclado con la voz de una mujer, por unos segundos, mientras todo volaba en pedazos, la catarina alcanzó a ver la silueta de Black Wolf –su cara miraba hacia el cielo y sus extremidades estaban extendidas hacia atrás, rodeadas de fuego blanco, el mismo que brotaba del centro de su corazón–, entonces, todo desapareció.

El héroe se adentro en la luz para salvar a su guía, ella y su enemigo para tomar el objeto más peligroso en la tierra, los tres aturdidos por el impacto. Luego ella huyó, corrió tan rápido como pudo para alejarse de ahí, con ayuda de Sweet Bee, llegó al mar y se fue.

Nadie en Japón volvió a ver a sus héroes.

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Bueno, antes que nada, gracias por darle una oportunidad al ficc. Quiero que sepan que ante todo, LadyBug y ChatNoir se quedarán juntos, sí o sí, a pesar de las dificultades.

Esta escena es algo que ocurrió hace cien años, por eso él nombre de los héroes son Red Lucky (suerte roja, en alusión al significado de las mariquitas en Francia), Kuro Neko (gato negro en japonés, sí, no se me ocurrió nada más) y Sweet Bee (abeja dulce o algo así); como saben, cada portador escoge su propio nombre, el de los anteriores a nuestros amados Lady Bug y Chat Noir (que aquí tienen dieciocho) eran estos, además, en vez de proteger París, radicaban en Japón.  Así mismo, el personaje Black Wolf es enteramente mío, es todo lo que diré. 

Bienvenidos a esta aventura.

Miraculous: Black Wolf & Chat NoirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora