Capítulo IX

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Narra Damián

Ella es frágil, sensible, tan dulce, tan ella.

Desearía que esos  ojos tan hermosos como el mismo cielo  nunca lloraran,  que  nunca derramaran una lagrima de dolor.

Pero no puedo hacer nada, no puedo parar su sufrimiento, su dolor,  su confusión.

Confusión  que  yo puedo aclarar, ¿ pero cómo hacerlo? , ella me odiaria, no confiaría en mí, hasta pensaría que  yo también soy culpable, cuando  fui  el único que se interpuso.
Y es que como decirle que su madre, su abuela y todas su familia , fueron acesinadas, masacradas de la peor manera, que no tuvieron ni una pizca de piedad, que  no pensaron en  que eran inocentes, en   que no tenían culpa de nada.

Como decirle que todo su linaje fue exterminado  y más que  eso, que soy el hijo de la persona que le ocasionó tanto daño.

Que el  culpable de todo,  de su sufrimiento, de cada  día de duda, de sentirse diferente  ante los demás, de que éste Solá. 
solo  es culpa de un  solo ser , y ese ser... es mí padre.

Pero detesto esto, detesto que ella sufra, detesto que tenga tanto dolor, que un alma tan  pura como la de ella se llene de rencor, de  resentimientos, de sed de venganza, no quiero que se corrompa, que se convierta en un ser déspotas, un ser sin piedad.

Y es que no lo permitiré, no permitiré que mi padre   la  destrulla. No permitiré que se convierta en un ser oscuro,    no permitiré... que se convierta en  él...

  Estoy a su lado  acariciando su  larga melena,  es  de color blanco y  cubre toda su espalda,  una característica que   la hace mas fácil  de identificar.

 Ella  llora   como creo que jamás  en su vida  ha llorado.    Se encuentra abrazando  sus piernas , con la cabeza inclinada hacia abajo. Ha  mantenido esa posición   desde que supo que su familia está  muerta.

Intento tranquilizarla, pero se que no lo lograré ,  hasta que se  desahogue, porque siento sus sentimentos, el peso que siente sobre sus hombro, lo solá y desamparada   que creé que está y no la juzgó   porque de ser yo quién  estuviera  en su lugar, estaría igual o peor que ella.

Pero también confía en mis palabras  y eso es suficiente para mí...

Ha  pasado un buen rato, johan  salió  en  busca de   frutas o algún alimento, pero se que no encontrara nada, simplemente lo  utilizó de escusa para  dejarnos solos.

Le agradesco mentalmente. Y me dirijo hacía ella.

- Aileen.  Utilizo la voz mas suave y tranquilizadora, sólo quiero mostrarle  que no esta Solá.
- Aileen necesito que te repongas, sí, ya casi es de noche.  -Ella me escucha,  levanta su cabeza y se gira hacía mí  ,  toda su cara esta roja al igual que sus hermoso ojos,  ella me mira y sus palabras me  dejan mas aturdido  de lo que ya estaba.

- Ya se de dónde te conosco. Ya se dónde he visto esos hermoso ojos esmeralda.  -No  se si lo pensó o lo dijo en voz alta, pero se  a  avergonzado de sus palabras, su  hermosa cara se torno más roja  de lo que ya lo estaba, sus ojos se abren como plato al notar lo ha dicho y con vergüenza  tapa su cara con ambas manos.

- No  es que me gusten ni nada... solo que .. son bonitos... bueno solo quiero que sepas que ya se quién eres.

Se que estaba nerviosa se notaba en el tis nervioso  que tenía  sus pies, no paraba  de moverlos y   de tocarlos repetidamente  con sus manos, claro además de sus paradas en cada palabra.

  No se que decirle,  sí me recuerda sera lo mejor que me ha pasado hasta ahora. Por que siempre pense que solo sería algo fugaz en su vida. Y  es que es imposible que lo pudiera recordar , aunque con su poder   para ella nada es imposible.

El Alma Gemela  de Un Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora