Prologo

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Fue una mañana como la de todas, me levante adormilado, me senté en mi cama tranquilamente mientras intentaba reaccionar. Me pare tranquilamente mientras me dirigía a la cocina, calenté agua en la tetera, me paseaba en la casa en ropa interior, en la espera del agua me fui a tomar una ducha.
Al salir del baño me dirigía la cocina a hacerme un café, mientras encendía un cigarro me empecé a vestir tranquilamente. Ya vestido, vi la hora con el café en una mano y el cigarro en la boca, casi me ahogo al darme cuenta que ya eran las 7:30 am, tomé mi mochila y saliendo de casa lo más rápido que pude para no llegar tarde a la escuela.

Tuve suerte de llegar a tiempo, pase por la puerta de entrada silenciosamente, caminando por el pasillo tranquilamente los ojos curiosos de las personas que me veían me molestaban, hasta que me saludaron.

Buenos días, Jack -me sonrieron tranquilamente un grupo de chicas-

Buenos días, chicas -mostré una sonrisa, según mi punto de vista, totalmente fingida, pero eso basto para que me dejaran de hablar inmediatamente-

Mientras me dirigía al salón de clases seguía saludando a todos con una sonrisa.

Cuando llegue a la puerta de mi salón respire y entre tranquilamente, y como se esperaba, todas mis compañeras pegaron un grito por mi retraso.

Saltaron a mi llegada preocupadas, estaban buscando explicaciones del motivo de mi pequeño retraso y sin pensarlo inventé mi escusa.

Y pues como empiezo –me dirigía a mis compañeras- ayer en la tarde mi tío me pidió que lo ayudará con algunas entregas -estaba dirigiéndome a mi puesto mientras explicaba- y al terminar las entregas -hice una pausa dramática- un grupo de idiotas estaban molestando a mi tío y destrozando su tienda!! -intenté sonar preocupado- obviamente fui en su ayuda... -suspire- al final me quede ayudándole y a sanar sus heridas. - terminé regalandoles una sonrisa tranquilizadora-

Todos los que estaban escuchando con atención mi gran historia, me empezaron a observar, había miradas de preocupación, algunos sonreían, otras eran de alivió.

Y así era mi maldito día, inventando cada cosa para salirme con la mía.

La verdad ya no me importada ese tipo de cosas, solo quería tener una vida tranquila.

La verdad del mentiroso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora