La persona que sus ojos reflejaban

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-Me encantan tus ojos, son tan verdes y dicen la verdad sobre la persona a la que reflejan

Dijo ella mientras sonreía.

-Eres guapa y cariñosa, ¿cómo has podido llegar a este estado?

Añadió mientras acariciaba su brazo con miles de pulseras.

-¿Sabes que me gusta el sonido de mi dedo por tus pulseras? Pero no me gusta la razón por la que tienes pulseras.

Dijo levantando un par de pulseras con el dedo dejando ver cicatrices de cortes mientras miraba sus ojos fijamente.

-Uno, dos, tres, cuatro...

Comenzó lentamente a contar.

-Puede significar muchas cosas, las personas que te despreciaban, tus romances, tus lindas pecas que se hacen aún más bonitas cuando sonríes y que haces que yo también me ponga a sonreír...

Ambas esbozaron una pequeña sonrisa.

-Pero no, lo que estoy contando serán las veces que te mires al espejo y te digas lo perfecta que eres, que las opiniones de los demás, sean buenas o malas te darán igual y tú seguirás con esa sonrisa que me vuelve loca.

-¡No voy a poder!

Gritó ella violentamente.

-Lo intentaré y me esforzaré, pero no podré porque me daré por vencida, no soy lo suficientemente fuerte, y tú tampoco lo eres, eres una cría de mierda que aparenta ser algo que no es, ¿feliz? No eres feliz y nunca lo has sido.

-Cállate por favor, sabes que acabarás mal si sigues así.

Dijo mientras sus ojos comenzaban a llorar.

-las caretas no duran eternamente Judith, date cuenta de una puta vez.
No eres nada, eres débil, mírate, ya estás llorando y sólo acabo de comenzar, al final de todo esto no quedará nada de ti.

 No eres nada, eres débil, mírate, ya estás llorando y sólo acabo de comenzar, al final de todo esto no quedará nada de ti

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-¡Vete ya! No te quiero, te odio, te odio y te quiero pero lejos de mi cabeza, vete y no vuelvas más estúpida gilipollas...

Y de la nada soltó un puñetazo hacia la persona que le había dicho toda esa mierda...

Y de la nada soltó un puñetazo hacia la persona que le había dicho toda esa mierda

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Pasaron los segundos y del silencio brotó un leve goteo, era sangre.

Apartó el puño del espejo provocando el ruido de cristales cayendo y empezó a llorar comprendiendo que su peor enemigo siempre ha sido ella misma hasta que cayó rendida al suelo

Mil batallas internas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora