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Desde la aparición de Hawk Mouth los parisinos habían experimentado una serie de eventos difíciles de creer para el resto del mundo, pero de un modo u otro aprendieron a lidiar con la presencia de enemigos extraños sin cambiar su estilo de vida. ¿Un bebé gigante aterrorizaba a la gente? Lady Bug y Chat Noir lo resolverían; ¿su apariencia era deformada por un horrible vestido rosa?, los héroes regresarían todo a la normalidad. No había de qué preocuparse. Uno pensaría que nada podría sorprender a la ciudad del amor, pero no era así, sus habitantes eran muy receptivos ante cualquier noticia, sobre todo aquellas que incluían celebridades.

Esa mañana al entrar a la escuela Marinette tuvo la sensación de estar viviendo un dejavú. Todos sus compañeros se movían como hormigas de un lado a otro, revisaban sus teléfonos y soltaban gritos emocionados cada poco; incluso su mejor amiga, Alya, texteaba rápidamente sin dejar de prestarle atención a Rosita.

–Marinette, que bueno que llegas. ¿A que no te imaginas quién va a avenir a nuestra escuela?

Cerca de ahí, unos chicos pasaron y alcanzó a escuchar parte de su conversación: "Muero por conocerla, escuché que es amiga del mismísimo Jake Burton"; "Yo quiero preguntarle si realmente descendió a toda velocidad por la parte más escarpada de las Rocallosas"...

–¿Supongo que alguien especial? –la heroína no pudo evitar pensar en Lila, aquella mentirosa que intentó engatusar a Adrien... Ahí iba de nuevo, a pensar en el rubio, ¿acaso no podía olvidarse de él por unos segundos?

–¡SÍ! –chilló Rosita–. Alix asegura haberla visto ayer, cuando vino a inscribirse.

–¿De quién hablan?

–Ay, Marinette, ¿nunca ves las noticias? –la molestó la morena.

–¿Cómo que de quién? ¡Pues de la única e inigualable Blake Wolfang! –proclamó alguien a sus espaldas. Al volverse vio a Alix, su atlética compañera, quien lucía emocionada como un niño en navidad.

Estaba a punto de preguntar más sobre el asunto cuando notó lo tarde que era para ir a su clase, se excusó cómo pudo y llegó al aula de arte, dónde Nathaniel, Juleka y algunos más conversaban sobre lo mismo. Afortunadamente su previsora amiga le envío un artículo por internet, para que se pusiera en onda con los demás y dado que el profesor solía ser una de las personas más relajadas que jamás había conocido, aprovecho el tiempo para leer.

Blake Wolfang era una celebridad admirada por los fanáticos del snowboarding, especialmente en la rama femenil. Se ganó el respeto del público gracias a sus increíbles maniobras, así como por la pasión y la devoción hacia el deporte, pero su fama se debía a una cosa: era mujer.

Ese hecho sacudió a medio mundo, después de negarse a dar entrevistas en público, por fin, durante los últimos Juegos Olímpicos de invierno mostró su cara. Ahí, en la cima del podio donde iba a recibir la medalla de oro –tras romper por mucho el record anterior–, fue "forzada" a quitarse el casco y los lentes que usualmente protegían su identidad, sorprendiendo a los presentes: una chica, de escasos dieciocho años, lideraba la categoría masculina, era algo inaudito y para muchos, imposible de creer. El escándalo que siguió a esa revelación recorrió en segundos todos los canales de noticias, levantando a su paso gritos de aprobación o rechazo, pues si bien, la joven rompió las reglas al mentir para concursar en una sección que no le correspondía durante años, nadie podía negar la perfección de su técnica ni el talento nato en ella; sin embargo, debía recibir un castigo, negarle el galardón sería lo más lógico al no ser un hombre, pero hacer eso levantaría protestas en los medios y en las redes, se vería sexista, no obstante, dársela era un insulto para los competidores masculinos e invitaría a muchos jóvenes participantes a hacer lo mismo. Al final, tras meses de deliberación, le fue permitido quedarse con la presea, pero fue suspendida, le prohibieron presentarse nuevamente en una competencia oficial durante los próximos cinco años, de romper las reglas, sería expulsada para siempre del gremio; además, todas sus marcas fueron borradas.

No obstante, su desafío a las convenciones deportivas desató el hambre de la farándula, miles de programas y revistas querían hablar con ella, pero nunca recibían una respuesta a sus demandantes invitaciones; como buenos buitres entrenados decidieron perseguirla a todos lados, especialmente en las presentaciones amateurs del deporte, donde todavía era bien recibida. Meses atrás Nadja Chamack no dudó en colarse entre los fanáticos para acosarla cuando supo que haría una participación estelar en un torneo llevado a cabo en Chamonix, Alta Seboya, como invitada especial, así se enteró que pronto se mudaría de forma más o menos permanente a París, dónde su padre –un diplomático influyente según la reportera– empezaría a laborar como embajador de Estados Unidos. Estaba de más decir que la información de la mujer bien podrían ser cuentos, pero Alix, admiradora devota de la campeona, juraba haberla visto en persona accidentalmente el día anterior; ese rumor atrajo a la prensa y caldeó el ambiente estudiantil. Todos morían por conocerla.

Al final del día, en la clase de inglés, Alya, Juleka, Nino, Sabrina, Nathaniel y Alix, estaban desesperados porque nadie la había visto, por eso, cuando la profesora anunció que tendrían una nueva compañera, todos sacaron sus celulares dispuestos a obtener la mejor toma para compartirla en Instagram, pero se llevaron una gran decepción.

La chica que se paró frente a ellos, a petición de su tutora, era todo menos una gran atleta.

Miraculous: Black Wolf & Chat NoirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora