Cap 1. Rainbow

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Las noches pueden ser muy largas y oscuras, tal oscuridad suprime los temores y analiza los anhelos, corta las venas y destroza los huesos, el olor a pólvora y la calcinación de piel humana se presenta en una sola bocanada, pues cuando te das cuenta, eres uno más

Akutagawa Ryunosuke fue descuidado, recordaba una y otra vez las palabras de Dazai "Eres lento, tu enemigo no se detendrá" por fanfarronear recibió un golpe directo, y aun que logró salir del lugar estaba demasiado mal herido, la lluvia cubría sus pasos pero... ¿Qué cubriría su cuerpo moribundo? Llego hasta un callejón, creyendo que su cuerpo podría esconder, sin poder más se deslizo por la pared de metal de aquel enorme callejón, no iba a ser encontrado en aquella noche pero él tenía la vista perfecta desde el fondo, la había oscura, el sonido del agua chocando con la proa, olor a alagas, nunca había sentido tanto alivio de tanta humedad, no tosía, no sentía, ese era... El final del perro mafioso

...

Abrió los ojos ligeramente y por primera vez vio una luz clara - ¿estoy muerto? – Se preguntó así mismo, - si lo estuviera debería hacer calor y no vería una luz – se quejó recordando sus múltiples pecados y las palabras del monje que una vez intento matar, auto llamándose "Diablo" en aquel ocasión, solo el pensarlo le daba risa, seguramente esa era su condena por toda una vida

― ¿despertaste? – escucho una voz, y giro ligeramente su cabeza, logró ver una silueta, era blanca y parecía cálida

― ¿eres un ángel? – preguntó Akutagawa incrédulo

― ¿E-eh? – escucho una vez más aquella voz – no, solo te encontré ¿Cómo te sientes?

― ¿Encontrarme? – pregunto el mafioso para cerrar sus ojos

Recordó la noche anterior: donde se creía muerto, recordó llegar al callejón, entonces, logró recordar. Cuando se sentía a morir y comenzaba a sentir el helado abrazo de su querida amiga "muerte", lo vio llegar, el fastidioso hombre tigre de la Agencia Armada de Detectives, escucho varios pasos, imaginando que iban a la escena de su crimen, pero aquel chico se detuvo en el callejón, llego hasta a él para cubrirlo y aún recuerda su llamado

― ¿Akutagawa? – preguntó mirando – hey Akutagawa, no puedes morir, tienes que cumplirme tu promesa – pedía el albino – ¡Akutagawa! – gritaba desesperado, el mafioso sonrió y solo cayo dormido

...

― ¿tú me rescataste? – pregunto el azabache volviendo a abrir los ojos y esta vez mirándolo mejor, no era una luz, no era el cielo, no era el infierno, no era un ángel, solo era un chico– Jinko

― Sí, no podía dejarte allí – hablo el albino

― Dazai-san ¿sabe?

― No, te traje a escondidas, es un edificio abandonado, lo lamento, no tenía donde más llevarte

Akutagawa se levantó ligeramente y diviso bien el lugar, estaba recostado en un viejo colchón que apestaba a alcohol quirúrgico, y logró divisar que su torso estaba desnudo – mis cosas – hablo molesto

― Ah, tuve que quitarlo para curar

― Mis cosas – repitió molesto

― S-Si – respondió el albino levantándose

El mafioso sostuvo su rostro en su mano ¿Qué tan humillante había sido eso? ¿Por qué no murió antes de ser encontrado por el detective más despreciable?

Atsushi había regresado con la camisa y la gabardina del mafioso, Akutagawa no le llamo tanto la camisa, tomo la gabardina de inmediato y se la coloco

My  Cure - Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora