IV Martes ☆

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-"¿Qué son estás horas de llegar?" Preguntó mi padre una vez llegué a la casa. Primera vez que no apesta a alcohol.

  -" No te importa," iba a seguir directo a mi habitación hasta que él se posicionó enfrente de mí observandome serio.

  -" Eres un mocoso malcriado. Al menos limpia el charco que estás dejando," rodé los ojos cansado. Hoy el día estuvo bastante lluvioso pero aún así eso no me impidió a seguir buscándolo, tenía la esperanza de encontrarlo. Seguí directo a mi habitación y me lancé a la cama sin siquiera haber prendido la lámpara o haber cerrado la puerta de la habitación.

  -" Mi amor, te extraño demasiado... No es lo mismo sin ti," fue el mensaje de voz que le dejé. Desde ayer me he dado cuenta que lee y escucha cada uno de mis mensajes mas no los contesta.

  -"Te dije que limpiará lo que has hecho," y tal parece que mi padre no dejará de joder. Gruñí cansado y me levanté.

  -" Déjame en paz," cerré la puerta de un portazo, ¿qué estaba frente a la puerta? No me interesa. Volví a lanzarme boca abajo a la cama viendo la hora en mi celular: tres y cuarenta, y seis de la madrugada. Marqué a su número llamándolo.  La luz del pasillo iluminó mi habitación y con eso me di cuenta que mi padre había abierto la puerta. "Largo," le dije aún observando mi celular por si de casualidad me contestaba.

Mi corazón dio un brinco cuando sentí el cuerpo de mi padre encima mío. Su respiración la sentía en mi oído y con una de sus manos acariciaba uno de mis glúteos. Comencé a sentir como la falta de aire me paralizaba, sin embargo traté de tranquilizarme. Ya no soy el mismo niño tonto de antes que se dejaba hacer lo que él quisiera.

  -" Alejate de encima de mí, asqueroso," susurré entre dientes. Mi tono de voz fue amanezante que hasta yo mismo me sorprendí cuando la verdad es que estaba asustado.

  - " Vamos Daniel, complace a papi." Mi respiración se volvió aún más entrecortada cuando sentí como trataba de quitarse el pantalón aún él estando recostado sobre mí.  Sin perder tiempo traté de girarme pero su peso me lo impidé.

¿Por qué? ¿Por qué otra vez? Si mi madre hubiera sabido quizás ella no me hubiera dejado en manos de ese imbécil, quizás... todo hubiera sido diferente. He tratado de ignorar lo que sucedió hace años, seguir una vida normal, ser alguien normal. Intentó, intentó e intentó de arreglar algo que no rompí pero fue él quién me destruyó la vida.

  -"Viejo puerco, no te tocaría ni aunque fueras el último hombre de este mundo," gruñí y sin poderlo evitar las lágrimas comenzaron a bajarme. No puedo creerlo, no otra vez. Con una de mis manos alcancé la lámpara de la mesita de estar y con eso lo golpeé como pude pues estaba de espalda y a pesar de qué pude girarme un poco no es lo mismo. Él ya era viejo, y yo no era ya un niño, nuestras fuerzas ahora no son las mismas al pasado.

Él cayó al suelo y antes de que se levantará volví a golpearlo con la lámpara en la cabeza rompiéndose al instante. Se llevó ambas manos a la cabeza viéndose sangre y salió gruñendo. Me levanté corriendo y le puse pestillo a la puerta. Cogí mi celular y vi que aún estaba en la grabadora de mensajes de voz. Rápidamente enganché y puse la linterna alumbrando la habitación.

Nadie se preocupará por mí porque la única persona que dijo que no me dejaría solo me abandonó...

Moriré sin alguien quién lloré por mí, porque a nadie le interesó, nadie quiere a un sucio y asqueroso chico como yo, ¿cierto? Tomé asiento a un lado de la cama en el suelo, con la linterna alumbré la puerta por si se le ocurría volver. ¿Cómo sería ser amado? Tener una familia que te quiera y amigos que de verdad sepan tu pasado, y aún así te acepten. ¿Es acaso eso posible? Me llevé una mano al pecho tratando de qué el dolor desapareciera pese a eso no desaparecía, al contrario se volvía aún más intenso.

Solo mío (OngNiel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora