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Adrien Agreste era considerado el chico perfecto: guapo, adinerado, inteligente y un caballero, a ojos de todas las personas él era un sueño, la meta, el trofeo al final de la carrera. Pero nadie lo conocía, era invisible para todos, incluso siendo Chat Noir era un cero a la izquierda, Ladybug nunca se fijó en él ni aceptó su sincero y tierno afecto, jamás lo vio de la misma forma que él a ella; el resto del mundo veía a un superhéroe osado, un gato coqueto enfundado en látex, pero eso era todo, si bien, morían por saber su identidad secreta. Nadie se preocupaba por sus sentimientos, nadie excepto Marinette.

Cuando se conocieron, fue con el pie izquierdo, ella lo consideró un bravucón y le tuvo miedo, a pesar de que él le explicó la situación y trató de borrar esa primera impresión siendo gentil al ofrecerle su paraguas, pero tristemente siguió asustándola durante mucho tiempo, tanto que siempre que trataba de hablar con ella ésta enmudecía o decía cosas sin sentido debido al pánico, eso lo entristecía, pues realmente quería conocerla mejor, estaba seguro que de no haber sido por el chicle de Chloé, ellos hubieran sido muy buenos amigos, pero era tanto el estrés que le causaba que no podía estar cerca sin que ella actuara extraño.

Con el paso del tiempo y el uso constante de la máscara de Chat Noir, pudo comprobar que efectivamente, ella tenía una corazón bondadoso –aunque ya lo sabía debido a los pequeños detalles que tenía con él, a pesar de temerle–, gracias al disfraz pudo conocerla mejor y disfrutar de la auténtica sonrisa que tenía para todos menos para Adrien Agreste, ósea, él. Era triste, pero mientras Ladybug rechazaba al gato enmascarado, la chica lo aceptaba, pero no cuando iba por ahí sin orejas y cola, entonces se alejaba y la dama enmascarada lo trataba bien, incluso parecía babear por él como el resto de sus compañeras y todo Francia, situación que lo hizo mantener las esperanzas con ella, creyendo ingenuamente que si lo quería siendo una cara bonita, podría amarlo con más razón siendo el felino que se jugaba la vida por ella –se negaba a creer que fuera tan superficial como el resto, su lady no podía ser de ésas–, pero su cortejo fue en vano, para la catarina sólo existía su misión, su destino que era proteger París y a los inocentes, no creía en el amor y mucho menos en la profundidad de sus sentimientos por ella a pesar de no conocer su lado civil. Finalmente tuvo que resignarse a no ser amado, entonces Marinette, la chica que se sentaba detrás de él en sus clases, brilló con una nueva luz, justo cuando confesó que la quería como una hermana. Solito se puso en la misma situación de antes, trató de corregir esa afirmación pero el tiempo se le escapó entre las garras, casi no la veía y cuando lo hacía, todos sus detalles eran malinterpretados, quizá debido a eso empezó a rondarla por las noches –único momento en que tenía libertad, pues siempre estaba ocupado, ni siquiera podía pelear contra los malos, pero extrañamente eso no lo alteraba como antes, su compañera ahora contaba con la ayuda de los demás–; aprovechaba la oscuridad para moverse libremente por los tejados, cuando toda la ciudad dormía, él dedicaba una hora para contemplar a la chica con quien deseaba experimentar cada una de las facetas del amor que hasta entonces le habían sido negadas.

Plagg enfurecía por no usar sus poderes correctamente, pero el pequeño kwami no entendía nada del romance, si no comprendió la tristeza que le ocasionó la muerte de sus esperanzas con respecto a Bugaboo, mucho menos entendería la intensidad de sus sentimientos hacia la joven que vigilaba como un acosador, misma a la que no podía decirle nada por miedo a ser rechazado una segunda vez –además, gracias a su torpeza, ella lo veía como un hermano, la mejor prueba era que las fotografías que antaño adornaban las paredes de su habitación ya no estaban, habían sido sustituidas por figurines y posters de bandas musicales–, lo peor, era que ni siquiera con su flamante traje gatuno podía hablarle, porque tendría que explicar su ausencia en las batallas –todo mundo cuestionaba su presencia extinta al lado de la heroína colorada– y eso lo estaba matando, anhelaba tanto estar a su lado...

Cuando la vio despertar asustada quiso entrar al dormitorio para darle tranquilidad y arrullarla, se veía tan frágil, pero espero afuera, soportó el frío hasta que la vio acostarse de nuevo. A los pocos minutos su lenta respiración le hizo saber que dormía nuevamente, con pesar se despidió lanzándole un beso con la mano.

Una vez dentro de su jaula dorada pensó en Marinette y en Nino diciéndole que no perdiera las esperanzas, pero la imagen de Luka hablando con ella se atravesó en su cabeza. Enfurruñado se envolvió en las mantas, esperando no volver a soñar con el lobo negro de ojos azul eléctrico que lo acosaba cada noche mientras bajaba la guardia. No quería admitirlo, pero le asustaba ver al animal mirándolo fijamente.

Cuando Adrien Agreste concilió el sueño, un pequeño kwami verde despertó asustado y corrió a buscar al maestro Fu.

Miraculous: Black Wolf & Chat NoirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora