— Bebé, estoy a punto de coger el avión… — Murmuré al teléfono mientras caminaba de un lado a otro por el aeropuerto con mis maletas. Al otro lado de la línea se encontraba mi novia, con la que llevaba saliendo un par de semanas. Mi corazón latía a mil por hora, no todos los días conoces a una persona por Internet y unos meses después puedes conocerla en persona.
—¡Iré a buscarte al aeropuerto! — Gritó mi novia entusiasmada. Ahora mismo…no sabría decir quién esta mas emocionado de los dos.
Unos segundos después, los megáfonos anunciaron que ya era la hora de volar. Cogí mis maletas rápidamente y después de facturar, me senté en mi asiento correspondiente en el avión. El avión comenzó a despegar, justo en el momento en que cogí mi iPod y mis cascos. Comenzando a escuchar una canción de Taylor Swift. I Almost Do.
Salí rápidamente del avión, cogiendo mis maletas y dirigiéndome hacia la puerta del aeropuerto corriendo. Cuando por fin salí después de una larga carrera, me encontré a una chica pelirroja, bajita, de ojos oscuros y una amplia y hermosa sonrisa. Me acerqué a esta, esbozando una leve sonrisa al verla correr hacía mi. Abrí los brazos, esperándola hasta que sentí como esta rodeaba mi cintura fuertemente, apoyando su mejilla sobre mi pecho. Pasé las yemas de mis dedos por sus mejillas, acariciándolas dulcemente, susurrando cerca de sus labios.
— No sabía que me sentiría tan bien al abrazarte, bebé. — Ella sonrió. Lentamente, me acerqué a sus labios, rozando estos con ternura. Después, los besé, esbozando una amplia sonrisa. Natalie me agarró levemente de la camiseta, atrayéndome hacia ella, hasta poder ladear mi cabeza para mordisquear su labio inferior.
Cuando esta consiguió separarse de mis labios, me arrastró hasta su coche cogiéndome de la mano, ayudándome con las maletas. Al soltar mi mano, Natalie cogió una de mis maletas en el intento de meterlas en el maletero. Solté una leve carcajada al verla hacer tanta fuerza para una maleta tan sumamente pequeña. Me acerqué lentamente a ella, agarrando la maleta e introduciéndola en el maletero, haciendo lo mismo con la otra.
Unos minutos después cuando todo mi equipaje estuvo guardado en el gran maletero del coche de Natalie, me senté en el asiento del copiloto. Natalie arrancó el coche, comenzando a hablarme de su sueño por ir a Italia. Le dí vueltas durante todo el trayecto a la idea de conseguir que el sueño de mi novia se hiciera realidad. Al fin y al cabo, su felicidad era lo que más me importaba desde hacía 7 meses.
Natalie aparcó delante de un gran restaurante. Al salir del coche, Natalie llegó corriendo hacía mi, abrazándose dulcemente a mi brazo. Giré la cabeza durante unos segundos, sonriendo de lado, depositando un pequeño beso en su mejilla y caminando lentamente hacia la entrada del restaurante.
— ¿Contento? — Preguntó Natalie saliendo de aquel enorme restaurante. Yo, asentí, girando la cabeza para mirarla con una enorme sonrisa, sentándome de nuevo en el asiento del copiloto. Ella arrancó el coche y se dirigió hasta la que parecía ser su casa.
Cuando llegamos, Natalie dejó que sacara mis maletas de su maletero, llevando ambas hasta su casa. Cuando entramos las dejé en la que sería, mi respectiva habitación hasta que volviera a España, comenzando a deshacerlas.
Cuando la habitación estuvo completa por mis cosas, salí de ella, encontrándome de nuevo a Natalie sentada en el sofá, haciéndome una señal para que me sentara a su lado. Me acerqué caminando rápidamente, hasta sentarme, girando la cabeza para observar lo que esta estaba buscando en su portátil.
— Nos vamos a Roma, mañana mismo. Compraré billetes para el primer vuelo que salga. — Dijo ella, sin apartar la vista de la pantalla del portátil. Cuando acabó de comprar los billetes, dejó su portátil en una pequeña mesa que se encontraba en frente de nosotros, volviendo después hacia el sofá, sentándose sobre mi regazo. Acercó de nuevo sus labios, hasta rozar los míos, depositando un tierno beso sobre ellos. — Ashton, te quiero. — Susurró sobre mis labios, acariciando mi nuca con las yemas de sus dedos.
— Y yo a ti, muchísimo. Pero debo irme a dormir, estoy muy cansado del viaje y todo eso. — Dije levantándome rápidamente del sofá. — Buenas noches, bebé. Descansa. — Le susurré en su oído, besando su frente tiernamente. Unos segundos después, caminé hacía mi habitación, oyendo el pequeño suspiro de enfado de Natalie.